Angus. -” ¿Qué demonios haces aquí, Maldito Aniquilador?”- fue la primera reacción que tuvo esa salvaje amazonas al verme. Llevaba desde hacía rato mirándola desde lejos mientras ella se dirigía a su coche, su sonrisa sincera, y de felicidad, le hacía parecer incluso más atractiva, y no importaba que fuera con esos vaqueros ajustados oscuros, esa chaqueta de beisbol americana cerrada, y el pelo recogido en una coleta alta que despejaba su cara. Su forma de caminar, su sonrisa, el brillo de sus ojos, le hacía ver como si fuera vestida con el mejor vestido, del mejor diseñador del mundo, esa mujer era de esas bellezas que nunca te cansas de mirar, hasta el punto de obsesionarte con ella. Pero claro toda esa belleza etérea, y hasta divina, acaba cuando esa mujer abría su boca, sobre todo, y últimamente, cuando me ve, para transformarse en una guerrera amazona sedienta de sangre, en una valkiria descontrolada y agresiva, cosa que, por otro lado, me hace desearla más, creo que en defini
Amelia. En algún momento, de esa tarde debí tomar conciencia hacia donde desembocaba todo esto, en algún momento, debimos parar eso, pero bien sea por mi maldita cabezonería, o bien sea por mi furia desmedida, o por su actitud decidida de que no darse por vencido, de un ser al que no le gustaba perder, nos dejamos llevar por sentimientos, y acciones que en esos momentos, no eran lo más adecuados para enfrentarnos entre nosotros, sin pagar un alto precio, el cual, desde luego yo, no quería pagar, y del que él se arrepentiría más tarde, seguro. Creo que todo comenzó desde el momento que el idiota de Angus, de forma tan energúmena posible, me arrojo sobre el asiento de mi adorado y mimado Bumblebee, para mí fue tan indignante, que físicamente ese hombre me hubiera anulado, como que también impusiera sus decisiones sobre las mías, añadiendo a esto, que se atrevió a subirse a mi coche para conducirlo, algo que ni el propio Rey Arturo, que fue la persona que me lo regaló, se había atrevid
Angus. -” Para que te des por enterado, no sólo he dormido con hombres, sino que también he experimentado con más de uno, estaba en mi época universitaria es normal experimentar, adentrarte en lo desconocido, se puede decir que ...”- mientras escuchaba a la m*****a guerrera lo bien que se lo había pasado en la cama de otros, cuando estudiaba en la universidad, sentí como una ira que yo desconocía, y que sólo la había sentido hace tres años en esa fiesta de víspera de navidad de los Blake, me inundó por entero. Hasta ese momento habia tratado de usar la razón para no asustarla, no sabía los sentimientos que Amelia sentía por mí con claridad, por lo menos desconocía los sentimientos que la actual, y desconocida Amelia me profesaba, pero esa ira descontrolada, esas reacciones que tuvo al contarme, a su manera, lo que había escuchado que dije a sus quince años, me dio esperanzas para pensar que, quizás, la pequeña Amelia, sentía más de lo que demostraba sentir por mí, y que por eso, ante
Amelia. No fui yo quien lo desnudos para poder tocarlo, fue un ser desconocido y descontrolado que tomó el control de mi mente y de mi cuerpo, un ser que tras sentir la magia que sus manos creaban en mi cuerpo, se dejó llevar por las ansias y el placer que él había descubierto, y despertado en mí. Eso fue lo que me dije a mi misma cuando la realidad nos golpeó, a los dos, mucho tiempo después, pero ahora, en ese momento, sólo sentía, y le hacía sentir, en mi nube de sentimientos descontrolados no sabía que me gustaba más, si sentir sus manos y su boca en mi piel, o la tensión y los gruñidos animales que mis caricias arrancaban de su boca, y de su cuerpo. Me sentía tan poderosa, tan femenina, tan capaz, del poder que me proporcionaba volver loco a ese hombre de deseo, que con eso sólo, saciaba mi placer. Pero pronto necesitamos más mucho más, y sin palabras, algo que ninguno de los dos dejo escapar en ningún momento, cuando la locura se desató, por miedo a que la magia se rompiera,
Angus. Nos quedamos abrazados sin quieren hablar, tapados por una mata que tenía sobre el sofá, mientras mirábamos el paisaje que se veía a través de la ventana, mientras oscurecía. Los ecos de las sensaciones vividas, aun nos arrasaban, de pronto una sensación de responsabilidad, y algo de arrepentimiento, me hizo abrir la boca, y de repente se desataron los infiernos. -” ¿Por qué me mentiste? ¿Por qué no me dijiste que eras virgen? ¿Sabes que después de esto, y por lo que une a nuestras familias, tenemos que casarnos? Hoy mismo hablaré con tu padre y con Roy...”- ni siquiera vi lo que me venía encima, pensé que la rigidez repentina de la mujer que estaba entre mis brazos era causada por la sorpresa de mis palabras, pero todo acabó cuando la escuché decirme. -” ¿Quién te ha dicho que me voy a casar contigo, Angus Blake? Sólo he cumplido una fantasía de mi juventud, simplemente has sido un pasatiempo, el que hayas sido el primero, ha sido como desbloquear un logro enquistado en mi
Connelly. -” ¿Bueno y que sabes del primer día de trabajo de Amelia? Estamos ansiosas por saber cómo le ha ido en su primer día como adulta, a esa enana.”- dijo desde la videollamada a cuatro, la lista de Wendy. -” ¿Sabes que hace ya seis años que dejo de ser una enana? ¿verdad, Wendy? Dejo de vivir con tus padres hace cuatro años. Y de hecho hace más de diez años que es más alta que tú, por varios centímetros.”- le dije defendiendo a mi mejor amiga, de su hermana mayor. -” Bueno para mí siempre será mi hermana pequeña, la pequeña Amelia, mi enana.”- dijo Ailan, en respuesta a mis reproches. -” Desde luego tía Ailan, eres increíble tienes cuatro hijos para dedicar toda tu devoción materna, deberías dejar que mi tía Amelia, siga con su vida, bastantes problemas tienes tú con esos cuatro, en especial los tres varones, Edwin, Iver y Errol, que junto con el terremoto de mi sobrino Aron, ya nos dijeron las profesoras, cuando los fuimos a recoger, la abuela Yvaine y yo, que las madres d
Rowdy. -” ¿Qué demonios haces tú aquí?”- fue lo único que pude decir al ver a esa estúpida, descarada, y malcriada de Connelly Blake delante de mí, ni siquiera me di cuenta de que en el móvil que me enseñaba en ese momento, había tres mujeres más que me observaban muy curiosas, desde sus pantallas, con mucho interés. Mi problema en ese momento era otro, mi mente trataba de comprender en qué momento, mi plan perfecto, había fallado, desde que decidí, y planifiqué, la visita sorpresa a la preciosa Amelia, el deseo por verla, y aclararle los malentendidos que podía tener ella sobre las dos ocasiones que fui sorprendido, besando a esa idiota Arpía de pelo rojo, desde luego lo que no esperaba era que hasta mi ingenioso plan de aparecerme por sorpresa, con una excusa genial, y muy original, a la nueva casa de Amelia, cuya dirección conseguí de forma algo ilegal, tras hackear el sistema de datos secreto y protegidos de la web del grupo de correo postal y paquetería del Reino Unido. Supuse
Rowdy. -” ¿Qué demonios haces tú aquí?”- fue lo único que pude decir al ver a esa estúpida, descarada, y malcriada de Connelly Blake delante de mí, ni siquiera me di cuenta de que en el móvil que me enseñaba en ese momento, había tres mujeres más que me observaban muy curiosas, desde sus pantallas, con mucho interés. Mi problema en ese momento era otro, mi mente trataba de comprender en qué momento, mi plan perfecto, había fallado, desde que decidí, y planifiqué, la visita sorpresa a la preciosa Amelia, el deseo por verla, y aclararle los malentendidos que podía tener ella sobre las dos ocasiones que fui sorprendido, besando a esa idiota Arpía de pelo rojo, desde luego lo que no esperaba era que hasta mi ingenioso plan de aparecerme por sorpresa, con una excusa genial, y muy original, a la nueva casa de Amelia, cuya dirección conseguí de forma algo ilegal, tras hackear el sistema de datos secreto y protegidos de la web del grupo de correo postal y paquetería del Reino Unido. Supuse