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Estoy donde debo estar y aprovechando que se encuentra solo en su casa. Mis hombres están resguardando alrededor de la casa y parte de la zona.

La visita de mi tía no me iba a detener, ese maldito gusano sabrá de una vez por todas que conmigo nadie se mete y menos con lo que tanto quiero.

A unos pasos de la puerta de entrada de la casa le ordeno a uno de mis hombres que empiece a tocar, todo por la educación que nos enseñaron, sin embargo, eso no fue necesario porque al parecer el hombre tenía intenciones de salir. Lo lamento por él porque no tengo intenciones de dejarlo ir.

—Buenas noches, ¿les puedo ayudar en algo? —pregunta, frunce el ceño y no demora en escanearlos de arriba hacia abajo—, voy de salida.

—Creo que se pospondrá, señor —doy un paso hacia delante, haciendo a un lado a uno de mis hombres—, ¿puedo pasar? O perfecto, se le agradece por su gentileza.

Intentando retener mi irá me adentro de una vez a la casa, no me importa si dijo no o sí, ya estoy dentro.

—¿Por qué entr