Capítulo XL

El sueño. Parte VII

Naim salió del estado más profundo de concentración en el cual se encontraba, al despertar se percató que ya no se encontraba en la cueva, estaba en un lugar muy lindo, era una playa tranquila, estaba sentado sobre una gran roca, donde empezaba a chocar las olas del mar, de forma suave, se podía observar como el mar tranquilamente, subía y bajaba, la inmensidad del cielo azul oscuro cubierto de varios puntitos que brillaban de una forma increíblemente hermosa, cada uno brillaba en el azul inmenso con una emoción indescriptible, la cual era la que mostraba el poder de las cosas que están fuera de nuestro alcance y que aún no hemos logrado comprender del todo.

El mar seguía agitándose suavemente, como si cada instante fuera el último del mundo, el joven mago sentía la calma de la naturaleza en su propio cuerpo, sentía la respiración del mar en su mente, sentía cada gota de agua tranquila en comparación con la inmensidad del océano,