Capítulo 12. Cuando abrí los ojos, lo primero que pensé fue que estaba soñando. Me costaba distinguir la realidad del recuerdo: el ataque que había sufrido por parte de mi padrastro, la sangre goteando, Calen apareciendo para salvarme de aquel ser inmundo, los gritos, los golpes y aquella maldita sensación de terror emanando por cada poro de mi piel. Parpadeé varias veces, desorientada, hasta que reconocí el entorno. Estaba de vuelta en la manada, me encontraba en mi dormitorio. Y entonces lo vi. Sentado en una silla junto a mi cama, con una carpeta entre las manos, concentrado, como si estuviera revisando documentos importantes. Era él. Era Calen. En ese momento no me atreví a decir su nombre en voz alta, por miedo a que todo fuera un sueño. Sin embargo, debió notar el cambio en mi respiración, porque dejó los papeles de inmediato y se inclinó hacia mí. Me quedé inmóvil, sin saber si fingir que dormía o levantarme de golpe. Pero no tuve tiempo para tomar una decisión. Calen apoyó
Capítulo 13. Pov Calen: Bajar a la mazmorra no era la cosa más agradable del mundo, el aire aquí abajo estaba cargado de humedad y de podredumbre. Aún así me otorgaba poder y me recordaba que aquí el que mandaba era yo. Caminé lentamente por el pasillo, mis botas resonaban sobre el suelo de piedra. Escuché un quejido ahogado, seguido de una tos cargada de flema y dolor. Mis hombres sabían lo que hacían. Nunca me decepcionaban. —¿Aún respira? —pregunté al entrar a la celda. El guardia asintió sin mirarme a los ojos. —Respira… apenas si lo hace. —Bien. Me acerqué al rincón donde lo tenían colgado. Las cadenas lo sujetaban por las muñecas, sus pies apenas tocaban el suelo. La sangre le corría por los brazos, manchando su camisa rota. El ojo izquierdo se le cerraba por la hinchazón, y el derecho apenas lograba enfocarme. Pero aun así, sonrió. —¿Así es cómo tratas a la familia política, majestad? —dijo con la voz rasgada, escupiendo un poco de sangre—. Pensé que el rey del Norte
Capítulo 14. Todavía no me acostumbraba al silencio de estas paredes. Al principio me reconfortaba, como si pudiera esconderme dentro de él y fingir que el mundo se detenía. Pero ahora... ahora solo podía sentir preocupación. La puerta se abrió sin previo aviso, y Erika entró con una bandeja entre las manos. Caminaba despacio, como si no supiera cómo saludarme, y por un segundo me pregunté si estaba soñando. —Estás viva —murmuró, dejándola la bandeja sobre la mesa. La miré en silencio. Tan solo habían pasado dos semanas desde que me había ido. Ella había sido una de las pocas sirvientas que no miraba con desprecio. A quien había salvado de un castigo cruel por parte de Calen, y quien más tarde, con manos temblorosas, me había ayudado a escapar. —Hola —dije, y me obligué a esbozar una pequeña sonrisa. No se acercó más. Solo se quedó de pie, con las manos juntas, como si aún no supiera si tenía permiso para quedarse. —No pensé que volverías —confesó. —Ni yo —respondí, bajando la
Capítulo 15. Lo había estado pensando durante horas, ya no aguantaba más esa situación. Me iría y está vez él no sería capaz de encontrarme. Abrí la puerta de mi habitación y salí al pasillo, a esa hora todos deberían estar dormidos. Me temblaban las manos. El abrigo lo llevaba a medio poner, una manga colgando, los botones mal abrochados y el corazón acelerado, golpeando fuertemente mi pecho como si quisiera salir corriendo de allí antes que yo. Lo único que tenía claro era que no podía quedarme ni un segundo más allí. No después de verla. No después de confirmar que, efectivamente, él iba a casarse con otra. Pero para mi desgracia no pude llegar muy lejos. —¿Qué demonios es lo que quieres, Every? —dijo Calen realmente enfadado. Su voz me dejó paralizada por completo. Lo vi en el umbral del pasillo, con esa expresión dura, tensa, como si apenas estuviera conteniéndose. No era el mismo Calen indiferente de siempre, al menos no del todo. Esta vez había algo más en su mirada, una
Capítulo 1. Caminaba por el pasillo cabizbaja en dirección al despacho de Calen. Las criadas murmuraban a mis espaldas, eso no era algo nuevo para mí, pero aún así me seguían doliendo aquellos comentarios. "¡Quién se cree que es! No es más que una descarada, una indecente, solo intenta seducir al Alfa..." Esos solo eran algunos de los comentarios que tenía la desgracia de escuchar todos los días. Unos segundos después me encontraba parada en la puerta del despacho de Calen, me acerqué hasta la puerta pero Alexander el Beta de Calen me detuvo. —Ahora no puede verte, Calen tiene una conversación importante y no puede recibirte en estos momentos—. Asentí comprendiendo la situación pero no pude evitar sentir un pequeño pinchazo en el corazón. Pensé en volver a mi dormitorio pero deseche esa idea de inmediato, todos los días a la misma hora debía presentarme aquí y por nada del mundo pretendía que él se enfadara conmigo. Así que me di la vuelta y tome asiento en una silla frente a
Capítulo 2.Después de una intensa sesión de sexo, Calen se levantó de la cama y yo no pude hacer otra cosa más que mirarlo. Era como si dejara de existir en cuanto conseguía lo que quería de mí. Ya no le importaba nada.Se estiró y se pasó una mano por el cabello alborotado mientras caminaba hacia el baño. Ni siquiera me miró. Yo seguía ahí, desnuda, con las sábanas aún enredadas entre las piernas, sintiendo cómo el silencio se volvía cada vez más incómodo.—¿Quién era esa mujer? —pregunté al fin. Lo había estado pensado desde el momento en que la vi salir del despacho con él, pero no me había atrevido a decirlo… hasta ahora, que lo acaba de soltar sin pensarlo.Me arrepentí en cuanto las palabras salieron de mi boca. Lo supe por la forma en que se giró a verme, con esa expresión helada que ya conocía demasiado bien. Me atravesó con la mirada y me habló con ese tono cortante que usaba cuando algo le molestaba, escupiendo cada palabra con rabia.—No olvides cuál es tu lugar, Every. So
Capítulo 3.Levante la cabeza por un momento de los libros y mire el reloj de la pared. No me había dado cuenta de que era tan tarde ya era pasada la madrugada y había estado toda la tarde y la mitad de la noche estudiando y revisando un montón de libros. Cerré los libros y encendí el ordenador, necesitaba enviar cuanto antes la receta herbolaria que acababa de desarrollar para un cliente. Como tenía el puesto más bajo en mi antigua manada, solo me quedaba estudiar las propiedades de las plantas y usarlas para preparar medicinas y ungüentos. Las heridas de los omegas sanan muy lentamente, y personas como nosotros jamás recibiríamos los medicamentos más efectivos.El cumpleaños de Calen apenas era en unos días y aunque él me había entregado una tarjeta bancaria sin límite, sentía que lo mejor era comprarle un regalo con mi propio dinero. Qué sentido tenía comprarle algo si él mismo lo pagaba. Cuando terminé me metí directamente a la cama, había sido un día agotador y necesitaba desc
Capítulo 4.No podía dejar de mirar el pequeño estuche que tenía entre las manos. Hacía tan solo un día que había recibido el pago final de la clienta.No podía estar más feliz, me alabó y sobre todo felicitó por la eficacia de la receta.Me había costado decirme pero al final lo había hecho. Era un regalo caro pero estaba segura de que le encantaría. Mi regalo sería la forma ideal de despedirnos y de desearle felicidad en su próximo matrimonio.Era un reloj de firma apenas si había unos cien en el mercado, estaba totalmente convencida de que se mostraría agradecido por mi gesto.Baje hasta el despacho de Calen y toque dos veces la puerta.—¿Qué quieres Every, no estoy para perder el tiempo, tengo mucho trabajo —dijo desde el interior del despacho.No voy a negar que me sorprendí, él podía notar mi aroma a distancia y yo aún no me acostumbraba.Él estaba en sentado frente a su escritorio revisando documentos. Cuando me vio entrar, levantó la mirada un segundo y volvió a sus papeles.—