Cinco días antes —¿Qué tienes? —pregunta Daniel cuando ve a su amigo sumido en sus pensamientos. —La madre de Mark tenía un collar con un rubí. Yo no tengo ni idea de que pasó con esa cosa —declara Ayden arrugando la frente, en cuanto las palabras salen de la boca del millonario, Daniel siente que un escalofrío recorre su cuerpo—. Ahora, más que nunca supongo que Mark tiene algo que ver con esto. —Le das mucho crédito, es un idiota —dice el abogado con desdén no tratando de imaginarse lo que cree que se está imaginando—. Lo sabes, apenas si puede organizar ese hospital. Si no fuera por su asistente, colapsaría. Daniel no puede seguir poniendo atención a lo que sucede, le urge salir de ahí y comprobar si el collar que tiene su esposa es el mismo del que su amigo habla. —Gabriel, soy Daniel, sucedió algo de lo que urge me haga cargo, ¿podrías ir tú por Arya y decirle lo que sucede? Ayden no quiere que ella se entere por los medios ni que su hijo sepa lo que sucede —informa mientras
—Escapó anoche, pero no nos dimos cuenta hasta hoy por la mañana —dice el detective—. Veníamos siguiéndolo, dejó pistas, es como si supiera que esto iba a pasar. Arya recuerda que su hermano le dijo que se encargaría, verlo tirado muerto es algo que nunca quiso que sucediera. —¡Jeff, no! —grita Arya arrojándose a su cuerpo ya sin vida. Los agentes intentan apartarla, pero es imposible, ella sujeta a su hermano con fuerza. Jeff se queja y ella lo escucha claramente. —¡Está vivo! —grita a nadie en particular, los paramédicos llegan y se están acercando a él para socorrerlo. Mark aprovecha la distracción y golpea de un codazo al policía que está por esposarlo y levanta el arma que está a sus pies para dispararle a Arya. Ayden mira lo sucedido en un borrón. El policía limpiándose la nariz, Mark con el arma apuntando a Arya y él disparándole en el pecho, justo en el corazón a su medio hermano. Mark cae como peso muerto sobre el piso firme. —¡Aquí hay otro vivo! —grita un policía en
—¡Mamá, ya estoy listo! —grita Aryehn desde una parte de la casa. —Sube al auto, Henry ya nos espera —grita Arya en respuesta. Aryehn toma su celular y sale de la mansión hasta la entrada de esta, antes de salir revisa las notificaciones y lee un mensaje de su padre que ya los espera en el recinto principal. —¡Mamá, Papá, ya está esperándonos! —grita Aryehn comprobando que su traje esté bien puesto. Arya baja con su vestido tinto ajustado del busto y suelto de la cintura a las rodillas. —¡Mamá, qué guapa! —dice Aryehn acercándose a ella para besarla en la mejilla—. ¿Ya nos vamos? —Sí, ya nos esperan allá todos —afirma ella tomando el brazo que su hijo le ofrece. Aryehn se ha convertido en un apuesto adolescente de diecisiete años, caballeroso y muy formal como su padre. Arya lo observa con orgullo, está contenta de verlo tan feliz. Henry abre la puerta de la limusina y estos abordan. Los escoltas los siguen en otro auto detrás, pero ellos los ignoran como si no estuvieran. Se h
Le parecía una estupidez ser obligado a tener un hijo. Tener que demostrarle a su padre que podría tener una herencia genética no era algo que le importara a Ayden Emory. Suficiente tenía con ser uno de los mejores empresarios en Estados Unidos, premiado, multitud de veces, por su capacidad en los negocios y por si fuera poco llevar con excelencia la compañía familiar.¿A caso eso no era suficiente?Ayden se reía mientras salía del despacho de su padre, será muy buen negociante y tendrá muchos premios, pero sabe de qué nada sirve cuando se trata de negociar con aquel hombre que le enseñó todo cuanto sabe.—Katty, llama a mi abogado —ordena por el altavoz a su asistente—. Dile que lo veo en una hora en mi casa.Cuelga.No espera a que digan de acuerdo y mucho menos da un gracias. Al final de cuentas ellos solo son empleados y hacen lo que se les ordene. Entra a su auto y conduce desde la mansión de su padre a las afueras de la ciudad hasta el corazón de Manhattan por la 5th Ave.Reduce
Repasa mentalmente si hizo algún pago de más, pero es imposible. No ha usado esa tarjeta y su móvil entra con contraseña. Revisa los detalles de los movimientos bancarios y se da cuenta de que el dinero ha sido transferido a una cuenta de su hermano.Había sido robada por él. De alguna manera hackeo su teléfono, lo cual no sería muy difícil, ya que es vieja tecnología. Sale del banco maldiciendo a su hermano y luego piensa en una manera de recuperar dinero. La voz de Eleanor resuena en su cabeza, así que le llama.El día transcurre lentamente, Arya no deja de pensar en eso mientras camina de vuelta a la clínica. ¿Tendría lo que se necesita para ser madre a tan joven edad?Definitivamente, la necesidad era más grande que sus temores, tendría que afrontarlos si fuera necesario. Cuando llega a la clínica va directamente donde la asistente. Esta le informa que su madre tuvo un ataque al corazón y que esta había sido llevada a terapia intensiva.—El médico le atenderá una vez que salga de
Ninguno dice nada hasta que llegan al estacionamiento de un alto edificio, por la misma calle.—Esta es mi casa —informa al bajar—. Bueno, uno de estos pisos es mío.Ayden camina alejado de ella sin invadir su espacio personal y ella por temor de él tampoco se acerca.Entran al elevador privado y llegan hasta el pent house de Ayden.—Pase, siéntese y le traeré agua —dice sin mirarla—. Ya ha bebido suficiente.El hecho de que le echara en cara esos dos tragos no le pasa desapercibido. Hace nota mental de que a él no le gusta que beba.—Pensé que quería que me largara —murmura en un hilo de voz Arya cuando él pone el vaso de agua frente a ella y se sienta en el sillón más alejado.—Eso quería, pero Daniel me ha dicho que estos trámites pueden tardar meses —aclara como si eso le molestara—. Seré sincero con usted, necesito un hijo, pero sin que mi padre se entere de que es por vientre de alquiler, él tiene que saber que es mío, no importa el cómo y, por si fuera poco, necesita creer que
Ayden había hablado con su abogado para que llevara a cabo todo el trámite del embarazo subrogado. Nunca en su vida imaginó que algo así tuviera que hacer para poder obtener la empresa familiar. Lo único que le faltaba y de lo cual no se sentía orgullo era de tener que explicarle a su padre. —Buen día, padre —saluda al entrar a su oficina. Gerard Emory, ya esperaba sentado frente a su escritorio con un puro en la boca y una taza de café en la mano. —¿Qué hay de buenos? ¿A caso no ves el puto clima de m****a? —señala el cielo gris desde su despacho—. No esperaba que estuviera soleado, pero al menos que no estuviera nublado. —¿Otra vez estuviste mirando el clima? —pregunta Ayden sentándose frente a él. —Lo que yo vea o no, no es de tu importancia. ¿Sabes lo que sí importa? Ayden quisiera poner los ojos en blanco ante el comentario y pregunta de su padre, pero se aguanta. Hacer algo así supondría una reprimenda. Gerard era muy estricto con sus hijos y con quien sea. —¿Qué ganen los
Arya repasó las reglas de Ayden, subrayando las que le parecían excesivas y haciendo anotaciones en algunas de ellas. Sabía que había cosas que debía respetar, como el hecho de no comer marisco crudo, o sushi. Ella amaba el sushi y era algo que extrañaría. No repara en salir de la habitación, esta tiene su propio baño, así que se ducha antes de dormir. Un mensaje en su teléfono entra justo cuando se dispone a recostarse. Ayden_ 11:23 p.m. ¿Estás despierta? La joven rueda los ojos y con toalla en la cabeza y la misma ropa que traía sale de la habitación en busca del millonario. —Acá estoy —advierte en voz alta al salir al pasillo. Toda la casa yace a oscuras excepto por una tenue luz que viene desde una habitación. La puerta de esta se abre y sale Ayden en pantalón de chándal, sin camiseta y descalzo. Arya tiene que asegurarse de tener la boca cerrada cuando se percata de lo hermoso de su cuerpo. Unos bíceps y vientre bien trabajados son algunas de las cosas de las que se da cuen