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Margot abrió los ojos, observó a ese hombre ahí, recostado al borde de la cama, a su lado, observó su pie vendado, adolorido.Los recuerdos vinieron a su mente, quiso levantarse, pero el dolor persistía.El hombre abrió los ojos de golpe.—¡¿Estás bien?!Margot le mirò con una rabia.—¿Qué dijo el doctor?—Estás bien, te pusieron el antídoto, pero, puedes tener fiebre, estarás débil por unos días, debo cuidarte.Margot comenzó a reír.—¿Tú? Preferiría estar con esa serpiente que contigo, tiene menos veneno que tú en el alma —espetó con rudezaEl hombre se quedó sin palabras, rodó los ojos.Se sentó en la misma silla, al lado de la cama.—Descansa un poco más, es temprano.Ella le miró con desprecio.—¡Quiero irme!—No te irás a ningún lado, Margot, ¡eres mi esposa! Tu lugar, de ahora en adelante, es a mi lado, soy tu marido.Ella no podía creer lo que èl decía.—Entonces, esta es tu venganza; ¡qué cobardía! Elegiste a la tonta de la familia, ¿no tuviste los pantalones para enfrentarte
Días después.Joaquín y Diana volvieron a casa, ella estaba distante, él lo entendía, sabía lo que pasaría si contaba todo, pero, callar ya no era la opción y lo supo.Joaquín estaba en la empresa.Escuchaba lo que decían todos los socios.Tenía temor de perder todo, como antes lo había perdido su padre.—Está bien, aceptaré la inversión de la nueva socia —dijo Joaquín.Los socios estaban aliviados, creían que había una esperanza para la empresa.Para Joaquín esto no era nada fácil.Pidió reunirse con la socia, pero ella solo accedió hacerlo en la fiesta de disfraces de una importante colección de modas que sería en una semana.***Diana estaba arreglando todo para la fiesta de cumpleaños de los mellizos, estaba muy emocionada, era el primer año que conscientemente podía celebrarlo con ellos.Ella tenìa los regalos, comenzó a envolverlos, sonriò.Escuchó la puerta del salón abrirse, era Joaquín, èl entró, se sentó justo frente a ella.—Nuestros hijos cumplen años, y es el primero que c
Joaquín se apuró a tomar a la mujer y sacarla de ahí.Diana sintió tanta vergüenza con las madres de los niños ahí.Pero, sintió tristeza al ver la cara de confusión de sus hijos.—¿Mami? ¿Por qué la bruja mala tendrá a mi hermanito y no tú? —exclamó Opal.Sus palabras rompieron màs el corazón de Diana.La mujer solo pudo abrazar, y pidió que una empleada repartiera el pastel entre los invitados.Los niños se quedaron con una empleada, y Diana salió.Escuchaba a Joaquín discutir con esa mujer.—¿Dejarás a tu hija nacer sin padre? Dime, ¿quieres que nuestra hija muera?Joaquín sintió esas palabras tan duras que lo lastimaban, hundió la mirada con debilidad, nunca le gustó sentirse a merced de nadie, menos de Felicia, pero, le dolía ver como ella le hablaba de la muerte de su hijo.—Basta, Felicia, debes irte, yo cuidaré de mi hijo, cuando nazca, ahora debes dejar a mis hijos en paz.—¡Ellos ya no importan! Solo importamos tu hijo y yo, de lo contrario, nunca dejaré que lo conozcas, mi h
Al día siguiente.Volvieron pronto a casa, los niños estaban felices abriendo sus regalos en el salón de juegos.Diana caminó por el pasillo, pero se detuvo al escuchar voces en el despacho de Joaquín, su clara voz resonaba alrededor.—Bien, estos son los papeles que debe firmar para la nueva socia, ella se quedará con el cuarenta por ciento de la empresa, usted tendrá el cuarenta y cinco por ciento, y el quince por ciento restante seguirá en poder de los socios. Sigue siendo el socio mayoritario, señor Andrade.Joaquín tomó el bolígrafo, casi dudaba, pero recordó que lo hacía por el patrimonio de sus hijos y de Margot.Firmó el documento y el asistente de Joaquín se fue.Apenas, Diana pudo esconderse.Pero, cuando el hombre se marchó, ella entró y se encontró con su marido.—Hola. ¿Estás bien? —exclamó al verlo tan decepcionado.Joaquín esbozó una ligera sonrisa.—Bueno, he conseguido una nueva socia, pero perdí casi la mitad de las acciones de la empresa, siento que estoy perdiendo e
En el hospital.Joaquín llegó desesperado, observó como Felicia fue llevada a la sala de urgencias, tan rápido que no pudo hacer nada.El hombre tocó su cara con ansiedad, estaba muy asustado.«No quiero que un bebé inocente muera, por favor, es demasiado castigo para mí», pensó.***Diana estaba asustada, todo lo que sentía era un miedo absoluto, porque su pensamiento era que, en el pasado, por el suicidio de su padre, provocado por los malos negocios de su padre, él decidió matar a su familia, y planear un amor de venganza.«Si su hijo muere, ¿Qué haré?»Al subir a su alcoba, Diana buscó los pasaportes de los niños, los encontró, así como también una carta de autorización de viajes para los niños, ella estaba aliviada.Diana llamó por teléfono.—¡Debes ayudarme, debo irme ya mismo!—Pero… Diana…—¡Ayúdame, Ron! Por favor, solo quiero irme con mis hijos, no me interesa nada màs.—Bien, Diana, lo haré, te ayudaré —dijo el hombre.Diana fue por sus hijos.—Mami, ¿A dónde vamos?Ella fin
Joaquín abandonó al hombre, pero dejó a sus guardias ahí.—¡No dejen que este hombre, ni su mentirosa hija, escapen! Tenemos algo pendiente —sentenció con rabia.Salió rápidamente de ahí.Joaquín subió a un auto, todo lo que le importaba era Diana y sus hijos, no podía perderlos.Pronto recibió una llamada.—Señor, su esposa va rumbo al aeropuerto, al parecer hay hombres esperándola para llevarla a un vuelo privado y sacarla del país.—¡No dejen que escape! Ella no puede irse, ¿entienden? —exclamó con rotunda desesperación. —Claro, señor.***Felicia despertó, miró a su padre de pie frente a su cama.—¿Papá? —exclamó con debilidad—. ¡¿Qué pasó?!Los ojos de la mujer estaban asustados.Su padre negó con un gesto mortificado.—¡Él lo sabe todo! Se ha vuelto loco, quiere acabarnos, ¡maldita sea, Felicia! No debí permitir esta locura, ahora ese hombre quizás hasta nos mate.Felicia comenzó a llorar.—¡No, papá! Haz que me crea, por favor, dile que fue una mentira, que, si espero un bebé,
—¡¿Qué has dicho?! —exclamó la mujer incrédula.—¡Sube al auto! —sentenció Joaquín, pidiendo que ella subiera al auto en el asiento del copiloto.Diana no entendía nada, y por lo mismo, accedió y obedeció, subió al asiento y Joaquín, también, él condujo de vuelta a la mansión.***Al llegar a la casa, los niños estaban muy confundidos.—¿No iremos a la playa, mami?Diana titubeó, negó.—Vayan a jugar con sus nuevos regalos de cumpleaños, les prometo que mamá y yo pronto los llevaremos de viaje.Los niños asintieron, la niñera se acercò, bastante confundida.Joaquín le pidió que llevara a los niños a jugar, y luego les diera la cena, para después recostarlos.Diana vio a los niños irse y ella, automáticamente, fue escaleras arriba, estaba nerviosa y apenas pudo guardar su teléfono apagado en su cajón de ropa íntima.Escuchó la puerta, cerrarse, miró a Joaquín.—¿Asì que no esperaba ningún hijo y me trataste tan mal hoy? Yo no la empujé, fue ella quien intentó lastimarme.—Diana…—Me acu
Rodolfo detuvo el beso, ella sintió como sus labios besaron sus hombros, supo que estaba perdida.Bajó un tirante y siguió dejando un rastro de humedad por su cuello. Intentó mantener la respiración, Rodolfo se puso sobre ella.Margot quería resistirse, pero un solo roce y doblegaba su dignidad con la pasión.Rodolfo estaba sobre ella, se quitó la camisa y el resto de sus ropas, quedó desnudo, ante la tenue luz, pudo verlo bien; tenía anchos hombros, era musculoso.Besó sus labios, y siguió besando su cuello, ella se quedó tiesa, aunque su respiración la traicionaba, sintió como el hombre se deshizo de su vestido, y pronto la tuvo desnuda, acarició sus senos con sus manos, provocando que un gemido se escapara de sus labios, sus ojos la veían casi divertidos y lujuriosos, quiso alejarlo, pero solo pudo sujetarse de las sábanas con fuerza, porque de nuevo se sentía descontrolada, como una loca que no podía pensar.Él pasó su lengua por sus pechos erguidos, el cuerpo de la mujer se tensab