Cinco meses después —Vamos, Lirio. Puedes hacerlo —la anima la doctora, su voz firme y reconfortante resonando en la habitación, mientras Lirio se aferra a la esperanza. Ha pasado seis largos meses preparándose para este momento. Para cualquier loba, este era el tiempo normal de gestación, pero para Lirio, cada día ha sido un desafío lleno de emociones y anhelos.—Estoy cansada —balbucea, su rostro empapado de sudor, marcado por el esfuerzo y la fatiga tras horas interminables de trabajo de parto. La lucha ha sido ardua, pero el amor por su bebé le da fuerzas.—Tienes que pujar, Lirio. Ya falta poco para que tu bebé esté contigo —la doctora le sonríe con ternura, sus ojos llenos de aliento. Con un leve asentimiento, Lirio toma aire profundamente, sintiendo cómo cada contracción se convierte en un torrente de energía que la impu
La casa subterránea estaba decorada con una calidez que contrastaba con la fría piedra de sus paredes. A pesar de la estructura escondida bajo tierra, el lugar rebosaba de vida. Guirnaldas de flores, luces cálidas colgadas en lo alto y una mesa repleta de dulces y pasteles daban un toque festivo. El aire estaba impregnado del aroma de chocolate recién horneado y frutas frescas. Era un día especial: el cumpleaños número tres de Dafne. Lirio, con una sonrisa llena de amor y orgullo, observaba desde un rincón mientras su hija correteaba por la sala, persiguiendo a Gunnar, que jugaba con ella como si también fuera un niño. Dafne, con su vestido azul y sus rizos negros rebotando a cada paso, se veía radiante, iluminando la habitación con su energía. Sven, estaba acomodando algunos regalos en la mesa, cuidando que todo fuera perfecto para su sobrina. —No corras tanto, Dafne —dijo Lirio suavemente, mientras su hija lanzaba una carcajada que resonaba como música en la sala. —Déjala disf
La atmósfera en la pequeña cabaña que habían alquilado como refugio temporal era tensa. Afuera, los vientos de la montaña silbaban, pero dentro, las palabras se cargaban de una tormenta aún más intensa. Lirio se encontraba en una esquina de la habitación, los brazos cruzados, mientras Hakon, con su imponente figura y su ceño fruncido, la miraba fijamente desde el otro extremo. —¿Buscar a Dantes? ¿En serio? ¿Después de todo lo que te hizo? ¿Después de todo lo que le hicimos en tu vida para protegerte de él? ¿Y ahora quieres ir corriendo a su puerta como si nada hubiera pasado? —Lirio apretó los dientes, su corazón latiendo con fuerza. Había pensado en esto durante semanas, pero cada vez que lo mencionaba, Hakon reaccionaba de la misma manera. —Sé que no entiendes mis razones —respondió ella, esforzándose por mantener la calma—, pero mis hermanos están en peligro. No tenemos otra opción, Hakon. Él es la única persona que tiene el poder y los recursos para salvarlos. —¿Y a qué c
Dantes observaba a su hija. Ella era su cachorra, y no tenía duda de ello. Sin embargo, en su mente rondaban preguntas: ¿dónde estuvieron todo este tiempo? ¿Cómo pudo Lirio ocultarla durante tres años? ¿Por qué nunca lo buscó para darle la noticia? Aunque conocía la respuesta a la última pregunta, la molestia lo invadía; Lirio no había sido capaz de confiar en él.—¿Dónde estuviste? —preguntó Dantes al apartar la mirada de Dafne, quien seguía abrazándolo.—Tenemos que hablar en privado, no tengo mucho tiempo —respondió ella, lo que hizo que él la mirara furioso. Habían pasado tres años, y ahora ella le decía que no tenía tiempo.—¿Acaso crees que me importa tu preciado tiempo? ¡Maldición, Lirio! —gritó Dantes, asustando a la pequeña y llamando la atención de sus empleados—. Lo siento, pequeña —masculló, arrepentido por su arrebato, mientras se agachaba para acariciar la mejilla de Dafne.—Papi, ¿estás enojado? —preguntó la niña con un tierno puchero que removió algo dentro del osc
—Sí, hace una semana de todo —dijo Dantes, con la mirada fija en Lirio mientras hablaba con Enzo por teléfono. Después de todo, la influencia del rey siempre es mucho más grande que la del príncipe. —Suecia es un territorio de cazadores. ¿Cómo pudieron mantenerse ocultos tanto tiempo? Ni siquiera yo, como rey, tenía la más mínima idea de que existiera una manada en ese lugar. Con razón mis hombres nunca pudieron encontrar a Lirio —dijo Enzo, frustrado por la situación—. Enviaré a mis mejores hombres para organizar una misión de rescate. ¿Saben cuántos lobos fueron capturados? —preguntó. Lirio negó enseguida, ya que sus sentidos desarrollados le permitían escuchar la conversación y no quería quedarse con la curiosidad hasta que terminaran de hablar. —Lirio dice que no lo sabe, pero rescata a sus hermanos y a cualquier otro lobo que tengan allí. No podemos dejar a ninguno de los nuestros en manos de cazadores —expresó Dantes, a lo que el rey estuvo de acuerdo de inmediato. —Crée
Dantes se despertó de golpe, su cuerpo empapado en sudor y el pecho subiendo y bajando rápidamente. El grito ahogado que escapó de su garganta resonó en la habitación oscura, lleno de dolor y desesperación. Sus ojos grises, normalmente tan intensos y dominantes, ahora estaban desbordados de miedo. Se sentó de un salto en la cama, apretando los puños contra las sábanas, tratando de calmar la respiración desbocada. Lirio se despertó al instante. El instinto protector en su interior la llevó a acercarse rápidamente. Sin decir una palabra, colocó una mano suave sobre el brazo tenso de Dantes, sintiendo cómo sus músculos vibraban bajo su piel. Sabía que hablar de inmediato no ayudaría. Naiko, su lobo, volvía a repetir esos recuerdos dolorosos en los que ahora solo visualizaba a Lirio en ellos. —Dantes, estoy aquí —susurró finalmente, su voz tranquila y suave como una brisa, esperando no asustarlo más. Lentamente, él giró su rostro hacia ella, sus ojos brillando con el tormento de los
La luna brillaba intensamente en el cielo, iluminando el camino por el que Hakon y los hombres del rey Enzo Marchetti se desplazaban. El tensión en el aire era palpable; todos sabían que ese dirigían a un lugar peligroso, un complejo utilizados por cazadores para atrapar a los suyos. Gunnar y Sven, los hermanos de lirio, habían sido traídos a este lugar después de la emboscada junto a algunos miembros de la manada. Ahora, el deber de rescatarlos recaía sobre Hakon y en os leales soldados del rey. —Recordar que este no es un enfrentamiento cualquiera —dijo Hakon, su voz resonaba en el silencio nocturno—. Los cazadores están bien armados y conocen el terreno. Debemos ser astutos y rápidos. Miró a cada uno de los hombres, buscando determinación en sus rostros. Eran valientes, listos para arriesgarlo todo por sus compañeros y por órdenes de su rey. Hakon había tomado la posición de líder del grupo de rescate por tener conocimiento del lugar y aquellos lobos y leones lo siguen con valen
La cabaña de seguridad estaba ubicada en lo profundo del bosque, prácticamente invisible para cualquiera que no conociera su ubicación exacta. Construida con piedra y madera oscura, se fusionaba con el entorno natural, como si fuera parte del paisaje. Las gruesas paredes de piedra garantizaban aislamiento y protección, mientras que las ventanas, estrechas y alargadas, permitían vigilar sin ser vistos desde afuera. Un tejado inclinado de tejas envejecidas coronaba la estructura, cubierto en algunas partes por musgo y hojas secas que la naturaleza había depositado a lo largo del tiempo.Todos se acomodaron en silencio, llorando las pérdidas. Los cazadores habían sido brutales: niños con miradas perdidas y mujeres desconsoladas por la pérdida de sus parejas llenaban el lugar con una atmósfera de dolor silencioso.Gunnar y Sven fueron atendidos por el médico, quien les curó las heridas en las muñecas, las más profundas debido a la plata. Después, el doctor los dejó a solas con Hakon, quie