[Quentin]
Despertar al lado de Isabel es para mi una de las mejores imágenes y una de las menos frecuentes que tengo ya que ella no duerme junto a mi tanto como yo quisiera, por lo que aprovecho cada vez que puedo para hacer que ella se quede en mi piso.
Así que abro los ojos poco a poco al no sentir su calor para percatarme que ella ya no está recostada a mi lado.
—¿Corazón?— Murmuro y luego me levanto para ver en el resto del cuarto —¿Isabel? — Repito.
Debo confesar que tengo un poco de curiosidad de saber lo qué le pasa, ya que ayer en la noche después de a fiesta, llegó un poco rara y simplemente quiso llegar a dormir. Así que espero que hoy que la lleve a desayunar me pueda decir que le pasa.
Me pongo de pie, me pongo la playera que dejo siempre en la silla de al lado, y salgo de la habitación para verla
[Isabel]¡Roma! Jamás en la vida me imaginé que vendría a Roma y mucho menos de la forma en que llegué. Avión privado con un chofer esperando por nosotros al bajar de él y un guapo novio que me consiente más que nada en el mundo.Quentin toma mi mano mientras emocionada observo las hermosas calles de esta hermosa ciudad y admito que hasta el hambre se ha ido con tanta majestuosidad. Él viene hablando por teléfono en perfecto Italiano, dándole un toque no sólo intelectual pero sexy a su persona. Termina la llamada y besa mi mano para después sonreír.—¿Emocionada?—No tienes idea cuánto, en verdad es… ¡No sé que decir!—No me gusta dejarte sin palabras.— Me confiesa.— Pero a la vez me encanta tu expresión de felicidad y asombro ante todo
[Quentin]El expresivo rostro de Isabel me hace saber que en verdad la noticia le tomó por sorpresa y no era para más, supongo que jamás pensó que se lo pediría.—¿Vivir juntos? — Preguntó asegurándose de mis palabras.—Sí, quiero que vivamos juntos.—Pero Quentin, apenas acabo de mudarme de piso y… ¿qué es lo que pasa?—Nada, no pasa absolutamente nada, simplemente que creo que es una de las mejores ideas que se me han ocurrido.Ella acaricia mi rostro y yo muevo mi boca para besar su mano. Isabel tiene una forma tan especial digerir las sorpresa que en lugar de hacerme sentir ansioso, me hace sentir… esperanzado.—Quentin… bajemos esto a la tierra un poquito ¿Ok? Mira llevamos poco tiempo de conocernos, sé que hemos pasado por mucho y
[Quentin]Después de ir al Fontana de Trevi, decidí llevar a Isabel de compras por Roma aunque debo admitir que fue un poco renuente a hacerlo. Sé que no exagera y que no se pone en esa plan para hacer que le ruegue ya que ella muchas veces me ha dicho que se siente muy avergonzada por eso pero esta vez, supongo que la emoción de estar aquí, de lo que nos dijimos y las declaraciones de amor en un lugar emblemático, hicieron que ella cayera y me permitiera llevarla a las únicas tiendas que yo conozco.Prada, Gucci, Louis Vuitton, Victoria’s Secret… ella entraba asombrada al ver los hermosos conjuntos, vestidos, abrigos y zapatos. Mientras yo la esperaba sentado en uno de los tantos sofás del lugar, ella entraba y salía de los probadores luciendo hermosas vestimentas que me hacían sonreír de inmediato. Por mí, le hubiera comprado todo lo que se probó,
[Isabel]Después de todo lo que terminó pasando en esta habitación con la sección de “modelaje” que esta vez le hice a Quentin. Ambos nos quedamos recostados sobre la cama, desnudos, boca abajo, viéndonos frente a frente, como ya es costumbre. Parece que ese es nuestro ritual de siempre, ya que nos encanta quedarnos en silencio, viéndonos a los ojos y besándonos lentamente mientras sentimos que el mundo no existe afuera, sólo somos él y yo.Quentin está tan cerca mi rostro que puedo sentir su respiración. Él envuelve su mano en mi cabello y hace un suave masaje en mi cabeza mientras lleva el ritmo con los labios. Llevamos haciendo esto por horas y no me puedo cansar de besarlos.—Entonces ¿Me amas? — Vuelve a preguntarme mientras me ve a los ojos.—Sí, te amo.—¿Desde cu&aacu
[Quentin](Dos días después)Suena la alarma, la apago, me volteo y veo a Isabel profundamente dormida a mi lado. Hace dos días que llegamos de Roma y ella ya no ha regresado a dormir al su piso por lo que oficialmente hemos empezado a vivir juntos, aunque su ropa aún no está aquí.Le doy un beso sobre los labios.— Buenos días corazón.“Hmmmmm” contesta y sonrió.—Buenos días.— Finalmente responde.—Iré a hacer ejercicio ¿vale?“Hmmmm” contesta.Son las seis de la mañana y ella se durmió ayer un poco tarde preparando las recetas para enviar a todos sus clientes con sus comidas de la semana. Ayer, estuve con ella en la cocina viendo cómo se movía de un lado para otro sumamente concentrada mientras yo le ayudaba a cerrar
[Quentin]Sí, tal vez prometí hace tiempo atrás que no volvería a comprar una casa, que no viajaría ni disfrutaría de nada y sobre todo que no me enamoraría de nadie; todas esas promesas las rompí y debo confesar que no me arrepiento.Isabel es lo mejor que me ha pasado en la vida, una mujer en todas las palabras, honesta, trabajadora, tierna, comprensiva y además de que es muy guapa. Ahora, con la ropa que poco a poco le he ido regalando su estilo ha ido mejorando y combinado con su buen gusto, la hace en tipo de mujer que uno voltea cuando la ve pasar.Estoy increíblemente orgulloso de ella, de llamarla mi pareja y de llevarla de la mano cuando caminamos por las calles de la ciudad escogiendo varias cosas para nuestra nueva casa. Aún no nos cambiaremos ya que faltan algunos detalles que arreglar, sobre todo los muebles que deben estar justo a nuestro gusto que esta vez ell
[Isabel]Maletas y documentos listos y yo emocionada porque visitaré Nueva York por primera vez en toda mi vida. Sé que mis padres son de Estados Unidos pero jamás nos han llevado ahí, así que ahora me siento extremadamente afortunada porque Quentin lo hará y los planes que tiene allá conmigo parecen sacados de una película de Hollywood que parece estoy destinada a vivir.Llegamos a la pista y de nuevo subimos las escaleras de ese lujoso avión que él toma como un trasporte de todos los días y yo como uno que me lleva a los lugares más maravillosos del mundo.—Sé que te dije San Valentin en Verona, pero parece que será en Nueva York.— Comenta Quentin—Yo, pude haber imaginado San Valentin en el piso, viendo películas de terror o algo por el estilo
[Isabel]— Corazón, te presento a Vincent Cassals, mi cuñado. Me quedo en silencio mientras todo mi cuerpo trata de sobrellevar todas las emociones que siento en este momento, éstas corren entre rabia y vergüenza.—¿Vincent? — Pregunto en un murmuro. —Sí, Vincent.— Me contesta él sonriente.— Para después estirar la mano y saludarme un placer ¿señorita? —Isabel Osher.— Hablo seria. —Osher, es usted muy guapa.— comenta sonriente. —Lo sé, es la mujer de mis sueños.— Responde Quentin mientras me toma de la cintura. —Es un gusto cuñado que hayas venido por fin a visitarnos, tu hermana estaba un poco preocupada por ti, ya sabes, después de la muerte de Nadine te alejaste aún más, creo que ya ni recuerdas a tu sob