Capítulo 120
“No era lo que parecía”, dije por reflejo.

“Antes dijiste que lo que sentías por Julián no era de verdad”, dijo él.

“Y no lo era”.

Nicolás se cruzó de brazos. Apretó la mandíbula y no dijo nada más.

Para aliviar sus preocupaciones, no sabía qué más decirle que la verdad. “Julián me salvó de tu padre”.

El enfoque de Nicolás se centró en mí. Cualquier emoción desapareció. Me miró como si buscara alguna lesión y luego habló con fiereza: “¿Qué pasó?”.

Le expliqué sobre la reunión, sobre la amenaza y sobre la oportuna intervención de Julián. Al final, Nicolás se había acercado y se paró frente a mí nuevamente, con la preocupación arrugando su frente.

“Estoy bien ahora”, dije. “Escuché parte de tu discurso. Probablemente erradicaste la mayoría de sus temores, así que, tú también me salvaste. Gracias”.

Sacudió la cabeza. “No fue difícil decir esas palabras. Me aferré a ellos desde que supe de ti y de Elva, antes de saber la verdad”.

“Lo lamento”. Tal vez debí haberl
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