Al segundo día, no aguantó más la necesidad de ir al baño, con timidez llamó a Sam, no sabía su nombre, así que simplemente decía con una voz muy baja y pegada a la puerta del cuarto:
—¿Señor…? ¿Señor…? Tengo que ir al baño… señor…
Al no obtener alguna respuesta, aumentó un poco el volumen de su voz esperando que de esa manera él le respondiera, con un miedo atroz de que aquel brutal hombre se molestara y acudiera a golpearla.
Espero unos minutos y al ver que no pasaba nada, se aventuró a salir, todo estaba vació, caminó con miedo hacia el cuarto de baño esperando que su violador estuviera en el patio y no la descubriera fuera del cuartucho donde la tenía cautiva.
Después de saciar sus necesidade
—¡Guía mi mano Wakantanka…! —suspiro pensando, mientras veía el cuchillo viajar por el aire en busca del blanco señalado con gran precisión por su mano.Finalmente, la punta del cuchillo hizo blanco y se clavó con brutalidad en la nuca de Dan, causándole la muerte de manera instantánea, la hoja había penetrado, con violencia y con toda limpieza, en la base del cuello de Miller, el muchacho no tuvo tiempo de hacer o decir algo, la muerte le llegó de inmediato.Montado sobre su caballo sólo pudo hacer la cabeza hacia tras, lo que permitió ver a la esposa de Kenay, que el cuchillo salía por la parte delantera de su garganta y le manaba sangre por la boca y por la herida que la filosa hoja le había provocado. Dan, nunca supo que en ese momento moría y se desplomó de su caballo si
La hermosa mujer no disminuyo la marcha de su caballo y fuertemente sujeta al cuerpo del animal con sus rodillas, volvió a jalar el gatillo haciendo blanco en el cuerpo del pistolero antes de que este cayera y rodara por el suelo sin vida.Había disparado por segunda vez ya que no estaba segura de haberlo matado con el primer tiro, así que tenía que asegurarse, era la ley de la cacería, dejar a un animal herido lo hacía más peligroso y ella no quería tener que preocuparse de más.Con el rifle aún en las manos, ella volteó, y al ver rodar el cuerpo del malhechor por el suelo, ya no tuvo la menor duda de que había acabado con él y que ya sólo le quedaba enfrentar a uno, lo que no evitaba que el peligro siguiera ciñéndose sobre de ellas como una nube negra que oculta el sol.—Un peligro meno
El desalmado criminal, no era capaz de articular alguna palabra o emitir esas maldiciones y ofensas que brotaban en su cabeza, pero que no salían de su boca ya que solo emitía sonidos con su garganta mientras sentía que se estaba muriendo bailando de aquella forma tan grotesca y desesperada que lo llevaba a la muerte.Aiyana, había logrado su objetivo, clavarle el cuchillo en el cuello, ahora lo veía con un profundo asco y desprecio mientras trataba de acomodarse sus ropas para cubrir las partes de su cuerpo que ese infeliz había dejado desnudas.Después de algunos segundos de agonía, Sam, el pistolero, pudo musitar unas palabras en la agonía de su último estertor de vida sin que hubiera logrado alcanzar aquella daga que se había incrustado en su nuca.—¡Mal… di… ta…! ¡Pe… rra&hellip
Umi, y Denahi, comenzaron a acomodar las ramas y las hojas en el fuego de manera que ardieran lenta y suavemente, sin grandes llamas y sin mucho humo. Sabían que no era conveniente que las llamaradas fueran grandes ya que el calor los iba a abrumar, aunque tampoco podían dejar que el fuego no alumbrara lo suficiente para que les diera el calor necesario. El humo no ayudaba en nada, por el contrario, podía ahogarlos, además de llamar la atención a lo lejos.—Si cae la tormenta de nieve… va a ser muy difícil que podamos regresar —insistió Denahi, visiblemente nerviosa y perturbada— hay que hacer algo antes de que…—Wakantanka, cuida de nuestros destinos… —dijo Umi, con voz tranquila y amable, comprendiendo el miedo de su compañera— él nos mostrara el camino que n
—¡Poco importa un buen brazo y lo filoso de tu lanza…! —se carcajeó el ancestro barbudo— Más te valdría transmitirle tu fuerza a la lanza, te sería más útil.—Es una buena idea —admitió el irascible Sioux.Se concentró por un momento y transmitió toda su energía al arma, ante los ojos atentos del bisonte. Inmediatamente se convirtió en una lanza/medicina.—Ahora clava la punta sobre esa roca —añadió el bisonte.Yerba del Medio realizó el ataque y la roca saltó en mil pedazos.—¡Vaya… vaya…! —exclamó el sioux impresionado por todo aquello— ¿Sabes, viejo animal, aunque eres muy feo y contrahecho, eres un muy buen consejero?&md
En caso de que así se dieran las cosas, y su hermana ya hubiera muerto, ella tomaría a los niños y se aventaría con ellos a las grietas de la montaña o a la ladera, era preferible morir, en aquel bello lugar, que caer en manos de los wasicus.No le importaba perder la vida, lo primordial, era que los niños no fueran capturados por los blancos, no solo se los iban a llevar para venderlos como esclavos, sino que además los maltratarían para someterlos y los harían pasar por un infierno toda su vida por ser de otra raza.Y ya ni pensar en lo que le harían a ella, eran tres hombres, peores que los salvajes y no iba a poder enfrentarlos mientras trataba de proteger a los niños, estaba en desventaja total, así que la muerte de todos era preferible a dejarse atrapar por esos desalmados.Poco a poco el cansancio la fue venciendo
—Tú eres la vigilante de las generaciones. Eres la que da vida. Serás la portadora del Universo, la que hará que el guerrero sea más valiente y más sereno.De esa manera había visto Sahale, a Umi, desde que comenzaran a platicar, como algo especial, como lo más grande que pudo llegar a su vida, por eso ahora quería encontrarla, quería verla, quería saber que estaba bien y que era tan hermosa y grácil como siempre lo habías sido.Muy pronto los cuatro Santee, al mando de Kenay, llegaron a la ribera del río, Sahale, impaciente, desmontó de su caballo y comenzó a revisar por toda la ribera con verdadera atención y cuidado, no quería dejar un palmo de terreno sin cubrir, no deseaba que nada escapara a su observación.Sus ojos expertos y sus conocimientos sobre las huellas y los
Su padre le hablaba de esos principios, de esos orígenes para que siempre estuviera orgullosa de ser mujer, de ser la tierra que procreaba y daba frutos, mismos que tal vez serían la base de que el pueblo Sioux no se exterminara, no se extinguiera nunca, ella misma había dado a luz a una pareja, hombre y mujer.Al recordar esas palabras de su padre, Aiyana, siempre se había sentido reconfortada y sus fuerzas se renovaban, se regeneraban, se alimentaban de su propia esencia y era capaz de enfrentar cualquier cosa que se le presentara.Abrió los ojos y en ese momento se dio cuenta que la manada de los feroces lobos la rodeaban, con estrategia, preparando el ataque, sorprendiéndola y sacándola de sus hermosos recuerdos.Los animales avanzaban paso a paso, gruñendo sordamente, mostrando los filosos colmillos dispuestos a atacar para obtener comida que l