[Quentin]
(Dos días después)
Suena la alarma, la apago, me volteo y veo a Isabel profundamente dormida a mi lado. Hace dos días que llegamos de Roma y ella ya no ha regresado a dormir al su piso por lo que oficialmente hemos empezado a vivir juntos, aunque su ropa aún no está aquí.
Le doy un beso sobre los labios.— Buenos días corazón.
“Hmmmmm” contesta y sonrió.
—Buenos días.— Finalmente responde.
—Iré a hacer ejercicio ¿vale?
“Hmmmm” contesta.
Son las seis de la mañana y ella se durmió ayer un poco tarde preparando las recetas para enviar a todos sus clientes con sus comidas de la semana. Ayer, estuve con ella en la cocina viendo cómo se movía de un lado para otro sumamente concentrada mientras yo le ayudaba a cerrar
[Quentin]Sí, tal vez prometí hace tiempo atrás que no volvería a comprar una casa, que no viajaría ni disfrutaría de nada y sobre todo que no me enamoraría de nadie; todas esas promesas las rompí y debo confesar que no me arrepiento.Isabel es lo mejor que me ha pasado en la vida, una mujer en todas las palabras, honesta, trabajadora, tierna, comprensiva y además de que es muy guapa. Ahora, con la ropa que poco a poco le he ido regalando su estilo ha ido mejorando y combinado con su buen gusto, la hace en tipo de mujer que uno voltea cuando la ve pasar.Estoy increíblemente orgulloso de ella, de llamarla mi pareja y de llevarla de la mano cuando caminamos por las calles de la ciudad escogiendo varias cosas para nuestra nueva casa. Aún no nos cambiaremos ya que faltan algunos detalles que arreglar, sobre todo los muebles que deben estar justo a nuestro gusto que esta vez ell
[Isabel]Maletas y documentos listos y yo emocionada porque visitaré Nueva York por primera vez en toda mi vida. Sé que mis padres son de Estados Unidos pero jamás nos han llevado ahí, así que ahora me siento extremadamente afortunada porque Quentin lo hará y los planes que tiene allá conmigo parecen sacados de una película de Hollywood que parece estoy destinada a vivir.Llegamos a la pista y de nuevo subimos las escaleras de ese lujoso avión que él toma como un trasporte de todos los días y yo como uno que me lleva a los lugares más maravillosos del mundo.—Sé que te dije San Valentin en Verona, pero parece que será en Nueva York.— Comenta Quentin—Yo, pude haber imaginado San Valentin en el piso, viendo películas de terror o algo por el estilo
[Isabel]— Corazón, te presento a Vincent Cassals, mi cuñado. Me quedo en silencio mientras todo mi cuerpo trata de sobrellevar todas las emociones que siento en este momento, éstas corren entre rabia y vergüenza.—¿Vincent? — Pregunto en un murmuro. —Sí, Vincent.— Me contesta él sonriente.— Para después estirar la mano y saludarme un placer ¿señorita? —Isabel Osher.— Hablo seria. —Osher, es usted muy guapa.— comenta sonriente. —Lo sé, es la mujer de mis sueños.— Responde Quentin mientras me toma de la cintura. —Es un gusto cuñado que hayas venido por fin a visitarnos, tu hermana estaba un poco preocupada por ti, ya sabes, después de la muerte de Nadine te alejaste aún más, creo que ya ni recuerdas a tu sob
[Isabel]Sé que me prometí que no me sentiría atraída por las cosas tan lujosas, pero debo admitir que estar rodeada de todo lo que Quentin me ofrece es en verdad abrumador y a veces llega a ganarme porque me veo bien, me va bien, y debo aceptar que poco a poco Quentin me va transformado en la pareja que necesita aunque sea sólo en el exterior porque él me repite varias veces en el día que por nada del mundo se me ocurra cambiar lo que pienso, digo y hago, que es lo que más le enamora de mi.Comúnmente en los inviernos iría vestida con ropa térmica debajo de los pantalones de mezclilla y la blusa o playera, un abrigo grueso de color negro y un gorro de lana hecho por mi sin embargo, hoy luzco una ropa que me hace ver increíblemente sofisticada y que hizo sonreír a Quentin cuando salí de la habitación.Ho
[Quentin]Sigo a mi hermana hacia la habitación donde ella se cambiará la blusa que trae y antes de entrar voltea y me ve a los ojos. —No me gusta esa chica.—¿Disculpa?— Le respondo. —Isela o Isabel, no me importa, ella no es para ti y lo sabes. —Jacky ¿no me trajiste hasta acá después de tantos años para esto ¿o si?—No, pero aprovecho para decírtelo. Esa tal Isabel no me gusta, seguro será una mujer más que te quiera quitar el dinero. —¿Una mujer más? ¿Cuántas han pasado según tú? —No lo sé, tengo cuatro años que no te veo, cinco… y ahora te apareces con esa mujer que no tiene clase, ni buen gusto y es una grosera, ahora huelo a vino blanco por todas partes. —No sé quién eres tú
[Quentin]―Isabel, ¿de qué estás hablando? ¿Cómo sabes esa información?―Vincent, me lo confesó… ― Habla fría.—¿Qué? No entiendo ¿Por qué Vicent te confesaría algo así?Ella tomo un respiro.― Porque Vicent era mi novio.Me quedo en silencio tratando de asimilar lo que ella me está diciendo.―¿Vincent? ¿Qué? Explícame bien Isabel.―¿Me vas a creer?― Me pregunta.―Te voy a creer.― Contesto.
[Quentin]Nadine me era infiel con mi propio cuñado ¿desde cuándo? ¿Por qué no vi las señales? Me siento de pronto como un verdadero idiota, yo pensando que tenía el matrimonio perfecto y ella viéndome la cara. Tal vez debí ser un poco más como mi padre, más estricto, más firme, mantener las cosas en control, pero no, tenía que ser un romántico empedernido que hiciera tantas cosas por su mujer y al final así me paga, supongo que an Nadine no le caía muy bien el romance.Volteo a mi lado y observo a Isabel dormir plácidamente mientras su hermoso cabello negro roza su espalda. El perfil de su cuerpo se mueve ligeramente con la respiración tranquila como la conciencia. Me pongo a pensar en todo lo que posiblemente le pasó por la mente cuando vio a Vincent, coraje, confusión e incluso ella no me lo dijo pero yo h
[Isabel]La reportera se nos veía sin saber qué decir, mientras del otro lado Vincent se quedaba mudo sin saber dar una explicación. Ya lo viví una vez, no sé quién siente más vergüenza, la amante o el que engaña.—¿Vincent? — Pregunta Jacqueline.—Es mi amiga.— Contesto.—¿Una amiga? — Pregunta Jaqueline un poco indignada.—Sí, le dije a Isabel que podía invitarla, porque después de aquí partimos al aeropuerto y bueno, Isabel no podrá verla después.— Habla Quentin.—¿Cómo? ¿Invitaste una invitada de ella a la fiesta de tu sobrina?—No pasa nada Jaqueline, digo, no creo que no tengas suficiente comida