—Me alegra, verte de nuevo, hijo —saluda desde su asiento—. En realidad, quería saludar a tu suegra y ver a mi hermosa nuera.
—Pudiste haber avisado —reprende Ayden caminando hasta dónde ellos. Arya yace sentada junto a su madre.
El millonario, ya vestido de manera informal, pero presentable, se sienta en el reposabrazos del sofá y pone el brazo alrededor de los hombros de la joven doctora.
Esta siente un ligero escalofrío y la incómoda. No le gusta pensar en que esto es una muestra de cariño.
«Está fingiendo, Arya. Solo finge» repite a ella misma en lo recóndito de su mente.
—No es problema, cariño —dice Arya—. Usted puede venir siempre que quiera, aquí es más que bienvenido —sonríe Arya con una amplia sonrisa en los labios.
—Gracias, algo deberías enseñarle de cortes&iacut
Ayden no quería volver a la consulta con la doctora, Arya tenía ya los siete meses de embarazo. La gente en su casa no dejaba de entrar y salir y sentía que habitaciones le hacían falta. Lo había hablado con Daniel y era algo que quería hacer.—Está la casa de tus abuelos —sugiere su abogado—. Aún no se vende y creo podríamos adaptarla para que se muden ahí.—Vale, me parece perfecto. Habla con la agente de bienes raíces y ponte de acuerdo con ella —pide Ayden mientras bebe de su copa—. Otra cosa, tengo que hablarte de algo importante.—Dime, soy todo oídos —dice Daniel.—Es sobre Arya —comenta el millonario sobándose la sien—. Su padre sigue sin aparecer.&mdas
Cuando llega a casa, esta yace escueta y oscura. Arrastra los pies arriba y se tira en la cama intentando dormir, pero no puede. Permanece boca abajo sintiéndose una mierda de persona. En eso, un sonido precavido se escucha en su puerta. No falta que abra los ojos, sabe que es Arya por el olor de su esencia.—Otra vez borracho —regaña ella en voz baja, pero él no responde, sigue haciéndose el dormido—. Ya te quiero ver en la mañana con la resaca.Ayden entre abre los ojos y nota que ella deja una botella de agua en su buró de noche y una caja de pastillas. La joven camina a su alrededor y le quita los zapatos, los calcetines y los deja junto a la cama.—Venga, Ayden… —dice ella en voz baja intentando moverlo boca arriba—. Tengo que quitarte eso, apestas
Mentiras—Chicago… sería una gran oportunidad para mi carrera mamá —comenta la joven y prometedora doctora Arya a su progenitora—. Como me gustaría que me pudieras acompañar.—A mí también hija, no conozco… pero eso no es lo importante. Tu carrera lo es, vas a salvar muchas vidas —añade con dificultad Mirella.Nunca tuvo fe en que ella pudiera hacerse de un futuro, pero sabía que no era niña normal. Cualquiera que le viera sabría que tendría un carisma excepcional.Por la noche, llamó a Daniel para informarle del simposio.—Bien sabes que eso debes hablarlo con él —comenta Daniel Cheng a la joven—. No sé por qué me lo dices a mí… es claro que ninguno sigue mi consejo.—Te digo a ti porque Ayden me pidió que te informase a ti.—Vale, ve a tus conferencias. Ya quiero ver cómo Ayden se vuelve loco de que estés a solas con Mark —se ríe Daniel al pensarlo.—No estaré a solas con él… vamos más de cuarenta personas —aclara ella con la esperanza de que él se ponga de su lado.Daniel niega con
John intenta no involucrarse, así que no dice más. Ayden metida en silencio sobre sus acciones y sobre lo que siente hacia ella. Es cierto que le molesta que se acerque a Mark, pero porque sabe lo que realmente es.No entiende cómo es que es médico, siendo un sádico como es. Intentando aparentar algo que no es.Una vez que llegan a la clínica, se encuentra con Sam en la entrada.—Bruno está cuidándola. No permiten a nadie más —afirma—. Empezó a dolerle más el pecho y tenía mucho dolor de cabeza, no sabíamos qué hacer.—no te preocupes, hicieron bien, que bueno que la trajeron —dice Ayden y se acerca a la asistente—. Soy familiar de Mirella Harley.—Señor, Emory —saluda coquetamente la asistente de no más de veinticinco años—. Sabemos quién es, no se preocupe. El cardiólogo de la señora Harley quiere hablar antes con usted, pase por ahí —señala el pasillo hacia un doctor de mediana edad y canas abundantes—. Él los espera.—Gracias.Ayden camina hasta el doctor y se presenta.—Lo conoce
Más de lo que necesitabaAyden regresa furioso a su casa, siente cómo la adrenalina y la furia recorren su cuerpo. Nada más llegar al departamento se encierra en su recámara tirando todo lo que está a su paso. Quebrando lámparas, cuadros, adornos banales. Nada significativo como para que le pese.—¡Estás tan vacío, Ayden Emory… tan vacío que jodes lo único bueno en tu vida! —grita con dolor.Entra al cuarto del baño y rompe con furia el espejo frente a él.—Ni siquiera puedes ser dueño de ti mismo, menos de tus acciones —se dice al reflejo hecho añicos—. Eres un sucio, una escoria repudiada que intenta engañar a los demás con trajes bonitos… eres Nada, Ayden. Eres nada que im
Ayden había mandado a Bea para que hiciera compañía a Arya. Esta se había vuelto una empleada prudente y cercana a la joven embarazada, así que era la indicada para permanecer a su lado.—Debería ir a descansar a casa —murmura Bea al percatarse de que la joven futura doctora no ha dormido como debería—. El señor Ayden no estará si no quiere verlo —afirma preocupada por la salud de Arya.—Estoy bien así —asegura, pero Bea no le cree—. Ya dormí poco en la tarde.—Como guste, pero yo le veo una cara de cansancio que no puede con ella…Arya aprieta los labios en línea recta, pues sabe que esta tiene razón.—Puedo descansar en los cuartos de descanso aquí en el hos
Ayden no había estado más preocupado en su vida, como ahora. El pensar en todas las malas acciones que había hecho en contra de la joven, voluntaria o involuntariamente, lo hacían sentir mal; por ello mandó que de inmediato se hiciera la mudanza, pero lamentablemente el servicio no había sido confirmado por lo que tendrían que esperar. Enojado con Daniel por no haber confirmado el servicio, se convence para sí mismo que fue una buena elección el haberlo despedido. —No crees que estás haciendo un poco injusto, hijo —inquiere Gerard Emory, por teléfono, a su primogénito— —¿Por qué habría de serlo padre? Él no me ha fallado una, sino varias veces, y por si fuera poco traspasó el límite abogado—cliente. Lo que él crea de mí y de lo que yo haga con mi dinero no es algo que me quita el sueño, pero que, de ahí,
—Me alegra mucho haberte encontrado señor Specter —dice Ayden convencido que encontró al abogado ideal—. No te preocupes por tu comisión, yo te pagaré todo en tiempo y forma.—Lo sé, señor Emory —agrega Gabriel Specter, uno de los mejores abogados de la metrópoli—. Su reputación le precede, tenía años queriendo contactarlo, pero sé que tenía una alianza fuerte con los Cheng. ¿Eso traerá algún problema a futuro?—Para nada, mi disolución con ellos fue que traspasaron el límite abogado cliente, lo cual espero que no suceda aquí —requiere Ayden mirándolo con firmeza.Gabriel no se intimida, él también es un hombre poderoso, pero que sabe cómo mover las piezas siempre a favor de sus clientes.—No se preocupe, Emory. Mientras no me pida ser partícip