Arya terminó su turno junto a Robín y ambos fueron trasladados a casa de Ayden inmediatamente. Arya quería llegar dónde su pequeño, lo extrañaba. Su guardaespaldas, Harry Staton, iba delante del todoterreno y de conductor iba otro de los guardaespaldas.
—Harry, vamos a la panadería que está cerca de la casa de Ayden —pide Arya.
—Señora, el señor Emory, ha pedido explícitamente que la llevemos directo a la compañía —anuncia Harry.
—¿Qué? Él no me ha dicho nada —refiere ella molesta porque él no le dijo directamente y revisa el teléfono para comprobar que no le haya llamado o dejado un mensaje.
Harry no responde nada, no quiere meterse en problemas y ella se da cuenta de que, efectivamente, Ayden no le dijo nada.
—Tendré que llamar a Olivia.
Arya saca su teléfono y
Cuando Arya subió al todoterreno inmediatamente Robín comenzó a interrogarla.—¿Ya me dirás que pasó?, ¿o me seguirás manteniendo en ascuas? —inquiere con ansiedad su amigo.—En la casa te digo —advierte Arya señalando a los guardaespaldas. Ella no sabe que tanto saben o no saben ellos.La idea de que alguien la está siguiendo es escalofriante.Si bien, Ayden dice que Jeff no es el culpable, ella no puede pensar en nadie más que no sea él. Tampoco quiere hacerse ideas en la cabeza, pero a su vez no quiere vivir preocupada, suponiendo en sí es o no su hermano.—Harry, llévanos a Rikers —informa Arya a su guardaespaldas.—¡¿A Rikers?! —inquiere Robín asustado.—Tengo que informarle al señor Emory antes —dice Harry
—De acuerdo, yo te haré saber todo lo que sepa —dice Jeff por su honor.—Gracias, tenemos que irnos —se pone de pie y Robín la sigue.—¿Quién eres? —pregunta Jeff con curiosidad al mirar al amigo de su hermana.Puede notar el temor en su mirada y en su semblante.—Es mi amigo, es como otro hermano para mi Jeff —revela Arya y aunque Robín siente orgullo en esas palabras, Jeff entiende que él no fue un mejor hermano para ella—. Es mi colega, Robín Evans.—Mucho gusto, Jeff —saluda Robín, no olvidando la cortesía.—El gusto es mío, me alegra saber que mi hermanita tiene a alguien que cuide de ella afuera. Ella solía ser muy ingenua, por lo que he visto eso ha quedado en el pasado —explica Jeff reconociendo las agallas que tiene su hermana últimamente.No es la misma que é
Ayden sabía que Arya tenía razón sobre pedir ayuda a su hermano. Lo que no le gustaba es que ella se expusiera de tal forma que la ponía en peligro.Eso era algo que ella no media, él no entendía el porqué.—Entiendo que has cuidado de ti sola, la gran parte de tu vida. Pero ya no estás sola, Arya. Estoy para ti, y aun si tuviera que poner un ejército completo a tu cuidado, lo haré —decreta Ayden sin preocuparse en que ella le dé la contraria—. Eres importante para mí, y si te quieres enojar, hazlo. No me sentiré mal por cuidarte.Arya siente en ese momento culpa. Ella es cierto que solo ha intentado ayudar, pero no midió el riesgo en ello. Lentamente, mueve la mano y toma la de Ayden sorprendiéndolo.—Perdón, prometo llamarte la próxima vez que venga —explica y, aun así, Ayden
Arya comienza a sentirse ansiosa, no puede entender por qué Robín no le contesta.—Llamen de nuevo a Henry —pide ella tomando su teléfono y remarcando a su amigo.Manda directo a buzón de voz.—Dime que el auto tiene localizador —digo a Ayden que está desesperado hablando con Henry.—Tiene, pero este permanece desactivado desde que salió de Rikers, el último punto es cuando llegó a Nueva York —aclara John.Los minutos se hacen horas, y las horas, parecen eternas.El detective Robín ya había llegado y se estaba levantando un reporte general para todos. Los entrevistó a todos, pero principalmente a Arya.—¿Por qué fue a Rikers? —inquiere molesto—. Le dije que debía mantener la calma y tomar precauciones. Ir a Rikers es ir a exponerse solamente.—Lo siento, yo quería hablar con mi hermano, quería asegurarme de que él no fuera el responsable —advierte ella sintiéndose culpable.—Ya cariño, no te agobies… esperemos que Robín aparezca pronto —declara Ayden y quiero creerle.Camino de vuelta
Al llegar la noche, Arya vuelve a la recámara de Ayden. Se regaña mentalmente por esa situación. No quiere estar ahí, no quiere provocarlo y que todo se derrumbe. Pero a la vez, no quiere alejarse. Lo necesita. Tanto como el calor al fuego. —¿Crees que Robín esté tan bien como dice? —inquiere Ayden tomando su pijama. —No lo sé, pero quiero suponer que así es —responde ella. Sentándose en la orilla de la cama—. Este día ha sido todo un ir y venir. Solo quiero ducharme, acostarme y dormirme. Me mata el dolor de espalda. Ayden le regala una sonrisa que apenas le llega a los ojos y le cede el tiempo en el baño. —Pasa primero entonces, para que descanses —sugiere y ella se pone de pie inmediatamente. —Gracias —dice entrando a la ducha con tan solo una bata de baño en la mano. Arya se desviste con la puerta encerrada. Abre la regadera y la pone en agua caliente para luego entrar a ella. El agua cala su piel poco a poco enrojecida. Le es agradable, podría quedarse largo tiempo ahí. Tom
Arya estaba extasiada. Sentir la sensación mágica del primer orgasmo (que no implicara un aparato o su mano), era algo mágico y evolutivo. Quería más, sin duda alguna, ella quería más de él en este momento. Y siempre. Ayden detiene sus movimientos en cuanto siente que ella ha terminado. Arya se encuentra en el limbo, no sabe si seguir por ese camino o detenerse completamente igual que él. De pronto todo se vuelve incómodo, tenso. —Creo, que aún tengo jabón en el cuerpo —susurra el millonario volviendo debajo de la regadera. En este momento poco importó que el agua corriera, aunque Ayden mantenía un sistema de reciclaje del agua, cosa que Arya ignoraba. Ella toma el champú y se pone un poco en la palma, comienza a masajear su cuero cabelludo a espaldas de Ayden. Sin decir, un ápice de palabra estudia el cuerpo del hombre que es dueño de sus pasiones. Es alto, es fornido, es fuerte, duro como roca, pero suave al mismo tiempo. No puede dejar de preguntarse que se sentirá ser completa
Los amantes despertaron uno abrazado al otro. Arya abrazaba a Ayden por el pecho y mantenía una pierna encima de la de él. Piel con piel. Desnudos del alma y del cuerpo. Un golpe en la puerta los despereza. Arya se estira, pero el calor de Ayden es más cómodo para ella. —¿Quién? —pregunta cuando vuelven a tocar. —Despierta, dormilona, tenemos que trabajar, vamos tarde —exclama Robín del otro lado de la puerta. Arya pega un brinco bajándose de la cama y rápidamente se envuelve en su sábana. —¿Dónde vas? —inquiere Ayden intentando alcanzarla cuando pasa, por un lado, de él. —Al trabajo, es tarde, nos quedamos dormidos —aclara Arya ajustándose la sabana alrededor para que no se vea nada. —¿Iras vestida así? Por qué si es así, creo que iré a por una consulta —bromea Ayden sentándose en la orilla de la cama completamente desnudo. —No, iré a mi habitación a cambiarme —responde ella y se acerca a él solo para darle un beso en los labios—. Lo de anoche, fue una de las mejores noches de
Todos se movieron directo al hospital. Nadie se detuvo a preguntar que hacían, simplemente fueron. Aryehn ya había sido estabilizado de la temperatura. Arya lo llevaba cubierto en una toalla, con la calefacción justa para mantener una corriente templada para él. Robín ha llamado a la clínica y ha avisado sobre su ingreso. Cuando llegaron a urgencias ya está el equipo médico esperando a por ellos. Arya se había cambiado rápidamente. Y como era de esperarse, ingresó junto a Robín para revisar a su hijo. —Tiene infección de garganta, Arya —informa Robín—. Por favor, tomen estas muestras y que los resultados sean con calidad de urgente —pide este a la enfermera que estaba en el turno. Arya no se despega de su hijo. —Arya, debes dejarlo en la camilla, sabes que tu calor puede hacer que suba su temperatura de nuevo —recuerda Robín. —Lo sé, pero no quiero dejarlo… —dice ella en un hilo de voz—. Solo míralo, está débil, esta… mal. Es mi culpa, yo no debí pasar su habitación de largo. Ni