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—¡¿Venganza?! Margot no es una niña, ella eligió su destino, acéptalo, ¡no puedes retener a quien no quiere quedarse!Joaquín la soltó, sintió demasiada frustración.—¡Estoy salvando a mi hermana! ¿Quién eres, Diana? ¿Eres mi enemiga?Ella le miró con tristeza.Un guardia llegó.—¡Señor!—¡¿Dónde está mi hermana?!—La hemos encontrado en el registro civil, ella va a casarse con el señor Rodolfo Larson.Joaquín miró a Diana con rabia, y salió muy apresurado.Diana sintió miedo, salió deprisa, y ordenó que la llevaran tras de Joaquín, que se había marchado antes en un auto.Un chofer la llevó, siguiendo el auto de Joaquín.***Rodolfo y Margot esperaban su turno, pronto, el juez los llamó.Tenían a los testigos, eran personas que habían pagado y estaban en ese lugar.—Margot Andrade, ¿Aceptas a Rodolfo Larson como tu legítimo esposo?—Sí, acepto.—Rodolfo Larson, ¿Aceptas a Margot como tu legítima esposa?Rodolfo titubeó un segundo, Margot le miró con angustia, pero él sonrió.—Claro qu
Margot se levantó de la cama, sus ojos le miraban enormes, negó.—No, no es cierto, por favor, Rodolfo, ¿Qué estás haciendo?Él se acercó a ella, le mirò con tal odio que se estremeció.—¿Crees que iba a olvidar como tu hermano mató a mi padre? ¿Crees que es fácil olvidar su penosa y dolorosa muerte? ¡Dime! ¿Eres tan tonta para pensar que te amaría?Ella rompió en llanto.—¡Eres tan cruel! ¿Diana lo sabía?Rodolfo sonrió.—¡Responde! ¿Diana es tu cómplice?—No, sobre esto, no, Diana piensa que de verdad te quiero, pero ¿Qué diferencia hay? ¿No fue así como se burlaron tu hermano y tú de ella? ¿Acaso no sabías todo sobre el engaño a Diana?Ella bajó la mirada, las lágrimas rodaron por su rostro, asintió.—Lo supe, y supliqué a Joaquín que no le hiciera daño, juro que lo hice, ¡Joaquín juró que la amaba! Que se olvidaría de la venganza, ese dìa de la boda nos confesó que amaba a Diana y que la venganza había terminado, habló con tu padre, se perdonaron todo.—¡Cállate! Solo mientes, ere
Margot corrió sin dirección, no conocía ese lugar, se sentía perdida.Miró, a todos lados, solo vio un bosque a unos metros, corrió hasta ahí.¿Dónde estaba? ¿Era ese lugar el fin del mundo?Ahora ya nada le sorprendía, estaba convencida de que Rodolfo era capaz de lo que sea para lastimarla.Se adentró en el bosque, y escuchó sus gritos, muy cerca de ella.Se ocultó detrás de un árbol.Esperaba que el hombre se cansará de una vez y por todas y por fin escapar, pero no fue así.Rodolfo no se cansaba de buscarla.Margot lanzó un quejido, sintió un dolor en su pierna.Miró, a la serpiente, se congeló al instante, había mordido su tobillo.La vio alejarse y la mujer solo tuvo un instante, corrió desesperada.Lanzó un grito, de verdad dolía.Estaba cojeando, cuando Rodolfo cerró su camino y tomó su brazo.—¡¿A dónde demonios crees que vas?!Ella chilló.—¡Déjame ir! —exclamó adolorida.—¡Volveremos a casa!Intentó llevarla, pero notó que ella cojeaba.Vio su pie, notó la sangre, era evide
Diana golpeó el pecho del hombre con fuerzas, le miraba con odio genuino.Su mirada, sus palabras, dolieron màs que nada a Joaquín, quien detuvo sus manos para que se calmara, pero ella era como un fuego que ardía hasta quemarlo.—¡Diana, por favor! —exclamó—¡Eres un criminal!—¡No...! Escúchame, por favor. Pedí que detuvieran todo, pedí que quitaran ese explosivo, lo hice por ti, porque me enamoré, porque no quería màs venganza.—¡Murieron! Murió mi padre, mi madre, tantos inocentes y buenos, todos los que amé murieron ahí, ¿Por qué, Joaquín? Dices que te detuviste, pero ¿Por qué murieron?Joaquín bajó la mirada, se sentía tan roto.Sus ojos se volvieron cristalinos, el hombre derramó una lágrima, le dolía ver el dolor en la mujer que amaba, le dolía tanto decepcionarla, cuando estaba a punto de reconquistar su amor. La amaba, esa era su única verdad.—No lo sé, te juro que pedí que lo evitaran, lo ordené, no sé cómo todo acabó así.Intentó acercarse, y ella retrocedió.—No te creo,
Margot abrió los ojos, observó a ese hombre ahí, recostado al borde de la cama, a su lado, observó su pie vendado, adolorido.Los recuerdos vinieron a su mente, quiso levantarse, pero el dolor persistía.El hombre abrió los ojos de golpe.—¡¿Estás bien?!Margot le mirò con una rabia.—¿Qué dijo el doctor?—Estás bien, te pusieron el antídoto, pero, puedes tener fiebre, estarás débil por unos días, debo cuidarte.Margot comenzó a reír.—¿Tú? Preferiría estar con esa serpiente que contigo, tiene menos veneno que tú en el alma —espetó con rudezaEl hombre se quedó sin palabras, rodó los ojos.Se sentó en la misma silla, al lado de la cama.—Descansa un poco más, es temprano.Ella le miró con desprecio.—¡Quiero irme!—No te irás a ningún lado, Margot, ¡eres mi esposa! Tu lugar, de ahora en adelante, es a mi lado, soy tu marido.Ella no podía creer lo que èl decía.—Entonces, esta es tu venganza; ¡qué cobardía! Elegiste a la tonta de la familia, ¿no tuviste los pantalones para enfrentarte
Días después.Joaquín y Diana volvieron a casa, ella estaba distante, él lo entendía, sabía lo que pasaría si contaba todo, pero, callar ya no era la opción y lo supo.Joaquín estaba en la empresa.Escuchaba lo que decían todos los socios.Tenía temor de perder todo, como antes lo había perdido su padre.—Está bien, aceptaré la inversión de la nueva socia —dijo Joaquín.Los socios estaban aliviados, creían que había una esperanza para la empresa.Para Joaquín esto no era nada fácil.Pidió reunirse con la socia, pero ella solo accedió hacerlo en la fiesta de disfraces de una importante colección de modas que sería en una semana.***Diana estaba arreglando todo para la fiesta de cumpleaños de los mellizos, estaba muy emocionada, era el primer año que conscientemente podía celebrarlo con ellos.Ella tenìa los regalos, comenzó a envolverlos, sonriò.Escuchó la puerta del salón abrirse, era Joaquín, èl entró, se sentó justo frente a ella.—Nuestros hijos cumplen años, y es el primero que c
Joaquín se apuró a tomar a la mujer y sacarla de ahí.Diana sintió tanta vergüenza con las madres de los niños ahí.Pero, sintió tristeza al ver la cara de confusión de sus hijos.—¿Mami? ¿Por qué la bruja mala tendrá a mi hermanito y no tú? —exclamó Opal.Sus palabras rompieron màs el corazón de Diana.La mujer solo pudo abrazar, y pidió que una empleada repartiera el pastel entre los invitados.Los niños se quedaron con una empleada, y Diana salió.Escuchaba a Joaquín discutir con esa mujer.—¿Dejarás a tu hija nacer sin padre? Dime, ¿quieres que nuestra hija muera?Joaquín sintió esas palabras tan duras que lo lastimaban, hundió la mirada con debilidad, nunca le gustó sentirse a merced de nadie, menos de Felicia, pero, le dolía ver como ella le hablaba de la muerte de su hijo.—Basta, Felicia, debes irte, yo cuidaré de mi hijo, cuando nazca, ahora debes dejar a mis hijos en paz.—¡Ellos ya no importan! Solo importamos tu hijo y yo, de lo contrario, nunca dejaré que lo conozcas, mi h
Al día siguiente.Volvieron pronto a casa, los niños estaban felices abriendo sus regalos en el salón de juegos.Diana caminó por el pasillo, pero se detuvo al escuchar voces en el despacho de Joaquín, su clara voz resonaba alrededor.—Bien, estos son los papeles que debe firmar para la nueva socia, ella se quedará con el cuarenta por ciento de la empresa, usted tendrá el cuarenta y cinco por ciento, y el quince por ciento restante seguirá en poder de los socios. Sigue siendo el socio mayoritario, señor Andrade.Joaquín tomó el bolígrafo, casi dudaba, pero recordó que lo hacía por el patrimonio de sus hijos y de Margot.Firmó el documento y el asistente de Joaquín se fue.Apenas, Diana pudo esconderse.Pero, cuando el hombre se marchó, ella entró y se encontró con su marido.—Hola. ¿Estás bien? —exclamó al verlo tan decepcionado.Joaquín esbozó una ligera sonrisa.—Bueno, he conseguido una nueva socia, pero perdí casi la mitad de las acciones de la empresa, siento que estoy perdiendo e