Capitulo 3.

Capítulo 3.

Levante la cabeza por un momento de los libros y mire el reloj de la pared. No me había dado cuenta de que era tan tarde ya era pasada la madrugada y había estado toda la tarde y la mitad de la noche estudiando y revisando un montón de libros. Cerré los libros y encendí el ordenador, necesitaba enviar cuanto antes la receta herbolaria que acababa de desarrollar para un cliente. Como tenía el puesto más bajo en mi antigua manada, solo me quedaba estudiar las propiedades de las plantas y usarlas para preparar medicinas y ungüentos. Las heridas de los omegas sanan muy lentamente, y personas como nosotros jamás recibiríamos los medicamentos más efectivos.

El cumpleaños de Calen apenas era en unos días y aunque él me había entregado una tarjeta bancaria sin límite, sentía que lo mejor era comprarle un regalo con mi propio dinero. Qué sentido tenía comprarle algo si él mismo lo pagaba.

Cuando terminé me metí directamente a la cama, había sido un día agotador y necesitaba descansar. Cuando los primeros rayos de sol se filtraron por los cristales de mi ventana me tapé la cabeza con las mantas. No me apetecía nada levantarme, tenía mucho sueño y estaba realmente cansada, pero no me quedaba más remedio. Podía escuchar las voces de las criadas encargadas de la limpieza en el pasillo por lo tanto no podía demorar más mi estancia en la cama.

Bajé hasta el comedor y me serví una taza de café bien cargada. Por alguna extraña razón hoy el sueño se estaba apoderando de mí.

Me senté en la mesa y me tomé la taza de café en silencio, era extraño pero hoy no había nadie en el comedor. Cuando termine de tomarme el café, me dirigí hasta la cocina para dejar la taza en el fregadero pero las palabras que escuche de la boca de las criadas me detuvieron de inmediato en la puerta.

—Lo habéis escuchado, es inminente…—

—¿Qué es inminente?

—Pareces tonta, acaso no has escuchado que el Alfa se va a casar.

—¿Y quién es la afortunada?

—De verdad que pareces tonta, es Natasha Abbott la hija del Alfa las montañas. Su matrimonio le otorgará a nuestro Alfa el control de todo el territorio del Norte—.

—¿Entonces esa perra de Every va a ser echada a la calle como basura?

—Una Omega como ella, que solo subió vendiendo su cuerpo, no merece nada. Este lugar nunca fue para alguien como ella.

Todas las sirvientas estallaron en carcajadas maliciosas al instante.

No dije nada, lo único que pude hacer en ese momento fue salir corriendo y subir de nuevo a mi habitación.

Me senté en la cama y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos sin poder evitarlo. Claro ahora todo cobraba sentido aquella mujer que salió con Calen del despacho era ella, “su prometida”. Sabía que este día podría llegar pero lo que no me podía imaginar es que dolería tanto.

Permanecí en mi habitación unos minutos más, me levanté de la cama, limpié las lágrimas de mi rostro.

Abrí la puerta del dormitorio y bajé con decisión en busca de Calen.

Pase al comedor y lo vi allí sentado desayunando tranquilamente.

—¿Te vas a casar? Pregunte temblando.

Calen volteó su cabeza y me miró con indiferencia.

—Si lo voy a hacer, es un buen negocio, las dos manadas salen ganando con nuestra unión—.

Sentí como la cabeza me daba vueltas y por suerte el marco de la puerta estaba cerca y pude recostarme sobre el. Mis piernas fallaban y mi corazón estaba completamente destrozado por aquella declaración.

—¿Y qué pasa conmigo? ¿Qué lugar ocupo yo aquí?

—Nada, no va a pasar nada tu seguirás siendo mi amante —respondió sin ni siquiera levantar la cabeza de su plato para mirarme.

—¡No, claro que no! Yo no voy a ser la tercera en discordia y menos voy a destruir un matrimonio. Así que si vas a casarte es hora de que me rechaces de una vez. —Dije con la voz temblorosa pero armándome de valor por primera vez en toda mi vida.

Calen soltó una risa desdeñosa.

—¿Tú te estás escuchando? O debo recordarte que tú eres quien me perseguiste desde el principio, la que prefirió trabajar como una simple criada para mantenerse a mi lado… —

Calen hizo una pausa para degustar su café. —¿recuerdas quién sedujo a quien durante su primer celo? —añadió de manera arrogante.

—Yo, yo…—

—¡Tú, nada! Piénsatelo bien y si después de pensarlo sigues decidida a marcharte yo no me opondré, total eres una simple Omega y ni siquiera posees un lobo interior—.

Esas palabras me hundieron en el fango, ni siquiera contesté, ni tan siquiera repliqué e hice lo que mejor sé hacer: salir corriendo del comedor y subir a mi dormitorio a llorar.

Pov Calen.

Every salió corriendo del comedor y al final me dejó desayunar tranquilo. Seguro que estaría llorando pero qué más daba si lloraba o no a mí no me interesaban esas tonterías.

—Calen, debo recordarte que ella es tu pareja destinada…—

—¡No me jodas Alexander! Tú también vas a empezar con esas tonterías—.

—No, no es eso a lo que me refiero puedes hacer lo que te dé la gana pero si la rechazas eso te puede perjudicar, un rechazo significa una debilidad…—

—Una vez se le pase el berrinche comprenderá que su vida ya es un sueño ¿Qué Omega tendría una vida como la que yo le ofrezco? Además ella está locamente enamorada de mí, nunca se marchará de mi lado, yo soy lo único que tiene —respondí de manera indiferente.

Alexander me miró fijamente, sabía que quería decirme algo más pero no estaba de humor para escuchar más estupideces. Así que agité una mano y le indiqué que me dejara solo.

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