POV Anastasia
Bajamos en silencio del auto y caminé totalmente desorbitada. Aún no era consciente de lo que acababa de suceder.
Abrí la puerta y Máximo avanzó detrás de mí. En cuanto crucé el umbral el rostro preocupado de Jenny me recibió.
Enseguida su mirada recorrió mi rostro y dejó caer su mandíbula.
-Dios mío amiga- se acercó sin esperar ni un segundo y me abrazó con fuerza -¡Cuánto lo siento!- exclamó mientras su voz se quebraba.
Cerré los ojos y sentí como una lágrima resbalaba por mi mejilla.
Luego del baño me acosté en la cama y en pocos minutos me quedé dormida. Estaba agotada y necesitaba descansar.Al día siguiente bajé a desayunar y me encontré con Jenny quien se estaba preparando unas tostadas.Sin decir una palabra nos abrazamos con fuerza y luego nos sentamos. Le conté con detalles todo lo que había sucedido, exceptuando el hecho de que el hombre me conocía desde hace muchos años. Por suerte ella, a diferencia de Máximo, no hizo más preguntas.-Nunca imaginé que esto terminaría así- concluí.-Yo menos amiga... Pero menos mal que Máximo fue a ayudarte. No sabes la
POV AnastasiaTomé el lapiz negro y comencé a trazar líneas. Había decidido improvisar, a ver si de ese modo lograba que la inspiración fluyera.Y por fin lo había logrado. No podía detenerme.Mis dedos bailaban sobre la hoja en blanco delimitando un rostro, pero enfocándome sobre todo en sus ojos… Sus largas pestañas, la profundidad de su mirada, la pasión que transmitían.Y cuando me alejé para ver en perspectiva lo que había hecho, mi corazón se detuvo.Era imposible no reconocerlo.Había retratado a Máximo. Más específic
Nos detuvimos frente a una hermosa casa de dos pisos, cuyos colores eran marrones y blancos. En este pueblo todas las estructuras tenían tonos similares, pero a su vez cada una tenía su propio estilo.Por fuera parecía que todo estaba tranquilo, incluso pensé que tal vez me aburriría, pero en cuanto entramos me sorprendí.Para empezar, la puerta estaba abierta. Quiero decir, nadie nos abrió. Elisa simplemente entró y eso me impactó.Luego dentro había cientos de personas, más de las que imaginaba.Algunas luces estaban encendidas pero otras no, dejando espacios más oscuros que era donde un grupo de personas bailaban. En c
Caminamos en silencio los primeros minutos, aunque aún tomados de la mano.No sabía cómo interpretar todo lo que estaba pasando… El beso podía ser simplemente por la apuesta; que él pensara que eso era demasiado para mí y que no aceptaría. Pero ¿Y ésto? Irnos juntos de la fiesta a casa, tomados de la mano…Para no seguir pensando, decidí romper el silencio.-Scott estaba muy ebrio--Sí, te ví un poco incómoda--Solo cuando se me pegó un poco… Y justo llegaste tú-Máximo
POV AnastasiaAbrí los ojos y me estiré sobre el colchón. Noté que aún llevaba la incómoda ropa de anoche y quise levantarme para quitarla. Pero entonces, recordé.Giré hacia mi izquierda y encontré la mitad de la cama vacía. Máximo se había ido.Enseguida se me ocurrieron tres posibles causas:La primera era que se había arrepentido, y había huído de modo bastante cobarde. Me parecía raro porque él no era así, pero no podía asegurarlo. Al fin y al cabo no lo conocía tan bien.La segunda era que hubiera cumplido la apuesta. Como yo había ganado, &e
-¿Qué estás haciendo aquí?- dije sorprendida deteniendo mis pasos.Máximo se volteó en cuanto escuchó mi voz y observé sus manos: sostenía mi dibujo, su retrato.Mierda, no.Me acerqué molesta, aunque en realidad lo que sentía era vergüenza, y lo arrebaté de sus dedos. Lo dejé nuevamente en el escritorio, junto a la manzana que había mordido.Lo observé fijamente y noté que estaba asombrado. Y cómo no, había descubierto que él era mi inspiración.-¿Qué haces aquí Máximo?- ins
POV AnastasiaMientras esperaba a que Máximo terminara la llamada, me senté al borde de la cama para acariciar a Ponce.-¿Crees que hice lo correcto?- murmuré pasando lentamente mis dedos por su cabecita -¿Puedo confiar en él?-Cómo era de esperarse, mi gatito no respondió. Pero en su lugar, el ruido de la puerta me distrajo.-¿Puedo pasar?-Una Jenny muy sonriente asomó su cabeza.-Claro que sí- me acerqué a ella. -Máximo volvió- susurré. Veinte minutos más tarde estábamos frente a la entrada del bar. La música dentro del lugar retumbaba hasta aquí, y comencé a sentirme inquieta.Una vez había estado en un bar cuando tenía 17 años, pero era distinto porque sabía que dentro había por lo menos cinco guardaespaldas. Aunque intentaban pasar desapercibidos, los reconocía con facilidad.Por fin se sentía como realmente debía ser, estaba sola pero junto a las personas que quería tener a mi lado.-¡Hola chicos!- la dulce voz de Elisa captó nuestra atención y todos giramos hacia ella. Venía de la mano junto a Jared y ambos sonreían. Se veían tan lindos. Eran de esas parejas que se meCapítulo 25