Seis de la mañana, suena el despertador. Camino hacia la habitación y lo apago, no sé porqué la sigo programando si siempre me despierto antes de que suene. Me visto con ropa deportiva, bajo al gym hoy tocan pesas. Mientras hago mi rutina escucho las noticias, financieras, internacional y nacionales, llegan los espectáculos, he terminado.
Tomo el móvil y veo los correos, los ordeno por importancia, luego paso al calendario veo lo que tengo que hacer hoy y la leyenda "Comida con los Carter Blossom" es lo único que hay en el calendario, lo demás, ofician. Paso a los mensajes y veo los de Vivianne.
VIVIANNE
Buenos días Señor Valois. El señor Carter Blossom acaba de llamar para posponer la comida de hoy, él y su esposa deben viajar a Nueva York. Programarán a su regreso.
―Seguro debe ser por su hijo, es una pesadilla.― Murmuro.
VIVIANNE
¿Latte o Espresso?
VIVIANNE
La junta con los socios se programó para mañana a las 9:00 am ¿lo cambio en su agenda?
―De pronto mi día cambió por completo, me molesta un poco.― Digo en voz alta mientras entro a mi piso y las luces se encienden.
QUENTIN VALOIS
Dile a los Carter Blossom que los veo en Nueva York, me urge cerrar ese contrato, que te digan día y fecha y ahí estaré, programa el avión, espresso ya no deberías preguntar eso y dile a los socios que es hoy a las 4:00 pm o nada, no tengo tiempo para regalarles.
Contesto rápido, aviento el móvil a la cama, me desvisto entro a la ducha. El chorro de agua caliente quema mi piel, no me importa, me gusta sentir el mismo calor de el infierno en el que estoy viviendo mientras me enjabono. Aguanto lo más que puedo hasta que siento el dolor de cabeza y la quemazón en mi piel, cuando sé que es suficiente salgo de ahí, me envuelvo la toalla en la cintura voy al espejo y me arreglo la barba.
―Soy un idiota.― Vuelvo a murmurar y esta vez me quedo pesando frente al espejo―¿Yo insistí?
Termino de arreglarme, voy al armario y saco un traje negro, lo pongo sobre la cama tomo el móvil y vuelvo a leer el mensaje que dejé pendiente ayer.
NÚMERO DESCONOCIDO
Y ahora ¿Quién es el que insiste?
―Deja de jugar el adolescente.― Me regaño.― Ni siquiera sabes quién es.― Borro el mensaje y vuelvo a poner el móvil sobre la cama, me visto, me echo loción, tomo mi cartera, mi móvil y salgo de la habitación. Me encuentro a Nora de frente.
―Buenos días Señor Valois.
―Buenos días, te pido que me hagas una pequeña maleta con dos cambios y la dejes lista al lado de la puerta, viajaré a Nueva York.
―Sí señor Valois.― Contesta y sin decir nada más se va a hacer sus deberes.
Bajo al lobby y en seguida mi chofer abre la puerta de la camioneta.― Buenos días, señor.
―Buenos días, a la oficina. ― Sé que todos los días le digo lo mismo pero me gusta tener Constancia y me subo para seguir viendo los correos en mi móvil.
Unos momentos después, bajo en frente de mi edificio y sin decir ni una palabra entro. Subo solo en el elevador y llego al último piso donde al abrirse las puertas de éste Vivianne me espera con un el espresso en las manos y un croissant.
―Quédate el croissant, no sé porque insistes en traerme uno siempre.
―Porque quiero que desayune señor, un espresso en ayunas le pasará factura pronto.
―A ti no te importa si me pasa factura o no... no vuelvas a traerlo.― Expreso en un tono de amargura.
Ella sonríe y tira el croissant a la basura.― La junta con los socios se pudo cambiar a las dos de la tarde ¿está bien?
―Da igual, con que sea hoy.― Le comento y entro a mi oficina, me tomo de un sorbo el café y tiro el vaso. Me siento y prendo el ordenador, Vivianne sigue de pie frente a mi.― Continúa.
―Es que ya no tiene nada más en su agenda.
―¿Cómo?
―Pues, ya no tiene nada más en su agenda, básicamente era todo.
De pronto un ataque de ansiedad empieza en mi, pero me controlo. Soy el CEO De una gran empresa no puedo dejar que mis empleados me vean cayendo el pánico.
―Vete, si te necesito te llamo.―Le digo y ella se da la vuelta y sale del lugar
Me pongo de pie inmediatamente y me desato el nudo de la corbata, me volteo hacia los ventanales, recargo mi mano sobre uno mientras trato de respirar. Mi rutina se ha salido de control, necesito una rutina para sobrellevar el día.
―Respira, respira, respira.― Me repito mientras siento que pierdo el control. Cierro los ojos y el accidente vuelve a pasar por mi mente, Nadine, mis hijos, la nieve, todo vuelve y yo sólo quiero tirarme al suelo y llorar. ― Vamos Quentin, vamos, vamos vamos ¡Contrólate carajo! ― Grito y recargo mi otra mano sobre el ventanal para aferrarme al vidrio resbaladizo.
Poco a poco se va pasando, tiemblo como un niño asustado pero logro sentarme de nuevo y recargarme sobre la silla. La imagen de mi esposa y mis hijos aparece.
― Buenos días mi amor... hoy es otro día de mierda.― Le hablo y después acaricio a mis niños con las manos sudorosas de lo que acaba de pasar.
Tomo un sorbo de agua y cuando sé que todo pasó me pongo a trabajar. Veo los resúmenes, las anotaciones, los cambios y reviso los correos ya clasificados, los contesto y cuándo me doy cuenta es hora de ir a la junta directiva. Me pongo de pie, tomo mi móvil y me dirijo hacia allá, al llegar sólo veo a Vivianne y a uno de los asistentes de abajo coqueteando en la entrada.
―¡Señor Valois!― Expresa alarmada.― Se ve pálido... ¿se siente bien?
―Sólo dile al chofer que se prepare para salir cuando termine esto ¿Quieres? Hoy me iré temprano a mi piso.
―Sí señor.
Ella se va, entro a la sala y me siento en el lugar de siempre. Abro la carpeta con la orden de la junta y luego saco mi móvil, voy hacia los mensajes borrados y leo.
NÚMERO DESCONOCIDO
Y ahora ¿Quién es el que insiste?
Me quedo viendo a la pantalla como si estuviera hipnotizado y con precaución comienzo a mover mis dedos.
QUENTIN VALOIS
Buenas tardes, si quieres ya no insisto.
Pero no presiono el botón de enviar―¡Qué idiota! ― Murmuro y dejo sin enviar el mensaje.
Todos mis socios entran y guardo el móvil en la bolsa adentro de mi saco y me dedico a lo mío, a mis cuarenta años no tengo tiempo de mensajitos como si estuviera en el bachiller, ni cuando estudiaba lo hice.
Termina todo, me levanto sin decir más, escucho que mis socios murmuran atrás de mí. Lo sé, he cambiado y me creen loco y amargado, no me importa, desde hace cuatro años no presto atención. Vivianne se acerca.
―Hasta mañana Señor Valois cualquier cosa me quedo al pendiente.
―Eso espero, no permitas más cambios.― Hablo y me subo a la camioneta para regresar a mi piso, algo muy raro porque no suelo hacerlo tan temprano, pero no quiero tener otro ataque de ansiedad en mi oficina y que todos los noten.
Entro al edificio, veo a Nora que corre a su habitación tan solo me ve entrar y cuando cierro la puerta de mi habitación me aflojo de nuevo la corbata y comienzo a respirar agitado. La ansiedad llega, y esta vez me puedo dejar llevar porque no tengo a nadie alrededor. Mi cuerpo tiembla, mis manos sudan, ciento que el corazón se me sale del pecho y esta vez siento que si voy a morir, por lo que me tiro sobre la alfombra y dejo que todo fluya.
―Voy Nadine, ya voy.― Murmuro mientras mi brazo izquierdo se entume.― Un poco más, un poco más... ― cierro los ojos para sentir todo.
Quiero sentir, hace mucho que no siento nada, quiero sentir algo, dolor, angustia, algo... quiero sentir algo. Abro los ojos y mi habitación está a obscuras, me levanto, el pánico se fue y yo me quedé dormido. Tengo la boca seca, la camisa empapada de sudor y el estómago revuelto. Me pongo de pie para cambiarme e ir a la cocina por agua.
Veo el montón de correspondencia y papeles que hay sobre la mesa de la sala. Vivianne ya estuvo aquí y como todas las tardes hizo su trabajo. Es buena, la aprecio, debería ser mejor jefe, pero no lo soy.
Me sirvo un vaso con agua, me siento en la sala y prendo la televisión en las noticias para que haga ruido. Tomo el primer sobre, lo abro y lo leo, hago lo mismo con el segundo hasta que llego al tercero y me pongo de pie por un vaso con whisky. Sí lo sé, alcohol y los ataques de pánico no van juntos, pero no me interesa, lo necesito.
Regreso hacia el sofá tomo el cuarto sobre y de pronto veo mi móvil, lo levanto y voy hacia el mensaje y lo leo en voz alta.
QUENTIN VALOIS
Buenas tardes, si quieres ya no insisto.
Suspiro. Lo vuelvo a dejar. Tomo otro sorbo veo el sobre lo dejo y vuelvo al móvil. Borro el mensaje y sintiéndome como un idiota escribo.
QUENTIN VALOIS
¿Hola?
Dejo el móvil sobre la mesa y me tomo de un sorbo el whisky.―No debí haber hecho eso.― Murmuro y tomo el mensaje para borrarlo cuando el móvil vibra y lo dejo caer sobre el suelo. Lo dejo un segundo ahí y la leyenda "Número desconocido" sale en la pantalla.Por un momento me quedo viéndolo atento, ya no hay marcha atrás o podría ignorarlo como lo hago, pero es imposible, es un mensaje de "Número desconocido" o de "Vivianne" así que no me puedo distraer con otros mensajes, en pocas palabras nadie me escribe.Lo tomo del suelo y antes de abrirlo voy por otro whisky, me sirvo medio vaso, me lo termino de un sorbo, me sirvo un poco más y regreso al sofá, me acomodo y abro le mensaje.
Suena la alarma, seis de la mañana, la apago. Ya estoy vestido con ropa deportiva, me enoja pensar que no podré escuchar las noticias financieras, nacionales e internacionales. Hoy toca hit, me pongo a hacer la rutina, 100 burpees que hacen que toda mi ansiedad se vaya, los hago dos veces a la semana porque me hacen sentir bien, aunque mi entrenador me dice que es pésima idea que los haga todos, no me interesa, le pago para que me ponga rutinas de otro tipo.Termino de hacerlos y doy por hecho de que estoy a tiempo, camino hacia el elevador del lobby y Carlo el chico de la entrada me saluda, volteo.―¿Disculpa? ― Pregunto.―Buenos días señor Valois.― Repite sonriente.―Buenos días.― Mur
Me arrepiento de haber enviado ese mensaje, pero no porque no quiera contestarle, si no por el hecho de que no podré hacerlo. Así que vuelvo a meter el móvil dentro de la bolsa interior de mi saco y me pongo frente a la puerta junto con Vivianne. Se abre inmediatamente.―Welcome, Mr. Carter will be here in a minute.― Nos dice el mayordomo y ambos entramos al elegante piso.Vivianne entra primero y yo lo hago detrás un poco más ansioso de lo normal, no sé si por el mensaje o porque de pronto me empezará un ataque de pánico ya que son tan espontáneos que no sé cuando llegarán.Respiro profundo y trato de tranquilizarme. Pasamos a la sala donde nos instalamos en el sofá mientras
Bajo del avión con el móvil en la mano y subo a la camioneta, es noche, muy noche y me sorprende saber que número desconocido, ahora Isa, me conteste a estas horas ¿será una persona que sufre del mismo mal que yo?Vivianne bosteza y no está demás, fácil llevamos unas 12 horas despiertos o más, pero yo estoy acostumbrado, o más bien, he dormido dos veces en el avión. El auto arranca y vamos directo hacia mi edificio, voy observando del mensaje una y otra vez mientras repito "Isa" varias veces.―Mañana a primera hora le entrego el chip que pidió.― Me dice Vivianne.―Gracias. Hasta mañana. Le comunico.―Señor, mañan
Abro los ojos. La luz me indica que he dormido más de la cuenta. Me encuentro recostado sobre el suelo con el móvil al lado sintiendo toda la boca seca y la playera oliendo a sudor. Me levanto con cuidado y me percato que son las once de la mañana, no puedo creer que haya dormido tanto. Me estiro haciendo un pequeño ruido.―¿Quentin? ― Escucho una voz en mi móvil y al levantarlo me percato que la llamada sigue desde hace horas atrás.Lo tomo.―¿Diga?― Hablo inseguro.―Buenos días... ¿cómo te sientes? ― Pregunta Isa con un tono bastante tranquilo.―Extraño.― Confieso― ¿Es
―Listo señor Quentin, su envío va en camino.― Me dice Isa y yo sonrío.―¿Seguro que no es un problema?―No, todo estará bien... no es ningún problema, señor educación.Me río bajito, apenas se escucha, últimamente lo hago muy seguido―¿Entonces eres chef? ― Pregunto.―Algo así.―¿Algo así?―Sí, tengo una Dark Kitchen .― Me dice con tono de orgullo.―¿Dark kitchen? ¿A caso se te fue la luz? ― Bromeo y
Suena la alarma, la apago de inmediato, llevo despierto desde hace 10 minutos pero esta vez no fue por una pesadilla o por insomnio, si no que ayer después de terminar la comida caí rendido y dormí parte de la tarde y toda la noche, por lo que mi cuerpo se despertó diferente.Me pongo de pie, voy por la ropa de deporte, me visto y bajo al gym; hoy toca cardio. Me subo a la caminadora y pongo las noticias financieras, las internacionales e internacionales, aunque en mi mente sólo puedo pensar"Dance, dance, dance, Elita" cantada con su melodiosa voz y me pregunto si ella en este momento está cantándola en donde quiere que esté.―¿Es en serio Quentin? ― Me pregunto en voz alta mientras la melodía no me permite concentrarme.― Sólo es una voz al otro lado d
Entro a las siete de la noche a mi piso, y después de ver la correspondencia y los archivos por revisar, voy hacia mi habitación para ponerme ropa más cómoda y ahora ver el cuestionario que debo llenar para que Isa me envíe el menú.Abro el ordenador y en seguida abajo la liga donde me pide todos mis datos personales, dudo un poco ¿ella sabrá quién es Quentin Valois? ¿Qué tal si lo pongo y ella se entera de quién soy? ¿Cambiarán las cosas?Tomo el móvil y le llamo, ella después de unos tonos me contesta.―¿Si?―Buenas tardes.― Hablo educado.―¿En serio tienes dudas sobre un cuestionario tan sim