Capítulo 368
Entonces, Nicolás volvió a hablarme: “Mírame, Piper”.

Al principio dudé, pero él no se movió de su lugar frente a mí, como si estuviera esperándome pacientemente.

Luego, finalmente, me arriesgué a mirar hacia arriba.

Nicolás capturó mi mirada con la suya y me mantuvo cautiva. Tenía tanta emoción en sus ojos –afecto puro– que me dejó sin aliento.

“Sabes con quién preferiría estar”, dijo.

Se refería a mí.

Y las palabras me dejaron sin aliento.

Yo preferiría estar con él también. “Nicolás…”.

“Encuéntrame”, dijo, “antes de que hagas algo con Jane...”. Él suspiró. “O encuentra a Julián. Solamente no hagas nada por tu cuenta”.

Esto se sintió como un momento crucial, como si él estuviera bloqueando su corazón, y era hora de que yo hiciera lo mismo. No lo decepcionaría. Quería que supiera que su afecto era correspondido, en caso de que hubiera alguna duda al respecto.

“Te encontraré”, dije. Era algo difícil de prometer. Nadie sabía cuándo ni cómo aparecería Jane.
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