Angus. -” Disculpe señor Blake, si me reclama, como si yo fuera una de sus citas de negocio, no sé por qué me llama a mí, mejor, para pedir una hora adecuada, pónganse en contacto con mi secretaría, es la que lleva mi agenda profesional.”-dijo la altanera Amelia, a través del teléfono, demostrando cuanto había cambiado, desde esa fatídica noche, antes de navidad. -” ¿Secretaría? ¿Qué secretaría? ¿Las fisioterapeutas clínicas tienen secretarías?”-tuve que preguntar ante la actitud condescendiente de la tercera heredera de los Miller, aún a riesgo de recibir la respuesta que recibí. -” Exacto, muy bien, veo que lo ha cogido a la primera, y resuelto su problema con las exigencias, le voy a dejar claro que hasta la tarde no deseo, ni tengo la desagradable intención de verlo, Angus el Aniquilador, así que podrías dejar de molest...”- tuve que interrumpirla mientras trataba de que una carcajada no escapara de mis labios. Esta nueva Amelia, aparte de descarada, altanera, y totalmente g
Amelia. -” Puntual, ni un minuto menos, ni uno más, así que no puedes tener queja. Pido un café, y empezamos.”- le dije sentándome con elegancia, tal como me había enseñado Connelly. Aunque mi entrada impactante y triunfal, como medio de descolocar al oponente, había sido medida y meditada, siguiendo las instrucciones de la provocadora Betty Boo, la reina de las puestas en escena, y experta en ser el centro de atención, me era imposible mirar al hombre que me esperaba en una de las mesas de la terraza de eso famoso café, sin apreciar lo deseable, masculino, tentador y atractivo que era. Quizás fuera provocado por los años de adoración ciega que aún, pese a mi determinación hace tres años, desde los doce años, había sentido por Angus Blake, algo que dejaba claro lo estúpidas que somos algunas mujeres con los hombres de los que nos enamoramos, aunque, como en este caso, no sea lo más conveniente para nosotras. Mientras pedía en francés un café, y algo de desayuno, pese a la hora q
Angus. ” Qué sabes tú que es lo que me pega, no me conoces, ni siquiera sabes como soy en realidad, lo único que ha hecho que me comportara como una estúpida contigo, algo que ni hacía con mis hermanos mayores, y de lo que aún me arrepiento, fue mi estúpido, e idiota, enamoramiento infantil hacía ti, que tú mismo te encargaste de destrozar a los quince años, así que no me des lecciones, Angus Blake, no te las consiento, ni a ti, ni a nadie.”- le oí decir mientras todos los pensamientos de mi cabeza entraban en barrena, cayendo, desde las alturas, con clara incredulidad. Por mucho que intentaba gestionar lo que estaba oyendo, sólo las palabras “enamoramiento infantil” eran las que más rebotaban en mi mente de forma candente, como un maldito anuncio de neón, mientras el resto de sus palabras se diluían en la inmensidad. -” ¿Amelia Blake se había enamorado de mí? ¿Cuándo? ¿Como? ¿Aun me amaba? ¿No será esto otra forma de reírse de mí?”- miles me preguntas bailaban en mi mente mientras
Angus. Tras abonar la cuenta, me alejé del café con paso lento, ignorando, como siempre, las miradas apreciativas de las damas, pensando que la próxima vez que ganara a la amazona, pensaba cobrarme mi tributo al vencedor, de laguna manera, y mi mente, pero sobre todo mi cuerpo recién despierto, ya barájame algunas opciones interesantes, que antes me tenía prohibido pensar, y que tomaría deseoso de esa amazona, cuando la venciera. Estaba tan concentrado en mis pensamientos mientras caminaba lentamente hasta el hotel para recoger mi equipaje, y pagar la cuenta, ya que en dos horas volaba a Escocia, tenía una reunión de accionista de las empresas Campbell a primera hora, que ni me di cuenta de que el teléfono me vibraba insistentemente, sólo la mirada molesta de una señora, con la que me crucé en el camino, hizo que regresara al presente, para sentir la vibración en el bolsillo de mi pantalón. Al mirar la pantalla, saltó el identificador de llamada, sin pensarlo, respiré profundament
Rowdy. -” Vaya Rowdy, te has hecho famoso de nuevo”- dijo Peter Creen, uno de mis amigos, y jefe de nuevos proyectos de la empresa de Silicom, donde trabamos los dos. Yo no le preste atención, seguí almorzando, y revisando en la pantalla de mi iPad las convenciones, charlas y exposiciones de proyectos que teníamos en la tarde de hoy, en dos horas teníamos que asistir a la convención de telecomunicaciones, y nuevas tecnologías, que había organizado la Universidad de la Sorbona, en Paris Además, no era la primera vez que, en las revistas de tecnología y comunicaciones, salía mi nombre, por algo era la cabeza visible, ejecutivo, e ingeniero, responsable del departamento I+D de una de las más famosas empresas en telecomunicaciones. Pero pronto mi curiosidad se despertó, ante las palabras burlonas de Navil Basak “Si, pero esta vez, no tiene nada que ver con ningún avance que hayas creado el genio de I+D.… Aunque tengo que decir que, como joven hombre soltero hetero, me gusta más estas
Rowdy. -” ¿Así que aquí es donde te escondes, maldita Lombriz?”- oí decir a la arpía antes de levantar la cabeza, cosa que hizo que mi humor se oscureciera más aún. Al alzar la mirada puede verla de pie delante de mí con los brazos cruzados mirándome, iba vestida con un traje negro ajustado, que llegaban justo unos centímetros por encima de las rodillas, el traje estaba cubierto por un abrigo de cuero a lo Matrix, largo y abierto, del mismo color que el traje. El pelo lo tenía recogido en una especia de gorra de diseño negra Gucci de cuero, que ocultaba su cara, y finalmente tenía unas gafas negras de sol oscuras de marca, algo que es totalmente ridículo, porque estamos en interior. Tuve la impresión de que la arpía de pelo rojo estaba disfrazada de espía de cuarta en una película de serie B, una de esas donde el espía trata de pasar desapercibido, pero lo único que consigue es llamar más la atención, por las estupideces que hace, y como va vestido. -” Que yo sepa, bruja arpía, yo
Connelly. -” Déjalo ya Betty Boo, llevas quejándote todo el viaje, si al final hemos conseguido lo que siempre hemos querido desde niñas, vivir juntas una temporada, y solas a kilómetros de la Diosa Miller, y de la Reina del control, Kimberly Blake .”- me dijo Amelia mientras bajamos de la limusina que nos dejaba frente al caserón reformado por Ailan, que el cuñado de Amelia, el multimillonario y dueño de M.F.P. Global multinacional, Finlay Alacintye, le había regalado en Edimburgo, Escocia, por conseguir su título de Fisioterapeuta. Amelia había conseguido trabajo en uno de los centros de Traumatología y Fisioterapia más prestigiosos de Reino Unido, que justamente se encontraban en la capital de Escocia. Además, Ailan, la hermana de Amelia, junto con su marido, Finlay, y los cuatro revoltosos sobrinos de Amelia, los cuatrillizos, se habían trasladado a vivir una larga temporada en el castillo de los Alacintye, al parecer Ailan deseaba supervisar la decoración de las habitaciones d
Angus. -” Me gusta tu hermana Amelia como mujer, quiero sali...¡Ah!”- mis palabras se quedaron a medias en lo más profundo de mis pulmones. Un puño fuertemente cerrado, como el contundente ariete del enemigo golpeando los portones de una fortaleza, de forma rápida, contundente, y desde luego esperada, golpeó en mi mentón haciendo que mi cara, y hasta yo mismo, fuera desplazado hacia un lado unos centímetros. -” Desde luego Angus eso de ser sutil, y comedido con estos temas, sobre todo sabiendo como es el Rey Arturo, no es la mejor forma de abordarlo, como que aún no lo entiendes.”- oí decir a lo lejos al bocazas de Gavin, mientras la risita de Leah se dejaba oir por debajo de sus palabras. Yo sólo me agarraba la mandíbula, para volver a mirar a un serio, y definitivamente furioso Roy Williams Miller, que ahora mismo me miraba con la intención de que me recuperará lo suficiente como para, seguramente, volverme a golpear. -” Déjame algo cuñado, que yo también tengo unas palabra