Veida mira extrañado a su alrededor sin tener idea de lo que está sucediendo, jamás ha visto que toda la vegetación se seque de un momento a otro, como si la muerte hubiese decidido cubrir con su mortal manto todo ese lugar.
—¿Qué es lo que estás intentando hacer ahora? —reclama el muchacho poniéndose de pie empuñando el cuchillo.—Tonto, ni siquiera sabes lo que sucede a tu alrededor. Eres un ser tan simple y engreído que ni siquiera notaste que te estaban engañando —espeta Kazora perdiendo su interés en la lucha y acercándose nuevamente al borde de la montaña para tratar de ubicar a la bruja.—No tengo idea de lo que estás hablando, creo que solo estás intentando ganar tiempo —replica Veida acercándose sigilosamente al guardián.—¡No necesito tiempo, necesito que de una buena vez seas capaz de comprender que el mundo no gira en torno tuyo de los Hazudos! ¡Estamos dirigiéndonos a una nueva guerra, aúna en el que las cuatro grandes tribus volv—¿Estás seguro de que podrás convencerlos? —pregunta Cappori a su compañero contemplando la enorme tribu a la que han llegado.—Quizás sea una negociación dura, pero tengo la certeza de que podré lograrlo. Los dioses me han dotado de un buen poder de persuasión —responde Erpo con una sonrisa altanera en los labios.—¡Lo digo en serio, arriesgo todo por esto! Si fallamos en esto mi padre me cortará la cabeza por intentar traicionaron —reclama la muchacha procurando hacerle entender lo mucho que ha puesto en juego.—Lo sé, cariño. El mismo destino quedaría para mí, porque esta vez tú no estarás para interceder por mí, ambos estamos arriesgando todo por esta causa, así que no dudes que pondré todo de mí para lograrlo —aclara el joven buscando tranquilizar a su compañera.—¡No me llames cariño, no tienes derecho a hacerlo! —reclama Cappori con los brazos en jarra.—Oh, por favor. Estoy aquí arriesgando mi vida para apoyarte a derro
—Me temo que no es una buena estrategia, eres la hija del emperador. Por lo que no se atreverá a cuestionar la autoridad de tu padre, e incluso si tú misma comenzaras a hablar mal de él, se mostrará respetuoso y no revelará su verdadera opinión sobre él —cuestiona Erpo contemplando el grupo de diez soldados que vienen hacia ellos.—¿Tienes un mejor plan? —cuestiona Cappoli simulando su disgusto al verse obligada a sonreír a la gente curiosa que sale a contemplarla.—Los saludamos señores, ¿A quién tenemos el gusto de recibir? —pregunta el fornido líder de los guerreros con una leve reverencia de cabeza.—Los saludo, soy Coppuri, hija del emperador Tumaru. He venido a visitar a su jefe, si es que me dará el honor de recibirme —se presenta la muchacha con una delicada reverencia.La revelación de su identidad causa un tumulto entre los curiosos que no pueden creer que alguien tan importante haya llegado hasta ellos, algunos niños salen corri
—¿Hay algún rastro? —pregunta uno de los cazadores Fuhure al líder del grupo de búsqueda.—Vamos en la dirección correcta, aunque Tekay parece haber estado avanzando solo —comenta Kopuru agachado ante una huella marcada en la tierra húmeda, apretando los labios con enojo mira por delante de él, no tiene certeza de ser capaz de alcanzarlo, la negativa de su padre para perseguirlo le ha jugado en contra. Aunque finalmente decidió formar él mismo el grupo y salir a atrapar al bastardo, ya luego se encargará del sermón de su padre.—¡Kopuru, tienes que ver esto! —anuncia un cazador llegando corriendo de entre unos árboles con urgencia.El grupo de cinco cazadores sigue a su compañero sin siquiera dudarlo, al menos la urgencia en su rostro parece indicar que ha hecho un buen descubrimiento. Al detenerse el guía, el resto del grupo para en seco para contemplar los cadáveres de los guerreros Nagutu abandonados en el suelo.—¿Qué demonios están ha
Ambos muchachos se miran embelesados el uno al otro sintiéndose capaces de prometerse más amor eterno, pero el calor que sienten en sus pecho le indican que no necesitan palabras para expresar lo que sientes. El brillos en sus ojos parece ser capaz de transmitir lo que hay en sus corazones, y la esperanza de poder finalmente tener una vida juntos lejos de todo lo que los ha lastimado alguna vez firma en sus mentes más planes y propósitos de lo que podrían expresar. Pero su momento de intimidad es interrumpido por el sonido de una ruidosa bandada de aves que emprende el vuelo asustada alarma al cazador que voltea el rostro hacia la entrada con preocupación.—¡Hay hombres en el bosque! —determina Tekay obligándose a sentarse en el piso.—Deben de haber enviado a un grupo de búsqueda por nosotros, pero no hay de qué preocuparse, este es un refugio seguro —comenta Mahal encogiéndose de hombros con indiferencia.—Quizás lo era antes de que llegáramos, per
Sayo mira con tristeza el tronco semiquemado en el que se puede distinguir la forma del rostro de su padre que se ha vuelto párate de la madera del árbol, al pie del cual los dolientes han dejado ofrendas de comida y arreglos de flores. Cada persona en la tribu ha salido al exterior para llorarle, para honrar su memoria, y el hecho de que se hayan atrevido a dejar la seguridad de su refugio da cuenta del gran amor que le tenían. Aunque no cree que pudiese ser mayor al que tiene ella, ni que el dolor que expresan en sus rostros mojados por las lágrimas pueda compararse al que le estruja el corazón.—Querida, lamento tu perdida. Tu padre fue un gran hombre, respetable en todo sentido, un líder valiente que nos brindó este lugar seguro, que construyó un futuro para nuestro pueblo y para su familia. Y aunque sé que las palabras no son capaces de mitigar tu dolor, ten presente que todos estamos para ti y tu madre, puedes contar con nosotros —asegura una anciana abrazando
Denia se dirige al palacio de su padre contemplando satisfecha el revuelo que hay entre los hombres de su padre, lo cual le indica que el mensaje de la invasión desde el oriente ya ha llegado, y por ende se ha ordenado una rápida movilización del ejército. Aunque la muchacha quiere enterarse de primera mano las decisiones de su padre, unas vez que la tenga se pondrá en contacto con su hermana para indicarle el momento oportuno para el ataque del norte. Lo cierto es que también ha considerado la posibilidad de establecer contacto con Ferza, pero al no tener idea de las razones que han provocado la invasión de los Hazudos, no puede arriesgarse a revelar su estrategia. Aunque tiene la plena certeza de que su hermana sigue con vida y que está estás tierras, solo debe ser paciente y esperar el momento oportuno para encontrarse con ella.—Padre, ¿Qué está sucediendo? ¿Qué es todo esté alboroto? —pregunta la muchacha fingiendo sorpresa ante el movimiento de guerreros.—
Kaitu observa parado fuera del campamento la tormenta que se ha detenido tan repentinamente como ha comenzado, con las manos cruzadas detrás de la espalda intenta comprender que ha llevado a eso. ¿Puede ser que Veida haya conseguido detener al responsable de la tormenta, o simplemente es el aviso de que el líder Hazudo ha muerto, y por ende se han liberado del incitador de esa guerra? La verdad es que no está muy seguro de la decisión que tomará, cree que ya ha esperado el tiempo suficiente a su líder, y mientras la nieve de los restos de la tormenta los siga manteniendo asilados de un posible ataque desde el norte, resulta el momento oportuno para una huida.Aunque no le gusta la idea de que se hayan llevado a cabo tantos sacrificios solo para volver a sus hogares, y mucho menos habiendo dado una razón para posibles represalias en el futuro. Lo cierto es que ha caído sobre su espalda la gran carga de tomar
—Ese bastardo casi te mata, tienes suerte de haber podido volver con vida. ¡Aunque bien merecido te lo tienes por no haberme obedecido! —reclama el chaman tratando la herida en el brazo de su hijo.—Sí no hubiese ido no tendrías idea de en lo que se ha convertido ese maldito, ¿Cómo rayos es posible que pudiese transformarse en esa cosa? —reclama Kopuru haciendo una mueca de dolor.—Solo puedo pensar en que Colmillo blanco tuvo que haber hecho algo, de alguna manera debió transferir parte de sus poderes al muchacho. Es una complicación en cierto punto, o quizás no, con Mahal muerta no creo que tenga razones para volver a este lugar —comenta el anciano preguntándose cómo es posible que Shakra haya permitido que eso sucediera.—¿Es todo lo que dirás? ¿Piensas dejarlo escapar después de haber traicionado a nuestra gente y haber intentado asesinar a tu hijo? —cuestiona el muchacho con el rostro enrojecido por la rabia.—Lo que menos necesito en est