Entré en pánico y me levanté enseguida, ni siquiera me acordé del dolor. Miré a cada uno, se habían quedado en silencio, todos con el ceño fruncido.
—Si se acercan al territorio, los matamos, sino no nos arriesgaremos—habló Carlos.
Me tranquilicé un poco más, pero el saber que lobos podían llegar aquí y que podían matarlos me mantuvo preocupada.
—Terminado el entrenamiento por hoy.
Después de que Carlos nos dejara libres, con Marc nos quedamos fuera, sentados en el tronco de siempre mientras yo bebía agua de mi botella.
—¿Crees que estén cerca?
—No estoy del todo segura, pero me aterra un poco pensar que puede morir gente inocente.
—Creo que no deberías involucrarte en eso, Amy.
—No puedo no involucrarme—me giré hacia él y solté un susp
Blake sonrió con aires de superioridad, volteándose y mirando a las personas frente a él sin rastro de miedo o inseguridad.—¿Acaso creen que estoy solo?Los chicos se observaron entre ellos, confundidos, pero con cada arma firme en sus manos.—Tengo una manada entera que es capaz de acabar con ustedes antes de que puedan actuar. Arrancarían su piel en menos de un segundo, ¿de verdad creen que con sus juguetitos lograrán hacerme daño?—su tono podría ponerle los pelos de punta a cualquiera, pero no a mí, y es que estaba un poquito acostumbrada a escucharlo cabreado.—Sal de aquí—murmuró con rabia uno de los integrantes del grupito. Con las manos temblorosas sobre la cacha del arma.—Lo haré—musitó y con el dedo apuntó a Carlos—,pero me llevaré a esa porquería, así que si no les
Permanecía en la sala de espera con la cabeza gacha, esperando alguna noticia, teniendo esperanza de que todo estaba bien. Ella es fuerte, estaba seguro de que podría con esto.Joder, no sé ni para qué hacía el intento de tranquilizarme, estaba aterrado, como nunca antes lo había estado.Cuando mis padres fueron secuestrados, asesinados y torturados sin piedad por aquellos cazadores, todo sucedió tan rápido, que cuando el golpe de realidad llegó a mí, ya estaba cavando sus tumbas y metiéndolos bajo dos metros de tierra.Desde ahí, desde los 15 años de edad estuve solo, liderando la manada, al principio sin nada de experiencia, y poco a poco desarrollé mis habilidades, mi fuerza y mi poder, pero junto a eso, la ira, el dolor y la rabia fueron también creciendo a la par del deseo de venganza. Y cuando todo eso me convirtió en un verdadero gilipollas, ah&
Amy en unos minutos estaba dormida, creo que su cuerpo aun estaba bajo los efectos de algún sedante o algo por el estilo. Su cabello cayó sobre su rostro de forma desordenada y se lo quité con cuidado, acariciando su mejilla en el proceso.Nadie podría entender lo que sentía en estos momentos, la tranquilidad y felicidad que se hallaba en mí era indescriptible.Sentía mi corazón latir con más tranquilidad, mi pulso estaba estable y mi pecho ya no dolía. Es increíble el daño que le puede causar a un lobo que su compañera esté mal, a veces se siente como si Amy y yo fuésemos uno solo y pudiera adivinar todo lo que quiere, siente y piensa. Es una conexión que va más allá de lo que puedo explicar.Y tal vez un poco tarde me he dado cuenta de cuanto ella vale, de todo lo que me hace sentir y de lo importante que es Amy en mi vida.Cuand
AmyNo sé qué pasaba por mi mente en estos momentos, solo sé que lo quería, acariciando mi piel, besándome, o lo que quisiera. No me importaba nada más.Él podía ser un idiota, y yo al igual que él podía serlo, estaba comportándome impulsivamente, dejándome llevar por lo que mi cuerpo anhelaba. Unas cuantas ideas aparecieron en mi mente, y tuve la sensación de querer experimentar cosas distintas con Blake. Porque apenas me tocó la piel de mi pierna desnuda, supe que quería que lo siguiera haciendo, quería que, su piel caliente estuviera en contacto con la mía, que sus dedos se siguieran deslizando por la piel, que sus labios volvieran a rozar mis mejillas, mis labios, o cualquier parte de mi piel que a él se le antojase, y es que tal vez lo deseaba más de lo que me gustaría admitir.¿Pero aquí?
Capítulo 15Nunca sabes en que momento las cosas pueden cambiar, estás tan hundido dentro de tu propio mundo que cuando las cosas dan un giro inesperado te quedas ahí, varado, debatiendo entre dos caminos, el de la felicidad o ese donde tu vida se queda monótona y plana por no querer recorrerlo.Ese momento en el que decidí seguir ese camino que no sabía me traería hasta aquí, simplemente lo hice para ser de ayuda para mi padre, aquel hombre que había sacrificado todo por mí sin importarle las dificultades y las consecuencias. Quería ser un sustento, no una carga, quería poder ayudarle con todos los problemas económicos que teníamos, quería que dejara de llorar encerrado en el baño noche tras noche, por según él, no darme lo que merecía. Él quería darme una carrera, quería que fuera alguien que cumpliera sus sue&ntild
—¿Cómo sigues, Amy?—me preguntó Camila cuando ya las risas habían cesado.—Estoy bien—respondí, dándole una sonrisa amable—. Al menos sigo viva—me encogí de hombros.—Ni una jodida flecha logra derribarte—me guiñó un ojo y me dio una sonrisa reconfortante—. Eres muy fuerte, Amy. Y creo que nadie te lo ha dicho, así que seré yo quien te dará las gracias por todas las cosas que has hecho por nosotros.Se sentó en la silla al lado de mi camilla y posó su mano sobre la mía, mirándome a los ojos.—Jamás había conocido a alguien que se arriesgara tanto por el bienestar ajeno como lo has hecho tú. Deberían plantarte una estatua en medio de toda la manada—rio y yo la acompañé.—Creo que debo pedirte perdón—Sha
Nos quedamos así lo que creo fueron unos minutos, uno pegado al otro, rodeándonos en un contacto cálido y agradable. Sabía que estábamos tomándonos un tiempo, y que era lo necesario, pero no podía evitar pensar en lo que me pasaba cuando estaba con él. Eran todo mariposas y colores, me sentía como una adolescente con las hormonas alborotadas. Sentía como si todo mi cuerpo se electrificara en apenas unos segundos y un cosquilleo me recorriera de pies a cabeza. Como si estuviese flotando o como si estuviese recostada sobre un algodón de azúcar. Como si todo lo malo se esfumara. Como si el causante de mis problemas fuera el único que me pudiese salvar y contener. Nuestro momento se acabó cuando el me tomó de los hombros y me separó, bajé la mirada y aclaré mi garganta. —Ve un rato al comedor, luego irás a descansar—ordenó. —No quiero descansar—respondí mientras volvía a mirarlo y me cruzaba de brazos—, quiero estar con ellos. —Amy—advirti
—¿Estás segura de eso, Amy?—preguntó con una clara intensión en su rostro. Sus manos tomaron mis caderas y empujó hacia abajo. Solté un gemido que no pude evitar por lo repentino del acto.—Eso no fue justo—solté el aire entrecortado por la boca.—¿Y lo justo es dejarme duro y luego irte como si nada?—soltó. Me miró la boca, y luego los ojos nuevamente. Su mirada totalmente encendida en una emoción que no pude identificar. Solo pude reconocer ese toque dorado abarcando en el iris, alrededor de sus pupilas.¿Desde cuando había tanta confianza entre nosotros? La respuesta no lo sabía, lo único que sé es que quería seguir así, cuerpo a cuerpo, piel con piel. Deseaba el roce, el calor y el corazón latiendo desbocado.—Con un poco más de agua fría se te pasará—r