La cara de Jesse sinceramente daba risa pero no pensaba admitirlo, tampoco el hecho de que lo seguía queriendo y que en el fondo me preocupaba en ciertas ocasiones. — Eres increíblemente narcisista, en fin, al menos en esta ocasión voy a manejar yo porque no quiero que tengamos un accidente sólo porque tú andas en las nubes. Salimos de la casa mientras miraba a Jesse sonriendo de lado a lado. Llegamos al supermercado y decidí adelantarme para buscar la comida de Pelusa, él se quedó detrás mientras buscaba algo que quisiera, tomé la bolsa de comida que supuestamente era la más vendida entonces la coloqué en el carro y fui a buscar al señor tonto; al llegar donde estaba me dió ternura ya que miraba un mameluco de mariquita, también traía otras prendas a juego. — Oh — él me miró — así que ya estás aquí, ven que quiero que vengas algo que me gustó pero no sé si te va a gustar a ti. — Si te gusta a ti solamente ponlo en el carrito — me acerqué y le sonreí — recuerda que la bebé es de l
Jesse me dió un beso en la frente y siguió sacando las cosas, ya tenía casi todo lo de la cocina desempacado, me senté a desayunar mientras él colocaba las sartenes en sus lugares. Pensaba en qué hacerle de comer así que fui a la refrigeradora y encontré todo muy bien ordenado. — Vaya, ¿Tú has hecho esto? — señalé dentro y Jesse asintió — pero si ni yo ordeno tan bien las cosas, ¿Dónde aprendiste a hacer tal cosa? — Fue Lena la que me enseñó, ella era muy quisquillosa con las cosas y cuando iba de visita a su casa pues me tocó aprender porque casi se muere cuando le mezcle los yogures que había comprado. — Oh, ya veo — le sonreí a medias — al parecer esta chica fue bastante cercana a ti, cuéntame más de ella que ya me tiene con la intriga. — No hay mucho que contar, simplemente fuimos compañeros de habitación y en algunas ocasiones que me tocaban vacaciones las fui a pasar con ella y su familia, porque papá decía que no era necesario que viniera hasta acá si solamente me daban una
Accedí a columpiarme y Jesse se puso detrás de mí mientras empujaba el columpio en el que por muchos años habíamos jugado. — Por cierto, ¿Tú limpiaste toda la maleza? — miré hacía atrás y Jesse me empujo — vamos, contesta de una buena vez que estoy con la duda. — Si, yo lo hice — nuevamente me empujo — tenías la maleza muy crecida y a ese paso solamente te ibas a meter en problema si alguna serpiente le picaba a alguien. — Gracias, ya tenía algo abandonada la casa pero la realidad es que con todo lo que debía hacer me era imposible venir a podar; de milagro no me volví loca, me hice mejor amiga del café que era el que me mantenía en pie para cuando tenía que estudiar o trabajar. — Y ahora estás recogiendo los frutos de lo que tanto te costó, realmente eres una mujer excepcional que siempre supera las expectativas que se tenían. Los días transcurrieron con normalidad, Jesse había comenzado a preparar la habitación de nuestra hija a pesar que le dije innumerables veces que no era n
Decidí tomarle la palabra a Jesse así que me quedé dormida en el camino, estaba en la parte más cómoda del sueño cuando empecé a mirar varios retretes en los que me quería sentar ya que sentía la necesidad de orinar pero había algo que me detenía. — ¡Me estoy orinando! — abrí los ojos y grité de repente — necesito ir al baño con urgencia, detente en este momento. — Pero si estamos en medio de la nada — miré por la ventana y todo era campo — escogí ese hotel porque da la tranquilidad que no tenemos en Londres, la gasolinera más cercana se encuentra a dos kilómetros así que vas a tener que aguantar. — ¡No, no me hagas esto! Si te digo que me estoy orinando y es urgente tienes que manejar como si el diablo te va siguiendo. — ¿Acaso no estás usando los tampones que te compré? — lo miré como si quisiera matarlo — muy bien, no me mires así que quiero estar involucrado en el crecimiento de mi hija y que ella me conozca en persona no a través de un retrato. Por suerte pensé en otra soluci
Me encontraba bien en ese momento y eso fue lo que le dije a Jesse, los oficiales nos dejaron ir sin problemas ya que sabían bien que no estábamos haciendo nada malo. Durante el resto del camino comencé a sentir como mi nalga dolía y después empezó a dormirse, llegamos al hotel entonces al salir no pude hacerlo ya que toda mi pierna estaba dormida. — Jesse — me apoyé en la puerta del carro — ven aquí que me caigo. Él llegó disparado y sin problemas me cargó, fuimos directo a la enfermería en donde me revisaron; el doctor me puso una medicina para el dolor y luego de un rato pude sentirme mejor. — Se durmió su pierna debido al dolor que le produjo la mordedura de la serpiente, por favor venga todos los días tanto en la noche como en el día porque voy a curarla debidamente — él puso una gasa en esa zona — llamaré a su esposo para que la cargue. Jesse entró y se tranquilizó al ver que me encontraba mejor, a pesar de que me sentía capaz de poder caminar no me dejó y me cargó nuevamente
La chef que estaba preparando el banquete era una mujer hermosa, ella al ver a Jesse dejó de preparar lo que hacía y se fue a dar la vuelta para saludarlo, le dió un fuerte abrazo seguido de un beso en cada mejilla. — Jesse, jamás pensé que te iba a encontrar aquí — sus ojos brillaron al verlo — pero que gusto volver a verte y en tan corto tiempo. — ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en Francia — él tomó sus manos — jamás imaginé que te encontrabas en este hotel. — Pues el chef que estaba aquí antes me pidió que lo cubriera una temporada ya que su hija iba a dar a luz entonces no pude decir que no y bueno ya el resto lo puedes deducir, incluso te pensaba visitar pero tenía que esperar al jefe de jefes y como quería darte la sorpresa no te mencione nada de mi estadía en este país — ella me miró — ¿Acaso no me piensas presentar a tu acompañante? — Oh, es cierto — Jesse me miró y se quedó pensativo — es Alexa la chef principal del restaurante de mi papá, nos encontramos vacacionando
Quería creer en las palabras de Jesse pero no podía hacerlo, me aparté de él y me levanté de la cama; mis brazos se cruzaron y entró una brisa fresca que sacudió mi cabello. — No te creo, generalmente a las personas vienes a decirles que soy tu mujer o tu esposa pero a ella le dijiste de que era la chef del restaurante de tu papá y nada más — lloré de rabia — incluso no hablaste de mi embarazo, la criatura que cargó también es tu hija por si lo olvidaste; además si realmente te hubiera afectado el hecho de que me fui hubieses venido casi conmigo sin embargo ya pasó un buen rato y hasta ahora es que te apareces, ¿Acaso te sentiste mal por dejarme sola? No te preocupes y ve con Lena, puedo pasar todo el fin de semana encerrada en esta habitación e incluso te juro que no me voy a cruzar en su camino para evitar estorbar o interrumpir su idilio de amor. — A ver, si no quise decirle que eras mi mujer o mi esposa fue porque pensé que eso te molestaba ya que siempre dices que solamente ere
Llegamos al restaurante y miré que ya no había nada pero luego de unos escasos segundos Lena salió con una bandeja que traía de todo.— Supuse que se habían dormido así que les aparté algo de comida, ¿Qué clase de amiga sería si dejo que mis amigos no coman?El plato de Jesse eran waffles y el mío era comida mexicana, los tres nos sentamos en la mesa que nos ofrecía el restaurante y Lena me miró sonriendo.— Dame eso, Jesse — tomé su plato y corté sus waffles — ten, aquí tienes.— ¿Por qué haces eso? — Lena me miró confundida.— A Jesse no le gustan los waffles enteros sino que los prefiere así, dice que de esta forma da pequeños bocados y termina por saciarse más — tomé mi plato y comí — esto está delicioso.— Lo de Jesse es una novedad para mí y lo otro me alegra saber que te gusta pero no lo he preparado yo, ayer pensé que lo que hice te iba a gustar pero al parecer no estoy a la altura del paladar de una chef con una estrella Michelín.— Disculpa pero no es lo que crees — deje de