Al día siguiente Akira estaba contento, podrían regresar a casa, pero ahora en compañía de sus tres pequeños por lo que fue a buscarlos en la camioneta que les había regalado el abuelo Ricardo, donde con cuidado acomodaron a los bebes en sus sillas y les colocaron el cinturón de seguridad. Al llegar a casa fueron directamente a instalar a los pequeños en su habitación, donde Hiro se recostó en la cama y se durmió mientras Akira se quedaba trabajando un rato en su computadora portátil mientras velaba el suelo de los 4.

El resto de ese día paso tranquilo, ya que cada uno se apoyaba en todo con referente al cuidado de los bebes y se rotaban turnos para descansar. Aunque lamentablemente donde esa armonía se perdía era cuando los bebes lloraban ya que la primera vez que eso paso Akira se puso nervioso, pero gracias a una tonfa disciplinadora se calmó mientras buscaba parecer tranquilo para atender a sus hijos, lo curioso para ambos padres fue notar que esa acción hizo reír a los bebes.

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