Natali sintió como los dedos cálidos y firmes de Andrew apretaron su cintura, de cierta forma uniéndola más a su cuerpo de una manera… posesiva. Pudo evidenciar que su semblante había cambiado repentinamente, e imaginó que estos dos se traían grandes asperezas.
Y eso también porque recordaba como habían peleado en el estacionamiento de aquel club, gracias a ella.
Tampoco escuchó una respuesta de Andrew hacia su hermano, y por ese motivo observó como Adam dio unos pasos, bajando la intensidad de su sonrisa.
—¿Puedo saber el nombre?, ¿No vas a presentármela…?
En el momento en que vio a Andrew abrir su boca, ella se adelantó.
—No tengo un nombre para ti… —refutó hacia el hombre mientras el rostro de Andrew se giró pronunciando el ceño y de cierta forma afirmando una mediana sonris
—Siento mucho haberme inmiscuido con tu familia… yo… solo no quería ser grosera… —un silencio procedió después de la disculpa de Natali, mientras trataba de arreglar su cabello y estirar el vestido hacia abajo.No tenía la más mínima idea de cómo llegar al hospital en esas condiciones. Ella necesitaba un baño, e ir a su casa, pero faltar a su pasantía era una falla que jamás se podía permitir, y estaba rezando al cielo, porque su profesor no se apareciera hoy en todo el día para visitar a sus estudiantes.También sabía que Andrew estaba furioso, a veces se sentía en una montaña rusa a su lado, y a estas alturas del partido se sentía realmente frustrada por el vaivén en el que se encontraban casi todo el tiempo. Sin embargo, no podía dejar de pensar en sus palabras comprometidas ayer por la noche, donde ton
—Andrew… —Natali se despegó de golpe cuando aquella voz fastidiosa, volvió a impregnar sus oídos.Sin embargo, al girar su rostro y su cuerpo, se quedó helada cuando vio a Andrew de pie dándole una mirada asesina, mientras esa mujer Angie, llegaba a tomar su brazo por detrás.Por supuesto, cuando ella vio a Nat y Peter se hizo la sorprendida.—¿Ustedes aún están aquí? —preguntó con repelencia, sin dejar de tocar el brazo de Andrew con posesividad.Natali apretó su mandíbula recriminando un poco el toque, el hecho es que él había quedado en algo con ella, y no toleraría que hiciera el papel de mujeriego mientras ella estuviera en su vida. O al menos en este poco tiempo que estarían juntos.Ni siquiera sabía por qué la estaba mirando como el demonio si era ella la que tendrí
—Entonces doctora, Simmons, ¿Qué ve en la placa?Nat se giró sonriendo mientras Andrew colocaba el rayo X dentro de la caja de luz, y la encendía.«¿Estaba jodida?», no tenía duda sobre eso, pero «¿Qué podía hacer ahora cuando tenía para ella esa hermosa mirada que seguía intensa y posesiva, pero que la desarmaba completamente?»Ya había pasado tres días de esa descontrolarle situación en el que pelearon hasta el cansancio. Tres días que para ellas habían sido un giro a su mundo completo, y en el que Andrew literalmente se había convertido en “Su nueva relación”.Su única relación en su jodida vida. “Bien… habrá una relación aquí… pero atente a las consecuencias… porque exigir&e
Natali revisó su apariencia en el espejo mientras resopló un mechón que estaba en su cara.Vestía unos jeans pegados a su silueta, una franelilla blanca y unos tenis del mismo color. Debía parecer lo más relajada posible, era una pizza junto con una película, que ni siquiera sabía cómo se llamaba, porque ahora lo que importaba es que esto se estaba volviendo serio, y estarían completamente solos.—¿Qué puede resultar mal? —se preguntó alzando los hombros.No se había maquillado, solo colocó una barra de labios humectante y roció perfume en su cuello, y en el momento en que escuchó el sonido del timbre, todo su cuerpo saltó entre la emoción, el miedo y… el incierto.De su pequeña habitación caminó a la sala comprobando que todo estuviera organizado, y luego se detuvo en la puerta para t
Sonrisas…Calma y agonía…Euforia, felicidad, y adrenalina…Y mucho sexo…Todas estas palabras iban y venían en la mente de Nat cada momento, mientras sus mejillas adolecían sin dejar de sonreír hacia Andrew porque en esto, se habían resumido sus días anteriores.Estaban bajando por el ascensor de su edificio, ella arreglaba el cuello de la camisa del hombre mientras él recorría sus caderas con intensidad.—Estás muy guapo… —Andrew tomó sus mejillas y llevó su boca a los labios, si algo debía destacar en Natali era lo extremamente cariñosa que era. Su polo opuesto.—No más que tú… pero, hay miedo en tus ojos, ¿Qué ocurre?Las puertas del ascensor se abrieron y los dedos de Andrew se unieron con los de ella para comen
La celebración iba en su pleno apogeo, Nat podía ver desde su mesa como todas las personas disfrutaban de la recepción, a excepción de ese hombre que no le quitaba la mirada de encima y que le arrojaba miles de dagas con sus ojos.Tomando una aspiración, giró hacia el lugar de Andrew que no dejó de tomar su mano en toda la celebración mientras comía algunas cosas que pusieron en la mesa.Ella solo podía pensar en una sola cosa, y esa era de que en todo este tiempo estaba metida en una burbuja, viviendo un sueño que simplemente no era suyo, y eso la lastimaba cada segundo que pasaba.—Me das miedo cuando me miras así —Natali sonrió por el comentario de Andrew, mientras que se pegó a su brazo para darle un beso en su hombro y se apretó contra él.—Bueno, no te asustes, solo creo que ya estoy más cómoda que antes, la
Todo se juntó en el pecho de Andrew entre tanto sus ojos solo detallaban como el rostro de Natali tenía lágrimas, y… rabia en sus ojos. En silencio, y con toda su amargura dentro, dio un cambio en la palanca de su auto mientras apretó el volante. La sensación estaba aquí de nuevo, golpeándolo más duro que nunca, así que, sin tener sentido, hundió el acelerador con su pie y arrancó de un solo tiro yéndose del lugar.Su respiración era entrecortada, todo dentro de él luchaba entre el enojo, la euforia y el ahogo que estaba hundiendo su pecho. Ella le había una pregunta, una simple, pero que le costaba una vida responder, ¿Por qué?, ¡por todo!, por la vergüenza, la humillación, la rabia… el dolor, y este, por sobre todos los demás.En algún momento sintió como las manos de Natali lo halaron, y pud
El camino fue silencioso, largamente callado, pero allí estaba la mano de Andrew sobre la de Natali, como si tuviese miedo de que ella se fuera lejos de él.Solo la observó de vez en cuando, a la vez que, con la otra mano, conducía su automóvil rumbo a casa… a ese lugar que había sido su refugio durante tantos años, y que de alguna forma utilizaba como escudo para con las demás personas.—Tenemos suerte de que es fin de semana, y… que no debemos ir al hospital por el arreglo de turnos que hice… —la cabeza de Natali se giró enviándole una sonrisa y a la vez apretando su mano contra él.No sabía en qué estaba pensando ella, tenía un rato con la mirada perdida, pero ver esos hermosos hinchados le hacían experimentar un dolor agudo en el pecho que quería desaparecer.—No quiero que llores nunca más, Nat&