Así suena mejor
Katya miró con la boca abierta a Sylvana, que intentaba actuar normal sin mucho éxito.

– ¿Fiore? –Preguntó Katya, haciendo mención del apellido de Argus–. Entonces, tú y él…

Sylvana la chistó.

– No… sí… fue hace mucho –Sylvana hizo un puchero–. No le cuentes a mi padre.

Katya lo único que pudo hacer fue reír, pues un segundo ruido seco la hizo desviar su atención.

El grupo de hombres donde Egan había estado un segundo, habían entrado en una pelea de puños. El caos se desataba lentamente, Katya se levantó de su asiento pensando en correr hacia Egan. El arma fría quemaba contra su piel. Ella lo había ocultado dentro de su vestido, pues creía que su bolso era muy evidente. Ella no lo querría disparar, pero si veía que un solo puño volaba hacia Egan, dispararía sin pensar.

Sin embargo, cuando vio que todos los tipos de elegantes trajes de baño solo reían y se tiraban a las piscinas unos a otros, Katya se dio cuenta que solo jugaban. Parecían adolescentes, ciertamente, pero quizás sol
Rebe Siro

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