El manto celeste comenzaba a languidecer su iluminación casi por completo, pero eso no era impedimento para que, las siete vampiresas divisaran a la perfección todos aquellos individuos que una semana atrás habían ido a “cazar” y que estaban a oídos atentos, prestando toda atención a las palabras de su nueva líder.Velkan permanecía atrás de todo el grupo de nuevos reclutas vampirescos y uno que otro lo volteaba a ver con mirada iracunda. Una vampiresa le mostró los dientes. El joven lobo se vio obligado a alejarse un poco más de ese ramillete de seres que parecían odiarlo por ninguna razón elocuente.Todo había salido a la perfección, como Antonella les había dicho y el discurso que les había dado en cuanto subió a esa colina, no los había podido dejar más convencidos de las ideas centrales para vivir en un mundo ideal. Las ideas cada vez los convencían más a todos.Dentro de la legión de nuevos vampiros, los había de todas las edades biológicas: jóvenes, viejos y de mediana edad, ta
En un santiamén se habían adentrado a la ciudad de Brasov. Nadie por los alrededores sentía la sombría presencia de dos lobos escabulléndose entre la penumbra de los resquicios de edificios y casas; cada área oscura se prestaba para brindar refugio y escondite. Esa era la ventaja de convertirse en lobo, según Antonella.«Sígueme, Velkan. Por acá es donde sentí las presencias de las que te hablé», dijo una alebrestada pelirroja con forma de loba, que corría a más no poder. «Pero si te voy siguiendo, mi amor», respondió Velkan un tanto ofuscado.De manera automática, algo se movía dentro de Antonella cuando él pronunciaba aquella palabra que tanto despreciaba. Era como si un gran escalofrío se apoderara de su cuerpo y eso era algo que no podía tolerar en su anatomía.«N-no te alejes mucho, ¿sí? Tengo que verificar esto antes de encontrarme con los demás», Antonella lo volteó a ver hacia atrás y luego se concentró para seguir con su trayecto.«Solo espero que sepas lo que haces», contes
Las Virtudes Divinas, seguidas por Sorin, Megara y Nadia, habían corrido hacia la entrada principal de la mansión de Raguel. Un sentimiento apesadumbrado muy fuerte, que consistía en escalofríos y síntomas de paranoia y ansiedad, los invadió; todos conocían a la perfección ese sentir gracias a la experiencia ya adquirida con seres paranormales. Sabían de qué se trataba. La última en salir había sido Ileana, quien se había sentido sacudida por el miedo a una escala muy grande. En cuanto salió, sus ojos se tornaron en blanco y se encendieron como si dos focos de luz se hubieran prendido en la oscuridad. Una visión se presentó ante ella: ahí estaba la pelirroja, tomando gente inocente y mordiéndola en el cuello, junto con otras siete sombras humanoides que no lograba identificar; las personas gritaban con aflicción. Luego de aquellas acciones, tomaba a otro grupo de gente por la fuerza y entre todos los vampiros que había creado con sus mordidas y los volvían una especie de cuerpos sin
La luna seguía alta e imponente en el firmamento. Aquel par de ejecutivos se había quedado hasta tarde a cerrar las instalaciones de aquel edificio llamado “Vinos Russo”.La joven pelirroja de cabellos cortos había sentido un mal presentimiento pero su hermano hizo caso omiso a sus palabras… Vaya que eso les costó mucho, porque en cuanto salieron hacia el parqueo, la vibra terrorífica había pasado a ser más que una corazonada.Ahí frente a ellos, en cuanto se disponían a entrar a su vehículo, unos ojos relucientes aparecieron ante ellos. Aquel lobo de tamaño colosal les impidió el paso de inmediato, pero este no era el único ¡Eran dos lobos los que bloquearon cualquier salida que pudieran tener!—¡Bianca, sube al auto! —gritó el joven pelirrojo, pero ella había quedado como hipnotizada por la mirada de la loba.—Leo… Tengo miedo —musitó Bianca con la voz entrecortada, pero en cuanto él salió a quere ayudarla, era demasiado tarde, su hermana ya estaba caminando hacia donde aquel par de
Mientras la luna seguía en lo alto del firmamento, parecía ser una testigo en primera fila de lo que estaba aconteciendo en la ciudad de Brasov. A pesar de que la vampiresa líder de todos aquellos seres se mostrara amenazante, eso no impidió que Raguel diera un paso al frente para intentar tener una conversación. —¡Alto! Si te mueves, juro que eres hombre muerto —amenazó Antonella al joven. —¡No tenemos por qué pelear y hacer las cosas más difíciles! —Raguel dio un paso más, con mucha cautela—. Podemos resolver esto de la mejor manera. Dinos qué es lo que quieres y vamos a considerar una tregua. —No les interesa lo que yo haga o deje de hacer. Sigan su camino o no respondo por lo que pasará —La pelirroja volteó a ver a sus siete más grandes aliadas, quienes se acercaron a su lado y sus miradas eran tan amenazantes como las de su líder. —Está bien… Es cierto que esto que haces no nos interesa —afirmó Sorin y Antonella lo volteó a ver con intensidad y melancolía—, pero al menos debe
Todo el equipo de Virtudes la observó con desconcierto como Ileana al grupo para salir corriendo en una dirección desconocida, porque si ellos estaban en ese círculo era para protegerla. Además, lo más terrible es que habían perdido el rastro de la vampiresa por estar luchando contra la horda de vampiros y además, protegiendo a la joven novata.—¡¿Ileana, a dónde vas?! —gritó Raziel, preocupada por lo que fuera a pasar con la joven, pero no tuvo tiempo de nada más, un vampiro la atacó y tuvo que concentrarse en esquivarlo para no morir entre sus garras, pero luego había uno más y ella se sintió acorralada, aún así lanzó un ataque con su látigo bendito, ese que guardaba solo para ocasiones puntuales.La rubia no pudo contraatacar, porque pronto un golpe sincronizado mandó a volar a las violentas criaturas. Raziel volteó a ver hacia su derecha, se trataba de Jofiel a quien ella levantó el pulgar y ambos sonrieron.Al otro lado estaba Daniel, quien la veía sonriente mientras mantenía la p
Antonella no esperó más alguna respuesta de Ileana y la abofeteó tan fuerte que cayó de costado, lo cual solo provocó que su sangre hirviera a su límite y se levantara para amenazarla con sus ojos encendidos gracias a la magia que había en ella.—¡Buen acierto, Antonella! —exclamó la morocha—, entre las tres la acabaremos —dijo mientras se acariciaba las manos para prepararse mentalmente y sin más se aproximó a Ileana con su garra lista para lastimarla, pero la joven con un reflejo rápido la tomó de la muñeca, impidiendo su ataque agresivo, lo cual hizo sobresaltar a la vampiresa.Por su parte, la rubia solo se limitaba a observar, hasta que llegaron las demás a ver qué ocurría.—¡Suéltame ahora! —la fuerza de Ileana era descomunal, tanto que le rompió el brazo a la vampiresa que retrocedió entre quejidos de dolor.Hasta la misma Ileana se sorprendió de aquello y no pudo evitar quedarse absorta en su propia mano, pero no tenía tiempo para meditar en su propia fuerza, porque una corrie
La tensión acrecentaba y el ahogamiento también. Los oídos de Ileana captaron un sonido igual a un silbido agudo ¿Acaso se iba a quedar sorda antes de que la vampiresa le diera respuesta? —¿Y por qué debería decirte algo que me pidas? No tengo ninguna razón para considerarlo. Solo sé que te tengo mucho rencor por ser como una piedra en el zapato —Antonella se encogió de hombros y sonrió con socarronería. El corazón de Ileana comenzó a latir muy rápido, no sabía si era por ansiedad o porque sentía que la vida quería abandonarla en cualquier momento. Ahí en su lucha por respirar, a la joven se le ocurrió decir una última cosa. —Si me dices, te daré la magia… Es tuya —intentó persuadir, pero la pelirroja se rió con ironía y apretando los labios. —No creas que caeré con eso, tonta. Además, en cuanto te aniquile la volveré a tener de todos modos. Yo salgo ganando —respondió con una seguridad y frialdad que le dio escalofríos a Ileana—. Pero sabes… Me siento generosa y antes de ponerle f