Después de que Darien se fue, Mabel se quedó junto a Nell en la habitación del hospital, esperando a que despertara de la anestesia. Finalmente, Nell abrió los ojos y miró a su amiga con una expresión confusa. Mabel inmediatamente se acercó a ella y le tomó la mano para tranquilizarla.
–– Mabel, ¿qué pasó? ¿Estoy bien? ––preguntó Nell, todavía un poco mareada.
–– Tranquila, Nell, estás en el hospital. Todo salió bien en la cirugía. ––dijo Mabel con una sonrisa suave.
–– ¿La niña que salvé, está bien? Y… la persona que me trajo aquí, ¿Cómo está? ––preguntó Nell con un hilo de voz.
Mabel se sintió un poco incómoda por la pregunta. No quería que Nell se preocupara por alguien más cuando ella misma estaba en el hospital recuperándose. Pero al mismo tiempo, sabía que era importante para su amiga.
–– Bueno, la niña está bien también. Y en cuanto al hombre misterioso que la acompañaba, se llama Darien Devereux. Él fue quien llamó a la ambulancia y se aseguró de que te cuidaran en el hospital––explicó Mabel.
Nell frunció el ceño, tratando de recordar algo. "Darien Devereux... ¿Dónde he escuchado ese nombre antes?"
––Es un importante empresario. Parece que estaba cerca del lugar donde te desmayaste y vino a ayudarte. Estaba muy preocupado por ti, Nell––dijo Mabel, dándole a su amiga una pequeña sonrisa reconfortante.
Nell pareció sorprendida. ––¿En serio? ¿Un empresario se preocupó tanto por mí?
––Sí, lo hizo. Y dejó su tarjeta de presentación conmigo, por si necesitamos algo en el futuro––dijo Mabel, sacando la tarjeta del bolsillo de su chaqueta y mostrándosela a Nell.
Nell asintió, todavía un poco aturdida. ––Bueno, eso es muy amable de su parte. Me gustaría agradecerle en persona si alguna vez lo veo de nuevo.
Nell se quedó pensando en el hombre misterioso que la había salvado y en cómo se había preocupado tanto por ella. Agradeció a Mabel por contarle todo y decidió que, en cuanto pudiera, buscaría a Darien para agradecerle personalmente por lo que había hecho.
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Spencer llegó al hospital y habló con el médico que estaba a cargo del caso de Nell. Después de escuchar las indicaciones, se dirigió a la habitación donde se encontraba su amiga. Al entrar, vio que estaba despierta y le sonrió.
––¡Hola, Nell! Me alegra verte despierta. Mabel me contó lo que pasó, pero quería asegurarme de que estuvieras bien––dijo Spencer mientras se acercaba a la cama.
Nell le sonrió débilmente y le agradeció por preocuparse por ella. Luego, Spencer le informó que viviría con ellos durante su recuperación para asegurarse de que estuviera cuidada en todo momento.
Nell se sintió apenada por irrumpir en la vida de pareja de sus amigos, pero tanto Spencer como Mabel le aseguraron que no les molestaba que viviera con ellos durante su recuperación. Así que, agradecida por su amabilidad, Nell se preparó para irse a casa con ellos.
Unos días después, cuando le dieron el alta, Nell se estaba preparando para irse cuando escuchó un toque en la puerta de su habitación. Al abrir, se sorprendió al ver a Darien Devereux parado frente a ella.
–– Señor Devereux––exclamó Nell con sorpresa. ––¿Qué hace aquí?
––Por favor no sea tan formal, no hay necesidad––se apresura a decir Darien, quien desvía la mirada un tanto apenada, pero carraspea levemente para alejar los nervios y seguir con el propósito de su visita. ––Vine a ver cómo estás––dijo Darien con una sonrisa amable. ––Además, quería agradecerte personalmente por lo que hiciste por mi hija. Ella está bien gracias a ti.
Nell se sintió un poco avergonzada por la atención que estaba recibiendo. ––No tienes que agradecerme––dijo con modestia. ––Sólo hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar.
––Puede que sí, pero no todos lo harían––dijo Darien sinceramente. ––No puedo dejar de preguntarme por qué arriesgaste tu vida para salvar a mi hija. ¿Por qué lo hiciste?
Nell se encogió de hombros. ––No lo sé. Fue instinto, supongo. No podía dejar que la niña fuera atropellada.
Darien asintió. ––Bueno, no sé cómo agradecerte lo suficiente, pero si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme.
Nell sonrió agradecida. ––Lo tendré en cuenta.
Mientras se despedía de Darien, Nell no pudo evitar notar lo preocupado que se veía por su estado. Y aunque ella no quería admitirlo, le resultaba extrañamente reconfortante saber que alguien se preocupaba tanto por ella.
Después de que Darien se fue, Nell se preparó para irse a casa con Mabel y Spencer, sintiéndose agradecida por la ayuda y el apoyo de sus amigos, así como intrigada por el hombre misterioso que parecía preocuparse tanto por ella.
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Después de ver a Nell subir al auto de sus amigos, Darien suspiró y se recostó en su asiento. No podía dejar de pensar en ella y en la manera en que se arriesgó para salvar a su hija. No pudo evitar sentir una extraña sensación al verla partir, como si se estuviera perdiendo algo importante. Decidió que tenía que hacer algo para agradecerle por lo que hizo por su hija.
No era algo que pudiera simplemente pasar por alto. Sacó su teléfono y llamó a su asistente.
–– Por favor, investiga a una mujer llamada Eleonora Ambrose––dijo al recordar su nombre completo en los registros del hospital, cuando su amiga llego y ella fue movida a una habitación privada. ––Fue ingresada en el hospital después de un accidente en la calle. Quiero saber más sobre ella––dijo Darien, mientras anotaba la información del vehículo en el que ella se había ido.
–– Muy bien, señor. ¿Tiene alguna otra petición? ––preguntó Sophia su asistente.
–– Sí, haz una reserva para mí en un buen restaurante para esta noche. Quiero invitar a esa joven para agradecerle por lo que hizo por mi hija––dijo Darien con determinación.
––Entendido señor. ¿Reservo una mesa para dos o para tres? ––preguntó Sophia, anotando todo, para llamar cuanto antes a uno de los restaurantes favoritos de su jefe.
––Para tres, asegúrate de que haya algo para entretener a una niña de seis años––dijo Darien mientras cortaba la llamada.
A pesar de que era un hombre ocupado, Darien estaba decidido a conocer mejor a Nell y agradecerle personalmente por su acto heroico. Además, la insistencia de su hija, era otra de las razones de repentina decisión, quien le insistía desde aquel día poder conocer a su heroína.
Nell se instaló en la habitación de invitados de Spencer y Mabel, mientras Spencer la cena. Mabel ayudó a Nell a quitarse la ropa y a tomar una ducha caliente, mientras Nell reflexionaba sobre su situación actual. Sabía que no tardaría en recibir los papeles de divorcio de su marido, Luther, quien la había engañado con Claudia Paxton, una de sus compañeras de trabajo.Nell se había enterado de la infidelidad de su marido durante una crisis emocional, destrozada por haber perdido a su bebé y con el diagnóstico desgarrador del médico al asegurar que ella difícilmente, si no es que nunca sería madre, a partir de ese momento su marido comenzó a ser distante con ella, desesperada trato de arreglar la situación, pero al final eso solo hacía que su matrimonio fuera en picada, no supo (hasta mucho después) que esa noticia solo propicio a que Claudia a quien le había hecho confidencias y la consideraba la persona más cercana en su trabajo, fuera quien la terminara apuñalando por la espalda.Mi
Hay momentos en la vida que nos golpean con tal fuerza que nos dejan sin aliento, como si el mundo entero se hubiera derrumbado sobre nosotros. Momentos en los que todo lo que creíamos seguro y estable se desvanece en un instante, dejando una sensación de vacío y dolor que parece imposible de llenar.Para Nell, ese momento llegó cuando descubrió que su esposo le era infiel. No era solo el hecho de la traición lo que la había dejado en shock, sino que además la persona con quien la había engañado era una de sus compañeras de trabajo en la escuela donde ella trabajaba. La misma escuela en la que había dedicado gran parte de su vida a enseñar y ayudar a los demás.Nell, se sintió traicionada y humillada, y la idea de que su vida se había convertido en una mentira le resultaba insoportable. No podía soportar la idea de seguir viviendo con alguien que la había engañado de esa manera, y que había deshonrado todo lo que ella había construido a lo largo de los años.Fue entonces cuando decidi
El impacto nunca llegó.Fue como si hubiera sido detenido en seco por una fuerza desconocida, invisible. Como un ángel guardián que hubiera extendido sus alas protectoras para detener el golpe fatal. Y, sin embargo, Nell sintió un dolor agudo en todo su cuerpo, como si hubiera sido arrollada por un tren. Pero lo peor no era el dolor físico. Era el dolor emocional, la angustia y la desesperación que la habían llevado a tomar esa decisión.Antes de caer inconsciente, Nell vio la silueta de un hombre que se acercaba hacia ella. En su estado de shock, pensó que se trataba de un ángel que venía a llevársela al otro mundo. Pero luego, la voz del hombre la sacó de su ensoñación. Le decía que todo iba a estar bien, que no se preocupara. Nell no podía hablar, solo podía pensar en la pequeña a quien había salvado.La ambulancia no tardó en arribar a donde el accidente se dio lugar, los paramédicos actuaron con rapidez tratando de salvar su vida, mientras era llevada al hospital, Nell entro en u