Arya niega con la cabeza.—Solo somos amigos —confiesa—. Él es bisexual. Solo que gusta más de hombres que de mujeres, es mi mejor amigo, es como mi hermano.Ayden siente que su alma vuelve a su cuerpo. Quiere reprimir su felicidad, pero es casi imposible.—Solo quería alejarte —declara sus verdaderas intenciones—. Veo que sigues siendo terco.—Solo con lo que quiero, y te quiero a ti, te amo Arya —dice emocionado.La joven doctora no dice nada. El silencio es incómodo entre ellos.—Yo no te amo —analiza ella sus sentimientos por él—. Al menos no de la forma en que tú crees. Te admiro, te respeto, pero el amor y la devoción que una vez existieron por ti, se desvaneció. Perdí a mi madre, jamás pude ver a mi hijo hasta hoy… y tú, tú fuiste un patán. Y creo que no me amas, creo más bien que es una especie de salvavidas al que te aferras porque tenemos un hijo en común.—No digas eso, no es así —desmiente él con severidad y se pone de pie—. Si tanto estás aferrada a creerlo, no puedo culp
El restaurante tiene una hermosa terraza hacia el mar.—Sé que ya te lo había dicho, pero te ves preciosa —alaga Ayden de nuevo.—Gracias, no tienes que estarlo diciendo —comenta ella—. No estás obligado a nada. Lo sabes.—No es por obligación, realmente siempre he creído que eres hermosa —confiesa él haciendo una pausa para beber de su copa de vino—. Desde la primera vez que te vi en el restaurante para la entrevista. Un poco irreverente, pero hermosa —ríe con un poco de pena.Arya lo mira cómo no creyendo eso.—No te creo, apenas si me viste —recuerda.—Cierto, quizás no mantuve mi vista fija, pero si te vi, más cuando te marchaste —confiesa y ella lo ve escandalizada haciendo que él ría—. Por eso te invité a ir a mi departamento, a hablar.—Oh… me parece difícil de creer, por ese entonces yo era un manojo de nervios y huesos —rememora con tristeza—. No había mucho que ver en mi retaguardia.Ayden se ríe. Era cierto que ella estaba muy delgada, casi en los huesos, pero su figura era
—No sabes las veces que he soñado con ese momento, llevarlo a la escuela. Hacer un simple desayuno o jugar con él —dice ella con la voz quebrada—. Era una bobería. Buscaba alguna foto de él en redes y nada. Es como si no existiese. Eso me gustaba y a la vez me aterraba. Reflexionaba ¿y si algo le pasó?, ¿estará bien? Fueron momentos difíciles.—No tiene que volver a hacer así, no tienes que volver a esconderte —declara apretando su mano—. No dejaré que te alejes de él o que alguien te aparte de su vida.—Me gustaría creer eso, pero ¿qué pasará el día que te enojes y me quieras lejos? —inquiere ella con inseguridad.Ayden escucha eso, y sabe que debe afianzar su postura.—No quiero que te alejes de nuevo, Arya —declara con firmeza, su voz gruesa y varonil. Arya siente eso hasta en las entrañas—. Tenerte lejos es lo peor que nos ha pasado, a mí, a tu hijo, a Seb y Bea… todos te hemos extrañado. Sé que no confías en mi palabra, pero confía en lo legal, nuestro hijo, es nuestro, no mío. E
Arya, que no sabía que llevar a casa de Ayden, pregunta si puede llevarle legos. A lo que él afirma. Toda la mañana se la paso con Robín en una juguetería.—No creo que sea acertado… ¿Y si termino llevándole uno que no le guste? —inquiere a su amigo quien ya está cansado de oírla.—Sabes qué, me voy —dice el cansado—. Iré a conocer Nueva York, tú te puedes quedar aquí y buscar lo que necesites, si no sabes que llevar, pregunta a otras madres. El sitio está repleto de ellas —señala su alrededor y se percata de que es así.—Perdón por arrastrarte a esto… —se disculpa con su colega—. Te veo en la cena. Si te pierdes dime, y voy por ti.—Si me pierdo, que sea, pero en los brazos de un precioso neoyorquino —murmura él riéndose para que las demás compradoras no le escuchen. Arya se ríe y deja que se marche.Una vez sola, revisa en su iPhone que puede llevarle a un pequeño de cinco años. Al cabo de unos minutos sola y navegando en internet, se sintió agobiada.—Disculpa, ¿te puedo ayudar? —p
—¿Tú comes fresa, doctora? —pregunta el niño con curiosidad, para luego comer una fresa.—Sí, antes me encantaban, ahora son mis favoritas —confiesa con una mirada tierna para con su hijo.El niño se emociona y sonríe con su boca manchada de fresa y chocolate. Arya toma una de las fresas y come acompañándolos.El niño se chupa los dedos de su mano y toma una más. Ayden le deja y se come otra. Es un silencio, pero no incómodo.Esta Arya masticando cuando el niño la ve con curiosidad —¿Tú eres mi mamá? —pregunta él haciendo que ella se atragante.Ayden que se había sentado en el césped frente a ellos, se pone de pie de inmediato y corre por la botella de agua que dejo en el invernadero.—Toma —entrega la joven que poco a poco se repone—. Aryehn, mejor ven —toma de la mano a su niño—. Vamos para ducharte, antes de comer.—Pero estamos comiendo con la doctora bonita —recuerda haciendo un puchero.Ayden mira a Arya que ya se ha repuesto y se puso de pie.—Es una amiga, no tu doctora, se ll
Arya espera a que Ayden y su pequeño hijo salgan. Mientras tanto toma un poco de aire y va en búsqueda de Sebas.—Pensé que quizás te habías ido de aquí —comenta ella sorprendiéndolo—. ¿Qué habrá de comer?—Hey, hola… Bea no tarda en llegar con la comida —responde animado—. ¿Cómo van las cosas con…? —señala el techo refiriéndose a los de arriba.—Que te digo, ha sido una sorpresa encontrarlos… ver a mi hijo —confiesa recargada en la barrita de la cocina con la cabeza recargada en las manos y los codos en la encimera—, es lo más sublime que me ha pasado. Apenas le conozco y ya le amo.—Es tu hijo, Arya —comenta Sebas mirándola con ternura—. Él pregunta constantemente por su madre, seguro a estas alturas se imagina que eres tú, solo que con pelo rubio.—¡Me preguntó si quería ser su mamá! Por supuesto que en ese momento no sabía que era mi hijo, pero ahora que lo sé, quisiera decírselo —expone ella con emoción.Sebas se mueve de un lado a otro en la cocina preparando la mesa mientras le
Arya se despierta en medio de la noche un poco acalorada. Cuando se da cuenta en dónde está, su corazón sufre un vuelco. Su pequeño yace abrazado a ella, envuelto entre sus brazos. Eso es algo con lo que soñó y por fin lo tiene. Está tan conmocionada que las lágrimas caen por sus ojos.Acaricia el pequeño rostro de su hijo y le da un beso en la frente.—Eres tan precioso, hijo mío —murmura—. Te he amado tanto, te he extrañado tanto.Aryehn se acurruca más a ella buscando calor, sus manitas yacen acomodadas debajo de su rostro y unidas.—Pareces un angelito hermoso —susurra Arya sin dejar de pasar sus dedos por el cabello del pequeño. De pronto un suspiro se escapa del niño.—Mami…Arya siente su corazón palpitar emocionado, él ha llamado a su mamá en sueños sin saber que la tiene a un lado.Luego de un tiempo, ella se levanta, necesita agua y un baño.Al salir al pasillo del lado opuesto de la puerta de su hijo, yace entreabierta una puerta. Dentro la lámpara de una mesita está abierta
—¿Y tú? —pregunta a cambio, dejando de pasar su arrepentimiento, él la mira y suelta una risita—. ¿Has pensado en eso?—Mucho. Me encontré pensando en eso más de lo que debería —declara él.—Será afortunada la mujer que elijas para ti, solo te pido algo, déjame estar en la vida de Aryehn, quiero que sepa que soy su mamá, quiero que sea mi hijo —afirma ella y eso provoca una alegría en el corazón de ambos.—Ya lo habías dicho, y te he dicho que sí, no dudes de eso —asegura él y levanta la mano solo para tomar la de ella que yace entremedio de los dos—. Es cierto cuando te dije que te amo. Dime que debo hacer para que me creas.La ternura en su voz no le pasa desapercibida, el día de hoy entre ellos todo ha sido demostraciones de cariño y ternura.Sus cuerpos estaban cerca, ella podía sentir el hormigueo en su piel con un simple tacto de su mano.—¿Por qué no me permitías tocarte en el pasado? —pregunta ella finalmente rompiendo el encanto.—No puedo decírtelo… no aún —confiesa él—. Pero