Amy
No sé qué pasaba por mi mente en estos momentos, solo sé que lo quería, acariciando mi piel, besándome, o lo que quisiera. No me importaba nada más.
Él podía ser un idiota, y yo al igual que él podía serlo, estaba comportándome impulsivamente, dejándome llevar por lo que mi cuerpo anhelaba. Unas cuantas ideas aparecieron en mi mente, y tuve la sensación de querer experimentar cosas distintas con Blake. Porque apenas me tocó la piel de mi pierna desnuda, supe que quería que lo siguiera haciendo, quería que, su piel caliente estuviera en contacto con la mía, que sus dedos se siguieran deslizando por la piel, que sus labios volvieran a rozar mis mejillas, mis labios, o cualquier parte de mi piel que a él se le antojase, y es que tal vez lo deseaba más de lo que me gustaría admitir.
¿Pero aquí?
Capítulo 15Nunca sabes en que momento las cosas pueden cambiar, estás tan hundido dentro de tu propio mundo que cuando las cosas dan un giro inesperado te quedas ahí, varado, debatiendo entre dos caminos, el de la felicidad o ese donde tu vida se queda monótona y plana por no querer recorrerlo.Ese momento en el que decidí seguir ese camino que no sabía me traería hasta aquí, simplemente lo hice para ser de ayuda para mi padre, aquel hombre que había sacrificado todo por mí sin importarle las dificultades y las consecuencias. Quería ser un sustento, no una carga, quería poder ayudarle con todos los problemas económicos que teníamos, quería que dejara de llorar encerrado en el baño noche tras noche, por según él, no darme lo que merecía. Él quería darme una carrera, quería que fuera alguien que cumpliera sus sue&ntild
—¿Cómo sigues, Amy?—me preguntó Camila cuando ya las risas habían cesado.—Estoy bien—respondí, dándole una sonrisa amable—. Al menos sigo viva—me encogí de hombros.—Ni una jodida flecha logra derribarte—me guiñó un ojo y me dio una sonrisa reconfortante—. Eres muy fuerte, Amy. Y creo que nadie te lo ha dicho, así que seré yo quien te dará las gracias por todas las cosas que has hecho por nosotros.Se sentó en la silla al lado de mi camilla y posó su mano sobre la mía, mirándome a los ojos.—Jamás había conocido a alguien que se arriesgara tanto por el bienestar ajeno como lo has hecho tú. Deberían plantarte una estatua en medio de toda la manada—rio y yo la acompañé.—Creo que debo pedirte perdón—Sha
Nos quedamos así lo que creo fueron unos minutos, uno pegado al otro, rodeándonos en un contacto cálido y agradable. Sabía que estábamos tomándonos un tiempo, y que era lo necesario, pero no podía evitar pensar en lo que me pasaba cuando estaba con él. Eran todo mariposas y colores, me sentía como una adolescente con las hormonas alborotadas. Sentía como si todo mi cuerpo se electrificara en apenas unos segundos y un cosquilleo me recorriera de pies a cabeza. Como si estuviese flotando o como si estuviese recostada sobre un algodón de azúcar. Como si todo lo malo se esfumara. Como si el causante de mis problemas fuera el único que me pudiese salvar y contener. Nuestro momento se acabó cuando el me tomó de los hombros y me separó, bajé la mirada y aclaré mi garganta. —Ve un rato al comedor, luego irás a descansar—ordenó. —No quiero descansar—respondí mientras volvía a mirarlo y me cruzaba de brazos—, quiero estar con ellos. —Amy—advirti
—¿Estás segura de eso, Amy?—preguntó con una clara intensión en su rostro. Sus manos tomaron mis caderas y empujó hacia abajo. Solté un gemido que no pude evitar por lo repentino del acto.—Eso no fue justo—solté el aire entrecortado por la boca.—¿Y lo justo es dejarme duro y luego irte como si nada?—soltó. Me miró la boca, y luego los ojos nuevamente. Su mirada totalmente encendida en una emoción que no pude identificar. Solo pude reconocer ese toque dorado abarcando en el iris, alrededor de sus pupilas.¿Desde cuando había tanta confianza entre nosotros? La respuesta no lo sabía, lo único que sé es que quería seguir así, cuerpo a cuerpo, piel con piel. Deseaba el roce, el calor y el corazón latiendo desbocado.—Con un poco más de agua fría se te pasará—r
Capítulo 19Abrí la boca y la volví a cerrar. Fruncí el ceño mientras lo miraba ladeando la cabeza.—¿Está pasando algo grave?Apretó los labios y me observó, manteniendo el rostro serio.—¿Qué pasa, Blake?—insistí.—Que pareces un puto fantasma de lo blanca que estás, tienes quemaduras en la boca y te siento el corazón mucho más acelerado de lo normal.—¿Entonces no podré ver a mis invitados?—pregunté tímidamente.—¿Invitados?—soltó, como si hubiese hecho una pregunta ridícula— Tienes que reposar. Ni siquiera deberías pensar en ir a ver a los demás en este momento.—Pero, han venido a verme—me puse de pie, quedando frente a él. Él me miró desde su altura, serio. Tuve que echar
Le di una sonrisa con la que intentaba plasmar lo feliz y dichosa que me sentía en ese momento. Con palabras jamás lograría expresarle algo, ni siquiera el cariño que había logrado reunir por él a pesar de todas las situaciones que habíamos pasado.Ahora entendía el dicho: Del amor al odio solo hay un paso. Pues lo había experimentado con él. Ver por medio de tanto rencor y odio solo había sido un escudo para no caer. Esos ojos azules me llamaban a admirar, a querer, me inspiraban algo que nunca había sentido, ni con la mirada más larga e intensa que podían haberme dado. O cuando intentaban coquetearme, no lograban más allá de hacerme girar los ojos, como si cada persona que se me plantara delante en ese plan no fuera lo que a mí me agradaba, como si no pudiese mirar o corresponder de la misma manera. Como si esperase algo mejor, o a alguien mejor. Y ahora en
La pequeña de ojos grises soltó la ropa de su hermana y corrió a abrazar las piernas de… su hermano.¿Por qué yo no lo sabía? ¿Por qué me lo había ocultado?Blake salió de su ensimismamiento y la tomó entre sus brazos con todas sus fuerzas, sin llegar a lastimarla, claro. Yo seguía paralizada.La emoción de su rostro no pasaba desapercibida, estaba segura de que sin toda esta gente alrededor se pondría a llorar. Jamás lo había visto así.Todos parecían asombrados, atónitos, mientras murmuraban cosas muy despacio.Pasaron tantos minutos que perdí la cuenta. La niña le besaba las mejillas una y otra vez mientras hacía pucheros. Cuando por fin la bajó, su rostro se volvió serio otra vez, y antes de que el pudiese hablar, lo hizo la chica de cabello negro:—¿Es
Los ojos de Blake se posaron en la niña y en mí con una expresión de sorpresa, entreabrió los labios y frunció levemente el ceño. Probablemente pensaba que estaría enojada porque me había ocultado lo de Emma, y lo de Clara. Lo de sus hermanas en general.Se pasó las manos por el cabello y soltó un suspiro, dando una pequeña sonrisa a la niña.—Emi, cariño ¿podrías ir a jugar abajo un momento?—alcé las cejas con algo de asombro. Jamás, nunca, lo había escuchado hablar con alguien de forma tan cariñosa y suave.La niña hizo un puchero y luego se cruzó de brazos mientras sus ojos grises se entrecerraban.—Yo estaba jugando con la chica bonita primero—solté una risita y le puse una mano sobre el hombro.—Amy—rectifiqué—. Me llamo Amy.Ella me mir