La piscina

Capítulo 32

La piscina

Mis manos temblaron mientras intentaba enmendar el error que causó Elijah al romper todos los botones de la camisa de mi uniforme. Me moví involuntariamente de un lado a otro al tratar de pensar qué haría si la abuela de mi esposo se llevaba una pésima impresión de mí. Como pude, limpié la humedad que se seguía escurriendo entre mis piernas con las servilletas de papel que Elijah me entregó para ayudarme a secarme un poco.

—¿Qué voy a hacer? —susurré al notar que todos los botones se habían esparcido por todos lados.

—Ponte una de mis camisas —dijo sin ningún tipo de remordimiento en su rostro.

—¿Estás loco? —grité, pero luego bajé la voz—. ¿Quieres que tu abuela piense que soy

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