Ayden se sienta frente a ella y medita rápidamente en que decirle.
—A mí no me importa lo que ella piense de ti, yo ya tengo una idea de ti y eso no lo hará cambiar ni ella ni nadie —aclara él haciendo que el corazón de Arya se acelere—. Una vez más te pregunto qué haces acá. Eso pudiste habérmelo dicho en la mañana, no tengo problema con que la mandes a dormir a su casa, ella está a tu disposición. Ya te lo había dicho.Arya nota como el pecho de Ayden sube y baja con cada respiración que da. Lo admira y él se da cuenta de ello, pero no le dice nada.—Vale… quería hablarte del auto —confiesa ella.—¿Qué tiene? —pregunta confundido.—Cada vez se me dificulta más subir y bajar, es muy alto para mí. Mírame —señala cómicamente su cuerpo—. Soy enana, apenas puedo subirlo.Ayden se ríe un poco pero no tanto como para ofenderla.—Eres perfecta, Arya —dice primero sin darse cuenta de lo que ha dicho, luego vuelve a tomar su actitud distante—. Eso lo puedo solucionar fáAyden, molesto con Cathy porque se ha atrevido a tocarlo, le confronta.—No sé qué le ha hecho pensar que puede tocarme, señorita Sullivan, pero que no vuelva a pasar —advierte con cierto aire imponente que provoca temor en ella.—Lo, lo siento… creí que la estábamos pasando bien —aclara ella fingiendo timidez.—Tener una buena charla no significa que yo la pretenda, así que aleje esas ideas de su cabeza —dice firmemente—. Y por favor, no de señales inequívocas a Arya, le recuerdo que usted está a su servicio tanto como yo. Ella lleva a mi hijo en su vientre y, por lo tanto, estamos a su disposición, no la moleste —dice esto puntualizando cada palabra severamente.—De acuerdo, Ayden —responde resignada.—Señor Emory, para usted —dice él tomando distancia—. Por hoy se puede retirar, buenas noches.Sebas qué paciente esperaba el momento, entrega la maleta de mano a la chica haciendo ver su impaciencia por qué se marchara. Esta lo hace sin rechistar, pero molesta por
—Lo, lo siento, es que estoy emocionada —confiesa sonriendo—. No esperaba esto, pensé en volver a Boston y terminar allá…—Pero, ¿cómo volver?, ¿y Ayden?, ¿y el embarazo? —inquiere confundido.Arya se da cuenta de su error, pues se ha ido de bocazas con su cuñado de mentiras.—No inmediatamente —aclara rápido—. Ayden me ha ofrecido apoyarme hasta que termine la especialidad, así que no es problema para él que yo me instale en algún sitio, igual no está decidido, solo era idea. Tú sabes, el embarazo, el parto, no es como si me recuperara de la noche a la mañana.—En eso tienes razón, todo lleva tiempo —comenta sonriendo—. ¿Y elegiste especialidad?—Lo estoy pensando… estoy entre cirugía general o ginecología —confiesa apenada—. Ayden me di
Arya se había ocultado en un hotel no muy lejos de dónde estaba, solo quería un momento de paz y lo iba a aprovechar, ya que era fin de semana.Había cargado su maleta de trabajo con poca ropa y sus documentos importantes. A pesar de que le dejó una nota a Ayden, sospechaba que no se lo tomaría bien. Sin embargo, estaba tan agobiada de sus juegos de “Eres mía”, “No confíes en Mark”, “No puedes salir”, etc.… que solo le faltaba decirle que no podía respirar.Agradecía que le llevara y trajera de vuelta al trabajo, pero llegaba un punto en el que era asfixiante para ella. Aunque si no le veía le extrañaba. Se sentía confundida y por eso debía mantenerse distante.«Me estoy volviendo dependiente de él y cuando tenga que irme, ¿quién me ayudará a cuidar de mi corazón roto?» pensaba Arya
«Quizás esto es lo que ella veía, todas están acompañadas mientras que ella camina sola» medita dándose cuenta de que no ha sido muy buena compañía para Arya los últimos meses.«En menos de tres meses estará dando a luz y nada de esto importará» se consuela por su falta de tiempo y compromiso para con el embarazo.Vuelve por el teléfono y cuando lo toma se da cuenta de la gran cantidad de llamadas y mensajes en él.—¿Dónde está? —pregunta a John mientras el sol se oculta en el horizonte.—Está en un hostal cerca del departamento —aclara John—. Informa el camarero que ha estado llorando casi todo el día.—¡Maldición! —murmura por lo bajo—. Pásame la dirección, iré para allá.—Señor, hay algo más.—¿Ahora qué? —pregunta inquieto.—Dice la recepcionista que la señorita Harley solo rentó la habitación por dos días y citó en sus palabras “descansar del maldito padre de su hijo” —dice esto último intentando no reír—. Si me permite, ella solo quiere tiempo señor. Pago un buen dinero para que
Los días habían pasado, Arya estaba cerca de su séptimo mes de embarazo y su vientre prominente seguía creciendo. Ayden había prometido que no volvería a saber de Cathy y así fue.Ya habían pasado tres días desde entonces y la promesa de que le daría paz fue cumplida. Arya no le había vuelto a ver desde aquel día. Sabía que llegaba noche, pero nada más, al despertar él ya no estaba y John era el encargado de llevarla al trabajo y traerla de vuelta.—¿Sabes algo de Ayden? —pregunta con un deje de preocupación a John.—Está trabajando, señorita —responde él sin ahondar más, pero al ver la cara de pena de la joven decide añadir—. Si lo necesita, solo llámele.Arya sonrió con timidez. «¿Necesitarlo?» pensó en ello. Realmente no es que lo necesitara, solo quería saber de él.—No te preocupes John, solo quería saber si estaba bien —responde mientras el chofer conduce—. Es todo.—Está bien, señorita. ¿Usted, cómo está? ¿Cómo se ha sentido? —pregunta él intentando distraerla.—Bien…Y hasta a
Siente cómo se eleva y un par de brazos desnudos llevan su peso. Por inercia cuelga sus brazos alrededor de aquel cuerpo semidesnudo. No tiene que abrir los ojos para saber quién es. Ayden siente lo ardiente de su piel desnuda rozando con la de él. Esto de cargarla se está volviendo más común de lo que le gustaría.La lleva hasta su habitación y la deja sobre la cama, toma la sábana y le cubre antes de siquiera detenerse por más tiempo notando su cuerpo.Su polla se agita al ver lo turgente de sus senos. Estos apenas caben ahora debajo del sostén que les cubre. Decide alejarse antes de siquiera pensar en algo más. Arya se abraza a la gran almohada que Ayden le ha comprado y se gira destapándose. La pequeña braga deja ver lo ancho de sus muslos. Él se da cuenta, pero cierra la puerta, debe irse.—¿Saben algo de Ayden? —pregunta ella a Sebas y Bea después de cuatro días sin saber nada de él.—No, señorita —responde Sebas cortante.—Si llegan a saber de él, díganle que su padre ha llamad
—Me alegra verte despierto —saluda Arya al verlo bajar las escaleras todo adormilado. —No jodas, Arya —responde cortante—. No estoy de humor para tus reclamos. La joven que se había mostrado preocupada por él de pronto cambia su buen humor, así que decide ignorarlo mientras termina de desayunar. —Gerard nos espera a las siete en su casa —informa ella, dejando su plato sucio en la lava trastes—. John pasará por nosotros a las seis treinta. —¿Cómo es que te avisó a ti y no a mí? —pregunta él con molestia y confusión. Mientras se sirve un cereal. —No deberías de beber leche entera, eres intolerante —aclara ella quitándole el bote frente a él del cual ella se sirvió antes y, en cambio, le puso su leche de almendras que suele consumir. Ayden, que no podía discutir por el dolor de cabeza, solo se limitó a verle—. Dijo que te estuvo marcando y mandaste a buzón. Más vale que le des un buen pretexto que incluya un viaje de negocios que le he inventado. Hasta la noche. —Adiós… —murmura es
Ayden alza los brazos y golpea la mesa poniéndose de pie, se inclina hacia él amenazándolo. Pero Mark ni se inmuta, al contrario, parece disfrutarlo. —Que sé la última vez que te diriges a ella como si tuvieras derecho de opinión. Lo que pase entre nosotros es cosa nuestra, no tuya. —¿Y si no qué? —amenaza Mark poniéndose de pie—. Intentarás golpearme como la última vez o solo le pedirás que me ignore como lo ha hecho estas semanas. —¿Eso te duele, ¿no? No tener toda la atención —contraataca Ayden. Ambos comienzan a caminar rodeando a Gerard quien yace tallándose la frente desesperado. Arya ve como el tono de los reclamos van en aumento e intenta pararlos. Camina hasta ellos y les pide que se calmen, pero estos le ignoran. —¡Tú que vas a saber de mujeres si es la primera que te conocemos! —declara Mark a gritos—. Por lo que sabemos, quizás hasta le estés pagando para que esté contigo —dice con desdén. Ayden, enfurecido por la intención del comentario, lo empuja. Mark intentando