Varios de los invitados mayores, asintieron ante las palabras de Horacio. — Es cierto, es muy comprensible. En cambio, los invitados más jóvenes dudaban de la situación. —¿Cómo es que no sabíamos nada sobre la boda de la señorita Ponce? —Señor Ponce, ¿esto es solo una excusa para tapar el escándalo? —¡Es cierto! ¡También escuché que Paola y Hugo son primos! — Somos parientes lejanos de los Suárez — explicó Horacio mientras reía—. Paola solo lo llama primo por afecto. Como padre, ¿creen que los dejarían estar juntos si fueran parientes cercanos? La multitud pareció creer la explicación de Horacio e incluso los que aún sospechaban decidieron guardar silencio. Al fin y al cabo, se trataba de un asunto familiar de los Ponce y lo más prudente era que los ajenos se mantuvieran al margen. Complacido de ver cómo todos habían aceptado su explicación, Horacio se acercó a Hugo. — A partir de mañana, Hugo se convertirá en mi yerno de manera oficial. Como tal, me gustaría pedir
Por fortuna, Belén intervino para salvarlo. —Señor, lo hemos convocado hoy para descubrir la verdad. Mientras sea honesto, nadie lo enviará a prisión. Belén, con sus ojos gentiles y hermosos, contrastaba con Hugo. El vendedor se tranquilizó de inmediato y asintió con la cabeza a modo de agradecimiento. —¿Recuerda a la señorita Ponce? ¿Compró un vestido negro en su tienda? — preguntó Belén. —Sí. La señorita Ponce es cliente habitual de nuestra tienda y también vip. Hace dos días compré un vestido negro. Lo recuerdo bien porque era una talla menos que la suya acostumbrada. Me dijo que era para una amiga y me pidió que lo enviara directo a la dirección que me entregó. Hice lo que me dijo y no tengo idea de lo que ocurrió después. — Mientras miraba a Hugo, el vendedor agregó—: todo lo que he dicho es la verdad, puede hacerme responsable de eso. —¿Qué tienes para decir ahora, Hugo? — preguntó Belén con las cejas levantadas. Hugo se tomó un momento para ordenar sus pensamie
Paola no se imaginó la bofetada hasta que la sintió sobre su rostro. Una vez más, se encontró tendida en el suelo, viendo estrellas por la fuerza del bofetón. Tan pronto como se recuperó, se dio cuenta de que había sangre goteando de su boca, y para su horror, además de su dolor en su rostro, sintió cómo se le aflojaba un diente. Paola hizo una mueca de dolor mientras se agarraba la cara, mientras miraba con total incredulidad a la persona que acababa de abofetearla. —¿Padre? «¿Estoy viendo cosas?» Mi padre es quien más me quiere, ¿por qué sería tan duro conmigo?». Por desgracia, no se podía negar que Horacio había abofeteado a su hija. Hugo se dirigió rápido hacia Paola y trató de ayudarla a levantarse. Sin embargo, antes de que pudiera extenderle su mano, Paola lo alejó de manera brusca con una patada. —¡Aléjate! ¡No me toques! En la mirada de Paola había tanto desprecio que parecía como si no pudiera esperar para deshacerse de él. Ni siquiera con sus enemigos se había senti
—Tú… Belén estaba furiosa. Sin embargo, sabía que tenía que cumplir con su promesa. Sin más remedio, se bajó del auto bajo la mirada atenta de Daniel. Después, caminó desanimada y lo siguió hasta la mansión. A pesar de lo extravagante que parecía por fuera, Belén se sorprendió al ver que por dentro era sencilla. Las habitaciones estaban pintadas en su mayor parte de color negro. Incluso las paredes tenían azulejos de color oscuro. Una cosa era que los muebles fueran negros y otra que lo sea la tapicería. La sala de estar no tenía nada más que unos pocos muebles. De hecho, el sofá era de un solo cuerpo, lo que hacía que la mansión pareciera extrañamente vacía por dentro. —¿Alguien vive aquí? — Belén no pudo resistirse a preguntar. — Suelo estar aquí cuando no estoy en la residencia de mi madre. — Daniel rezongó antes de responder. «¿Cómo podría ser tan austero con alguien viviendo acá?» Belén se sorprendió. — No me gusta que nadie me moleste. Además, el tener pocos muebles ha
Ana había dicho que los que se alojaban en la mansión «El tesoro dorado» eran adinerados, y que sería su sueño vivir aquí algún día. En poco tiempo, llegaron a la residencia García. Para entonces, Belén estaba casi dormida cuando vio a Daniel concentrado haciendo algo en su tableta. Lo miró y vio que estaba respondiendo un correo electrónico. Por un momento, tuvo sentimientos encontrados. «No sabía, que Daniel solía estar tan ocupado. Aun así, me llevó a la reunión de las élites y a la fiesta de cumpleaños de Paola. Pero, ¿por qué? ¿Qué se le cruzó por la cabeza? ¿Será porque le salvó la vida?». Daniel, quien estaba concentrado en su tableta, de repente levantó la cabeza y entonces cruzaron miradas. A Belén, la agarró desprevenida y sus mejillas se sonrojaron como si hubiera hecho algo malo. —¿Me veo bien? — preguntó bromeando mientras sonreía. El corazón de Belén palpitaba, mientras tosía para romper el hielo. —¡Qué egocéntrico eres! — respondió con desprecio. Al ver su mirada
—Padre, Ana, ambos están equivocados. Lo llamé no porque quisiera evitar la visita del médico, sino por el accidente con el vestido negro. Sospecho que Antonio está metido en esto— exclamó Belén y encogió su hombro mostrando inocencia; en su rostro no había emoción alguna. Luego de escuchar esas palabras, Ana estaba avergonzada. «¡Maldición, Belén se salió con la suya otra vez!». — No deberías dudar tan rápido, Belén— respondió Santiago, luego de atenuar la expresión en su rostro. Al escuchar esas palabras, giró su mirada amenazante a Antonio—. ¿Es verdad lo que dice? —No… No sé nada, señor García— expresó rápido Antonio luego de sentir un escalofrío en su espalda. Para ser honesta, padre, Antonio, fue quien me compró el vestido, y como el talle era muy grande para mí, se lo di Ana, ya que iba a ir a la fiesta de cumpleaños de Paola. Además, al ser del campo, ¿cómo iba a saber que el negro era un color tabú para el señor Ponce? También es comprensible para Ana, quien acababa de
Por reflejos, Santiago miró a Belén, ya que con esta frase, había estado muy cerca de delatarse. Para su alivio, la joven no mostró ninguna reacción en su rostro. «Como en ese momento Belén es mi fuente de ingreso, que sepa que Ana es mi hija biológica, no traería nada bueno para mí». Mientras tanto. Ana no podía creer que hubiera recibido el rechazo de Santiago por acusar a Belén. — Estoy diciendo la verdad, padre... — pronunció atónita mientras abría los ojos con incredulidad. —¡Dilo una vez más si tienes agallas! — después de retarla, Santiago abofeteó a Ana en el rostro. Como resultado, el golpe dejó una marca visible en el rostro de la joven, quien cubrió sus mejillas mientras lágrimas brotaban de sus ojos. —¿P—padre? ¿Por qué...? «¿Por qué papá elige creer en una campesina como Belén el lugar de la hija que crio? ¿Ambas somos sus hijas biológicas?». —¡No me llames padre! ¡No tengo una hija tan sinvergüenza como tú! — reprendió Santiago. Sin embargo, se sentía a
Desconsolado al ver el cadáver de Ana, lágrimas resbalaban por el rostro de Santiago sin control. Al ver al hombre afligido por su hija, los espectadores no pudieron evitar sentirse angustiados. Era casi como si en verdad fuera un padre que lloraba por la muerte de su pequeña. Los empleados se apiñaron alrededor de Santiago y ofrecieron sus condolencias, pero solo Belén comprendió lo que él sentía en realidad. Había gastado un inmenso esfuerzo y dinero para criar a Ana, y era bastante bonita cuando se vestía de manera adecuada. Con su atractivo, sin duda, podía casarse y formar parte de alguna familia rica del distrito imperial. Su muerte repentina era solo un golpe para su plan maestro. Por lo tanto, no estaba afligido por la pérdida de una hija, sino por la de un peón útil. Belén no pensó más en los sentimientos de Santiago, y se limitó a mirar con intensidad la daga en la mano de Ana. De repente, se dio cuenta de que algo no estaba bien. Con sigilo, sacó su teléfono y tomó alg