Más de lo que necesitabaAyden regresa furioso a su casa, siente cómo la adrenalina y la furia recorren su cuerpo. Nada más llegar al departamento se encierra en su recámara tirando todo lo que está a su paso. Quebrando lámparas, cuadros, adornos banales. Nada significativo como para que le pese.—¡Estás tan vacío, Ayden Emory… tan vacío que jodes lo único bueno en tu vida! —grita con dolor.Entra al cuarto del baño y rompe con furia el espejo frente a él.—Ni siquiera puedes ser dueño de ti mismo, menos de tus acciones —se dice al reflejo hecho añicos—. Eres un sucio, una escoria repudiada que intenta engañar a los demás con trajes bonitos… eres Nada, Ayden. Eres nada que im
Ayden había mandado a Bea para que hiciera compañía a Arya. Esta se había vuelto una empleada prudente y cercana a la joven embarazada, así que era la indicada para permanecer a su lado.—Debería ir a descansar a casa —murmura Bea al percatarse de que la joven futura doctora no ha dormido como debería—. El señor Ayden no estará si no quiere verlo —afirma preocupada por la salud de Arya.—Estoy bien así —asegura, pero Bea no le cree—. Ya dormí poco en la tarde.—Como guste, pero yo le veo una cara de cansancio que no puede con ella…Arya aprieta los labios en línea recta, pues sabe que esta tiene razón.—Puedo descansar en los cuartos de descanso aquí en el hos
Ayden no había estado más preocupado en su vida, como ahora. El pensar en todas las malas acciones que había hecho en contra de la joven, voluntaria o involuntariamente, lo hacían sentir mal; por ello mandó que de inmediato se hiciera la mudanza, pero lamentablemente el servicio no había sido confirmado por lo que tendrían que esperar. Enojado con Daniel por no haber confirmado el servicio, se convence para sí mismo que fue una buena elección el haberlo despedido. —No crees que estás haciendo un poco injusto, hijo —inquiere Gerard Emory, por teléfono, a su primogénito— —¿Por qué habría de serlo padre? Él no me ha fallado una, sino varias veces, y por si fuera poco traspasó el límite abogado—cliente. Lo que él crea de mí y de lo que yo haga con mi dinero no es algo que me quita el sueño, pero que, de ahí,
—Me alegra mucho haberte encontrado señor Specter —dice Ayden convencido que encontró al abogado ideal—. No te preocupes por tu comisión, yo te pagaré todo en tiempo y forma.—Lo sé, señor Emory —agrega Gabriel Specter, uno de los mejores abogados de la metrópoli—. Su reputación le precede, tenía años queriendo contactarlo, pero sé que tenía una alianza fuerte con los Cheng. ¿Eso traerá algún problema a futuro?—Para nada, mi disolución con ellos fue que traspasaron el límite abogado cliente, lo cual espero que no suceda aquí —requiere Ayden mirándolo con firmeza.Gabriel no se intimida, él también es un hombre poderoso, pero que sabe cómo mover las piezas siempre a favor de sus clientes.—No se preocupe, Emory. Mientras no me pida ser partícip
—Si hay algo que sepas, considero que estoy en mi derecho de saber —asegura ella intentando que él se confiese. —Vale, pero no te gustará —dice él finalmente. Camina a la puerta y la cierra con llave, lo que debe confesarlo, no puede saberlo nadie. —Qué tanto misterio —dice ella vacilante, él la fulmina con la mirada. Arrastra una silla y se sienta junto a la cama. —Esto te va a doler, pero prométeme que no saldrás corriendo queriendo pedir explicaciones a tu madre, ella no puede dártelas —advierte él, imaginándose la actitud que tomará. —Ok… está bien. —Vale… no sé realmente como empezar, yo no quería ser quien te lo dijera, lo hablé con tu madre y le pedí que te confesara la verdad; sin embargo, creo que
Ayden sabía que estaba fallando como futuro padre, al no brindarle el soporte que Arya necesitaba. Fallaba como hijo, pues mentía a su padre, ocultándole la verdad sobre la naturaleza de la relación que tiene con Arya. Como hermano, al negar rotundamente la oportunidad de que Mark se redima. Y con él mismo, se ha fallado al incumplir cada promesa autoimpuesta.Durante la noche, la madre de Arya había empeorado. Su situación cardiaca aunada al cáncer que se esparcía por su cuerpo hacían que su estado de salud se deteriorara rápidamente.—Señor Emory, lo mejor es hablarle al doctor —informa la enfermera—. Ella no está bien… no creo que resista un día más.Ayden entra a la recámara de Mirella y nota como esta tiene dificultades para respirar aún con oxígeno puesto.—Llámales de inmediato —pi
—¡Se desprendió la placenta! No tenemos mucho tiempo, llevémosla a mi hospital —ordena ella—. El bebé puede morir si no se saca pronto.Sam está paralizado y entonces se percata que es él quien tiene que cargarla, camina a ella con urgencia, pero Ayden llega antes y la levanta. Sebas pide el ascensor y llama a John para que tenga listo el auto.Una vez que bajan con ayuda de la doctora, meten a Arya al auto y la trasladan de inmediato.—¡Rápido John! La vida de mi hijo depende de que no tardes —grita Ayden enojado.—Y la vida de ella también —aclara la doctora.John acelera el todoterreno en medio de la intensa lluvia hasta llegar a la clínica de la doctora. No podían ir dónde Mark, pues era un peligro contra su secreto.Los médicos ya esperaban en la entrada de urgencias e ingresaron de inmediato a Arya.
Arya yace recostada en la cama de Bea, totalmente adolorida.—Yo creo que debemos informarle al señor Emory —menciona Bruno.—No, hoy… —susurra Arya con esfuerzo—. Por favor, hoy no.—No te preocupes, hermosa —dice Bea—. Yo cuidaré de ti. Lo importante es que descanses y te recuperes, después podrás tomar una decisión.—¿Me informarán sobre el funeral de mi madre? —pregunta la joven a sus amigos.Sam y bruno se miran entre sí, saben que, si ella ya no está en casa de Emory y ahora que la señora Mirella había fallecido, ya no serían solicitados.—Sin ti ahí, y la señora Mirella, no considero que nos llamen de nuevo —informa Sam acariciando la frente de su amiga.—Sebas y yo te mantendremos informada —asegura Bea pasándole una pastilla de dolor