Arya le contó de su familia, y de su ex mejor amiga, de la cual no sabía nada desde hace meses. Lo que la hacía sospechar de que había sido quien la delató ante su hermano Jeff.—¿Y el señor no se enoja por qué eres amiga de Mark? —pregunta inocentemente Cathy.—No lo sabe, sabe que es mi jefe y es todo que debe saber. Un día me iré y no volveré —declara con tristeza.—¿En serio no volverás? —pregunta Cathy.—No lo haré, es parte del convenio, es más, ni siquiera sé si podré conocer al bebé cuando nazca —confiesa resignada en ello. Lo ha venido pensando desde hace tiempo, pero se anima a hablarlo con Ayden.—¿Y si un día quiere otro hijo? —pregunta Cathy.—Pues no sé, quizás se busque otra mamá sustituta —dice riéndos
Cathy había demostrado ser una buena masajista, ayudaba a Arya con el dolor de pies, así como de espalda.Por las tardes, al volver de trabajo, luego de una ducha, le mostraba como hacer ciertos ejercicios pélvicos que ayudarían a la hora del parto. Sin embargo, había algo que a ella no le gustaba. Cada vez que salían de su habitación para cenar, ella se daba cuenta de cómo es que Cathy observaba a Ayden.«No es que él me pertenezca, pero llevo en mi vientre a su hijo, al menos eso debería de detener un poco a la chica en sus fantasías mentales hacía el millonario» piensa cuando nota como es que suspira la joven pelirroja frente a ella en la mesa.Ayden se comportaba con Cathy como nunca o muy rara vez lo hacía con Arya. Era amistoso y atento con la joven de cabello color fuego. Eso enardecía a la doctora en formación, pues veía que nunca tendr&i
Ayden se sienta frente a ella y medita rápidamente en que decirle.—A mí no me importa lo que ella piense de ti, yo ya tengo una idea de ti y eso no lo hará cambiar ni ella ni nadie —aclara él haciendo que el corazón de Arya se acelere—. Una vez más te pregunto qué haces acá. Eso pudiste habérmelo dicho en la mañana, no tengo problema con que la mandes a dormir a su casa, ella está a tu disposición. Ya te lo había dicho.Arya nota como el pecho de Ayden sube y baja con cada respiración que da. Lo admira y él se da cuenta de ello, pero no le dice nada.—Vale… quería hablarte del auto —confiesa ella.—¿Qué tiene? —pregunta confundido.—Cada vez se me dificulta más subir y bajar, es muy alto para mí. Mírame —señala cómicamente su cuerpo—. Soy enana, apenas puedo subirlo.Ayden se ríe un poco pero no tanto como para ofenderla.—Eres perfecta, Arya —dice primero sin darse cuenta de lo que ha dicho, luego vuelve a tomar su actitud distante—. Eso lo puedo solucionar fá
Ayden, molesto con Cathy porque se ha atrevido a tocarlo, le confronta.—No sé qué le ha hecho pensar que puede tocarme, señorita Sullivan, pero que no vuelva a pasar —advierte con cierto aire imponente que provoca temor en ella.—Lo, lo siento… creí que la estábamos pasando bien —aclara ella fingiendo timidez.—Tener una buena charla no significa que yo la pretenda, así que aleje esas ideas de su cabeza —dice firmemente—. Y por favor, no de señales inequívocas a Arya, le recuerdo que usted está a su servicio tanto como yo. Ella lleva a mi hijo en su vientre y, por lo tanto, estamos a su disposición, no la moleste —dice esto puntualizando cada palabra severamente.—De acuerdo, Ayden —responde resignada.—Señor Emory, para usted —dice él tomando distancia—. Por hoy se puede retirar, buenas noches.Sebas qué paciente esperaba el momento, entrega la maleta de mano a la chica haciendo ver su impaciencia por qué se marchara. Esta lo hace sin rechistar, pero molesta por
—Lo, lo siento, es que estoy emocionada —confiesa sonriendo—. No esperaba esto, pensé en volver a Boston y terminar allá…—Pero, ¿cómo volver?, ¿y Ayden?, ¿y el embarazo? —inquiere confundido.Arya se da cuenta de su error, pues se ha ido de bocazas con su cuñado de mentiras.—No inmediatamente —aclara rápido—. Ayden me ha ofrecido apoyarme hasta que termine la especialidad, así que no es problema para él que yo me instale en algún sitio, igual no está decidido, solo era idea. Tú sabes, el embarazo, el parto, no es como si me recuperara de la noche a la mañana.—En eso tienes razón, todo lleva tiempo —comenta sonriendo—. ¿Y elegiste especialidad?—Lo estoy pensando… estoy entre cirugía general o ginecología —confiesa apenada—. Ayden me di
Arya se había ocultado en un hotel no muy lejos de dónde estaba, solo quería un momento de paz y lo iba a aprovechar, ya que era fin de semana.Había cargado su maleta de trabajo con poca ropa y sus documentos importantes. A pesar de que le dejó una nota a Ayden, sospechaba que no se lo tomaría bien. Sin embargo, estaba tan agobiada de sus juegos de “Eres mía”, “No confíes en Mark”, “No puedes salir”, etc.… que solo le faltaba decirle que no podía respirar.Agradecía que le llevara y trajera de vuelta al trabajo, pero llegaba un punto en el que era asfixiante para ella. Aunque si no le veía le extrañaba. Se sentía confundida y por eso debía mantenerse distante.«Me estoy volviendo dependiente de él y cuando tenga que irme, ¿quién me ayudará a cuidar de mi corazón roto?» pensaba Arya
«Quizás esto es lo que ella veía, todas están acompañadas mientras que ella camina sola» medita dándose cuenta de que no ha sido muy buena compañía para Arya los últimos meses.«En menos de tres meses estará dando a luz y nada de esto importará» se consuela por su falta de tiempo y compromiso para con el embarazo.Vuelve por el teléfono y cuando lo toma se da cuenta de la gran cantidad de llamadas y mensajes en él.—¿Dónde está? —pregunta a John mientras el sol se oculta en el horizonte.—Está en un hostal cerca del departamento —aclara John—. Informa el camarero que ha estado llorando casi todo el día.—¡Maldición! —murmura por lo bajo—. Pásame la dirección, iré para allá.—Señor, hay algo más.—¿Ahora qué? —pregunta inquieto.—Dice la recepcionista que la señorita Harley solo rentó la habitación por dos días y citó en sus palabras “descansar del maldito padre de su hijo” —dice esto último intentando no reír—. Si me permite, ella solo quiere tiempo señor. Pago un buen dinero para que
Los días habían pasado, Arya estaba cerca de su séptimo mes de embarazo y su vientre prominente seguía creciendo. Ayden había prometido que no volvería a saber de Cathy y así fue.Ya habían pasado tres días desde entonces y la promesa de que le daría paz fue cumplida. Arya no le había vuelto a ver desde aquel día. Sabía que llegaba noche, pero nada más, al despertar él ya no estaba y John era el encargado de llevarla al trabajo y traerla de vuelta.—¿Sabes algo de Ayden? —pregunta con un deje de preocupación a John.—Está trabajando, señorita —responde él sin ahondar más, pero al ver la cara de pena de la joven decide añadir—. Si lo necesita, solo llámele.Arya sonrió con timidez. «¿Necesitarlo?» pensó en ello. Realmente no es que lo necesitara, solo quería saber de él.—No te preocupes John, solo quería saber si estaba bien —responde mientras el chofer conduce—. Es todo.—Está bien, señorita. ¿Usted, cómo está? ¿Cómo se ha sentido? —pregunta él intentando distraerla.—Bien…Y hasta a