Capítulo 6

Capítulo 6

Daniela

En la mañana de hoy, me había levantado sintiéndome bastante mal que digo mal; fatal para ser exacta. Tal vez no debí comer tanta pizza anoche junto con Grisel, siempre que me salgo de mi horario alimenticio pasa esto. Sin embargo, quien le dice que no aún maratón de N*****x y para colmo mirando Lucifer. Así que para tratar de evitar las náuseas, ya que debo ir a recoger a mi hermana al aeropuerto porque según ella llegaba hoy. Me tomo una pastilla y espero a que me haga un poco de efecto.

El resto de la mañana me la pasé revisando que todo estuviera perfecto, no quiero que mi hermana encuentre algo que no le guste y haga un drama por eso. No saben lo pedante que puede llegar a ser si se lo propone solo para molestarme y que salgamos mal.

Ella nunca ha entendido, que el haberla mandado a estudiar fuera del país fue la mejor opción en el momento. Es lo que mamá quería para ella, quería que se superara y que fuera alguien importante en la vida. A cambio de eso, ella piensa que yo no la quiero y que intenté librarme de ella cuando nuestra madre murió.

Ya cuando empezó a caer la tarde, Grisel pasó por mí en su auto a petición mía. No me sentía en condiciones de conducir mi auto y ella me hizo el favor de venir por mí.

En todo el camino, ella no hizo más que disculparse conmigo por haberme insistido en comer pizza tan tarde. A lo que yo le decía que estaría bien y que no pasaba nada porque, en realidad; si disfrute de la pizza.

Llevábamos ya dos horas en el aeropuerto y aún no he visto a mi hermana. Se supone que desde hace ya media hora ella tendría que haber estado aquí. Así que cuando me acerqué a una azafata para preguntar por su vuelo correspondiente, aquella mujer me dijo que el avión venía con retraso y que acababa de aterrizar.

Al sentir ese alivio de que nada malo le pasó, me dirijo hasta la puerta de desembarque para esperarla ahí. Después de unos veinte minutos de esperar por ella, la veo que vine caminando directo hacia mí y antes de que pudiera abrazarla se detuvo en seco.

– ¿Qué demonios te pasó en el rostro? Pareces un maldito zombie, no me digas que dormiste aquí toda la noche solamente para esperar la llegada de tu hermanita – me dijo ella con un leve sarcasmo y burla en su voz.

– Ja, ja, ja; muy chistosa. Para tu información estoy así de mal por comer muy tarde, sabes como me pongo cuando hago eso. Aunque creo que no te importa en los más mínimos mi estado de salud, tú solamente te preocupas por ti.

– Sí, tienes toda la razón del mundo. Aunque la verdad no sé y no me interesa el por qué comes tan tarde, sabes perfectamente lo que te pasa si lo haces. Así que es tu responsabilidad, no la mía.

– ¡Vaya! Considero que es momento de intervenir en este reencuentro familiar tan bonito – me dijo Grisel en voz baja – Que bueno que estés de regreso Jina, pensé que te quedarías a vivir haya.

– Hola Grisel ¿No te cansas de hacer de buena samaritana? El papel de amiga del año te queda súper bien, solamente te falta la medalla y un lindo cártel.

– ¿Sabes algo cariño? Tus ironías a mí me tienen sin cuidado, no eres más que una niñata que se considera que es muy valiente por hacer este tipo de numeritos. Te falta mucho camino por recorrer para estar a nuestro nivel, así que ahora compórtate y no me hagas regresarte a ese avión de una patada en el trasero.

Escuchar a mi mejor amiga hablar así me llena de orgullo y no me molesta que haya utilizado esas palabras con Jina. Ella en algún momento debe recapacitar y entender las cosas.

Dejo escapar un suspiro pesado y limpio las lágrimas involuntarias que ruedan por mi cara. Siento como alguien soba mi espalda y no tengo fuerzas para levantar mi cara de mi antebrazo. Que es donde la tengo escondida porque sinceramente todo me da vueltas, nunca me había sentido tan mal en mi vida.

– Te encuentras mejor – siento la voz de mi hermana a mi lado y yo niego con la cabeza.

– Me siento fatal, todo me da vueltas.

– Ya llamé a Grisel y le dije que te trajera algún medicamento para el malestar. Seguramente no tarde en llegar.

– Gracias por cuidar de mí.

– No me agradezcas, no me queda de otra y no quiero que mueras ahogada en tu propio vómito.

– ¿Por qué siempre tienes que cagarla Jina? – dije mirándola a los ojos como pude.

– Tal vez porque es mi naturaleza, tú también la has cagado en grande.

– Si con cagarla te refieres a que te mandé a estudiar para que tuvieras un futuro como quería mamá, entonces te doy la razón Jina y la cagué.

– Sabes que yo no quería irme – dice dejando escapar un suspiro.

– Lo sé, pero comprende que era lo que ella quería. Por qué mejor no dejamos de pelear y nos comportamos como las hermanas que somos. A mamá no le gustaría que nos lleváramos mal.

_ Es idea mía o te estás aprovechando de tu estado deplorable de salud para tratar de embaucarme.

– Puede ser que tengas razón.

El estar por tanto tiempo separada de mi hermana, me ha hecho extrañarla demasiado. Cuando; desde un principio, jamás debimos discutir. Este abrazo que nos estamos dando ahora, es uno que nos debíamos desde hace mucho y aunque para que sucediera tuve que estar sintiéndome fatal. El que ella esté aquí conmigo compensa todo lo malo.

Siento como la puerta del baño se abre y al separarme de Jina veo que es Grisel, la cual trae una bolsa de papel en la mano.

– ¿Ya se arreglaron? – nos pregunta recostada en el marco.

– Así es – digo sobando mi nariz – Dime que me trajiste algo para este malestar, por favor.

– Verás, cuando Jina me dijo que tenías mareos y vómitos por la pizza de anoche. Salí corriendo a la farmacia a buscar algún medicamento, sin embargo; al llegar a la farmacia una idea loca pasó por mi cabeza.

– Grisel, sabes que me gustan tus acertijos. No obstante, ahora me siento como una m****a y lo único que quiero es…

– Una prueba de embarazo – soltó Grisel quitándome el habla.

– ¿Qué? – pregunté espantada.

– Lo que oíste, te traje una prueba de embarazo.

– Esto se está poniendo interesante – dijo mi hermana.

– ¿Acaso estás loca Grisel? ¿Cómo se te ocurre que yo voy a estar embarazada? Te recuerdo que entre Nils y yo no había relaciones desde hace mucho tiempo, por lo que es imposible que esté embarazada. Aparte ese desgraciado ya no está conmigo porque me engañó con otra.

– Entonces dime dónde queda el hombre desconocido con el que te acostaste hace un mes ¿Te olvidas de él?

– ¿Nils te engaño? ¿Cómo es eso de que te acostaste con un desconocido? – preguntó mi hermana.

– A ver, paren las dos. Si me acuerdo perfectamente que me acosté con un desconocido Grisel, sin embargo; yo me tomé la pastilla del día después.

_ Está bien, pero recuerda que esas pastillas no son cien por ciento seguras. Siempre tienen un margen de error.

Cuando Grisel dijo eso, el cuerpo se me congeló por completo y la respiración se escapó de mi cuerpo. Veo que ella se acerca a mí y me extiende la pequeña caja con la prueba dentro. La cual miro completamente aterrada y no puedo creer que esto esté pasándome.

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