El viento sopla frío mientras me adentro en el territorio de los enemigos que alguna vez consideré irreconciliables. Los árboles susurran secretos que parecen advertirme de los peligros que acechan, pero no puedo darme el lujo de dar marcha atrás. Scarlett está en peligro, y el tiempo corre en su contra.Al llegar a la antigua fortaleza de los Osborn, siento el peso de las miradas hostiles de los guerreros que se agrupan en la entrada. Una parte de mí se siente incómoda al estar aquí, buscando a los que una vez fueron mis rivales, pero no tengo otra opción. La amenaza de Elijah es inminente, y si quiero salvar a Scarlett, debo unir fuerzas, incluso con aquellos que me han causado dolor.Marcus camina a mi lado, su expresión es de escepticismo. —Esto es una locura, Dante. No puedes confiar en ellos. ¿Recuerdas lo que hicieron? —su voz tiene un tono de advertencia, pero yo estoy decidido.—Lo sé, Marcus, pero este no es el momento de dudas. Si queremos
La oscuridad es absoluta. Estoy atrapada en una celda fría y húmeda, con las paredes de piedra absorbiendo la luz que alguna vez llenó mi vida. Cada susurro del viento me recuerda lo lejos que estoy de Dante, de mi manada, y de la libertad. Elijah me tiene donde quiere, en la penumbra, rodeada de sus artimañas y manipulaciones.Trato de mantenerme fuerte, de aferrarme a los recuerdos de los momentos felices y de la luz que me rodeaba, pero cada día es una batalla. Elijah aparece a menudo, sus ojos oscuros y astutos centelleando con satisfacción. Se deleita al recordarme lo débil que soy, lo frágil que puede ser la magia que una vez consideré como una extensión de mí misma.—Tu poder es un regalo, Scarlett —dice, su voz como un suave veneno—. Pero también es tu mayor debilidad.Él juega con mis inseguridades, hurgando en mis miedos más profundos. Cada palabra suya resuena en mi mente, como un eco que se repite y se multiplica. A veces, me pregunto si e
El viento sopla con furia, como si el mismo destino se preparara para el enfrentamiento final. Las figuras imponentes de los guerreros se agrupan bajo la fría luz del amanecer, esperando órdenes. Dante observa el horizonte, el territorio enemigo a la vista, pero su mente está atrapada entre la responsabilidad hacia su manada y el amor por Scarlett, aún en manos de Elijah.—Este es nuestro momento —dice Dante, su voz firme resonando entre los guerreros reunidos frente a él—. No peleamos solo por Scarlett. Peleamos por cada uno de los nuestros, por un futuro en el que podamos vivir sin miedo.Marcus permanece a su lado, su mirada analizando los rostros del grupo. Aunque ha habido desconfianza hacia él en el pasado, hoy su presencia como segundo al mando es un símbolo de unidad. Ambos saben que esta batalla definirá todo.Sin embargo, el ambiente está tenso. Algunos guerreros, inquietos, intercambian miradas y murmuran entre ellos. No es difícil adivinar sus pensamientos: ¿vale la pena a
El silencio de la noche pesa como una advertencia mientras Dante y su grupo se mueven entre las sombras. El campamento de Elijah es un laberinto de guardias, trampas mágicas y bestias despiadadas, pero no hay espacio para el error. Esta misión no es solo un rescate; es la única oportunidad de salvar a Scarlett y detener a Elijah antes de que desate su poder oscuro.Dante avanza al frente, sus sentidos agudizados. Cada ruido parece un peligro inminente, pero su mente está enfocada. No puede permitirse pensar en el miedo ni en lo que podría salir mal. La imagen de Scarlett, encerrada y debilitada, es lo único que lo mantiene en marcha.—Estamos cerca —susurra Marcus a su lado, indicando una brecha entre las tiendas del campamento—. Si entramos por allí, evitamos a la mayoría de los guardias.Dante asiente. Con Marcus a su lado, siempre ha sabido encontrar un camino, incluso en los momentos más oscuros. Pero esta vez, el peso de la misión se siente más profundo. Algo le dice que no todos
El rugido de Elijah resuena en toda la zona, desgarrando la calma de la noche como un trueno furioso. El poder oscuro que lo consume se libera sin control, envolviendo el campamento en una tormenta de magia destructiva. Árboles caen como ramas secas y la tierra se agrieta bajo sus pies. El escape de Scarlett ha encendido la furia más peligrosa que jamás hayan visto. Elijah emerge de su tienda, con los ojos ardiendo en un negro profundo y las venas de su rostro brillando con energía oscura. No queda rastro del estratega frío y calculador que alguna vez fue; ahora solo es un monstruo impulsado por el odio. —¡Scarlett! ¡Dante! ¡No podrán escapar de mí! —ruge, su voz reverberando como un eco maligno. El suelo tiembla, y cada criatura en los alrededores siente el peso de su poder. Marcus: Un Último Acto de Valentía A pesar de las heridas que cubren su cuerpo, Marcus se mantiene en pie frente a la tormenta. La sangre corre por sus brazos, pero sus ojos no muestran miedo. Este es s
La luna llena ilumina el campo de batalla mientras las fuerzas de Dante y Elijah chocan en un rugido ensordecedor de metal, garras y magia. El aire está cargado de tensión, y cada movimiento se siente definitivo, como si el destino del mundo pendiera de un hilo. Guerreros de ambas manadas se lanzan al combate, guiados por la desesperación, la esperanza y la necesidad de supervivencia. No hay vuelta atrás. Este es el final. Dante y Scarlett avanzan codo a codo, una fuerza imparable en medio del caos. Scarlett canaliza la poca magia que le queda, agotada pero decidida, mientras Dante lucha con una intensidad feroz, su fuerza guiada por el deseo de protegerla y poner fin al reinado de Elijah. Juntos se abren paso entre las filas enemigas, cortando, bloqueando y esquivando cada ataque. La coordinación entre ambos es perfecta, casi como si sus almas estuvieran conectadas por algo más fuerte que la guerra. —Estamos cerca, Scarlett. No te rindas ahora, —gruñe Dante mientras esquiva un gol
El aire es denso, cargado con el olor del metal, el sudor y la magia desgarrada. Elijah está frente a mí, su respiración pesada, su cuerpo envuelto en la sombra que se retuerce como una serpiente viva. Mis músculos arden, cada herida en mi piel es una promesa de lo cerca que estuve de morir, pero sigo en pie. No puedo caer ahora. No después de todo. Elijah sonríe, con la seguridad de un monstruo que nunca ha conocido la derrota. —¿Realmente crees que puedes salvarlos a todos, Dante? —su voz es un veneno. Cada palabra cala en mi mente, intentando hacerme dudar—. Todo lo que amas terminará destruido, igual que tú. Mi cuerpo tiembla, pero no por miedo. Por rabia. Siento el peso de mis decisiones, el sacrificio de Marcus, la desesperación de Scarlett y la responsabilidad que llevo como Alfa. No puedo fallar. Me lanzo hacia él con todo lo que me queda, las garras abiertas, la sangre corriendo libremente por mi piel. Elijah conjura una lanza de sombras y la dirige a mi pecho. El choq
La brisa fría acaricia mi rostro mientras el sol se alza en el horizonte, un amanecer que marca el fin de la guerra y el inicio de algo nuevo. Elijah está muerto. Lo hemos derrotado, pero a un precio más alto del que esperaba. La victoria sabe agridulce cuando pienso en Marcus y en los otros que cayeron para que hoy estemos aquí.Respiro hondo, tratando de liberar el peso de la magia oscura que me oprimió durante tanto tiempo. Por primera vez en meses, me siento realmente libre. La conexión que Elijah había intentado forjar entre su poder y el mío se ha roto. Ya no hay cadenas invisibles tirando de mi alma, ni sombras acechando en los rincones de mi mente. Es como si un velo se hubiera levantado y el mundo brillara con colores más intensos.Dante se mueve a mi lado, apoyando una mano firme en mi espalda. Sus ojos, oscuros como la noche, me observan con una intensidad que me da paz. Aún está herido, sus movimientos son lentos, pero su espíritu sigue intacto. Me recuesto ligeramente sob