Isabela Amarilis no es del tipo infiel. Siempre ha sido una mujer que está clara en lo que desea y con quién lo desea. Steve es un hombre que la ha amado con locura, pero como todas las relaciones si no lo cuidas y no intentas crecer cuando te das cuenta se destruye. Todo inició con un anillo de compromiso. La propuesta fue impresionante durante un crucero por el caribe, durante la segunda noche de viaje, mi amiga no podía estar más sorprendida. Después de ocho a los de relación ya no pensaba en casarse, estaba encantada con la idea de tener una vida juntos y para ella estaba bien, incluso cuando tenían que vivir en países diferentes, viajar mucho cuando estaban en el mismo país lo hacían funcionar, pero la duda se comenzó a sembrar en la cabeza de Steve, el cual se comprometió a casarse en ocho meses porque creía que eso iba a cambiar a Amarilis y ella es la persona más auténtica y testaruda, no va a cambiar por él ni por nadie. —Okay, Sergio no va a decir nada, pero suelta a Isa
Sergio Tras el drama de mi jefe de campaña y su prometido/esposo y su novio/ miprimo. Terminé de trabajar temprano en la presentación de la propuesta y decidí invitar a mi novia a una cena romántica. Isabela no parecía convencida, pero mis hermanos son excelentes persuadiendo gente. —Que sí, no pongas esa cara, van cenas se relajan y mañana le va todo bien. —Mejor practicas para la entrevista. —Llevo meses hablando con gente, ya sé qué decir y qué hacer. Vamos a cenar. —Sergio, acaban de enviar a matones a nuestra casa. Isabela tiene un excelente punto, pero hace demasiado tiempo no tenemos una cita decente, desde que perdió al bebé exactamente y siento que de todas las cosas y personas que puedo perder descuidar no quiero que sea una de ellas. El ejemplo más claro es el de amarilis, estuvo esperando por años a que una persona se aceptara y él probablemente estuvo construyendo una —Isabela, qué aburrida eres, tan guapa para ser tan formal. Mi novia mira a mis hermanos y me mi
Sergio Mi prometida sigue viendo el teléfono y esta vez va a su correo en el cual está etiquetada junto con el tribunal electoral. Mi teléfono suena y es Hilda quien llama. Isabela responde y le pide que por favor nos dé un par de minutos y la deja en espera.—Sergio, estás dejándolo todo. —No, estoy solicitando que tomen medidas, porque esto o es Westborn o es alguno de los otros dos candidatos. —Lo sé, pero, qué vas a lograr. —Quiero que lo retiren. El celular de Isabela suena y ella me muestra la pantalla, es Westborn, una llamada directa que evidentemente no es común. Yo me disculpo con Hilda y le explico que Westborn está en la otra línea, ella me pide devolverle la llamada en cuanto termine con él. —Buenas noches—Saluda. —Isabela, escuché que han sido asaltados por segunda vez en menos de una semana y quería ofrecerles mayor seguridad a ustedes como a los otros candidatos. —¿Para demostrar que no es usted?—pregunto él se ríe. —Estoy muy viejo para esto, pero tengo moral.
Isabela Sonrío y decido que Sergio no necesita escuchar de mi boca quién es el próximo en retirarse, pero su rostro no puede ocultar la molestia, le doy un beso en los labios y le paso las manos por los hombros. Sergio me sienta sobre su regazo e intento separarme, pero me toma de la cabeza y me besa. Sergio se asegura de rozarse contra mí. Siento una de sus manos al rededor de mi nuca y la otra me sostiene desde la cintura, de igual manera logra que me separe. —Esto es totalmente inapropiado. —Lo sé, pero qué más da—responde mientras, mete las manos debajo de mi blusa. —¿Por qué quieres tener sexo, porque te pongo o porque estás intentando evadir la ansiedad? —Las dos—responde y me besa en el cuello. Alguien toca la puerta. —¿Sergei, quieres un grilled cheese sándwich?—Sí. —¿Isa, tú? —Sí. —Con carne o sin carne. Me pongo en pie y Sergio se sienta en la silla de cabecera. Dejo que se acomode y le da un sorbo a la raza de café. Voy a abrirle la puerta a su hermana la cual a
Su papá se enchila y todos ríen. Olivia les regaña por no avisarle. Sonrío ante la dinámica familiar y siento que el queso o los chicos contando historias sin importancia sobre el colegio, la gente haciendo cartas para cambiarse de color el cabello. De verdad, que me sacan del montón de estrés. Para Milo simplemente hay colores que nunca deben estar en la cabeza y para Sebastian si eres pelinegro y te tiñes rubio, las cejas también tienen que ser teñidas, sus papás no aguantan la risa porque nadie pensaría que tres adolescentes puedan estar incómodos porque la gente se tiña de azul. Sergio no dice nada y Bastian y Milo le obligan a hablar. —Bueno, estoy a favor, cuando veo a alguien con el pelo verde o rosado pienso... “Esos no son los colores de dios” —sus papás ríen. —y al rato me ubico en que todos tenemos derecho a ser diferentes. —Tenemos hijos Snobs y eso es tu culpa—se queja Olivia, los veo sonreír y él le da un beso y ella sonríe. Poco después los chicos proponen una pelí
Sergio Mis papás están tan contentos con la sorpresa que Isabela y yo no podemos hacer más que contagiarnos, mi papá toma un carrito de golf y conduce por la propiedad. A casi dos kilómetros de neutras casa al sur hay una pequeña casa, mi papá explica que es la casa que construyeron para los de servicio, al final no contrataron a tanta gente o les pareció incorrecto tener a personas viviendo con ellos para trabajar 24/7Es una casa de dos cuartos y medio, dos baños, una sala pequeña y una cocina que mis papás está usando como bodega, hay juguetes de mis hermanos, ropa que mi hermana no quiere desechar y cosas que mis papás en algún punto sintieron que querían como una caminadora. —Sergio, si haces un solo comentario sobre esa caminadora. —No, mamá, tú lo has hecho. —Bueno, vamos a conseguir una bodega para estas cosa y los juguetes vamos a regresarlos a la sala de juegos, los que están buenos, para los nietos. —Love va a adorar ese caballo. —Sí—reconoce Isa. —En fin, la idea es
Isabela Cuando hablamos con Hilda pensé que quien se iba a retirar era Gordon, tiene la menor porción de seguidores y el apoyo del pueblo es muy bajo para él y su candidatura, incluso han rumorado que esta vez no se le dará siquiera un puesto como diputado, lo cual representa un riesgo económico importante para él y quienes le financian. Tras la conversación con Castro nos ha quedado claro que quien planeaba irse era él y la verdad no le juzgo. Las amenazas son hacia sus hijos y ellos están pagando por algo desconocido. Nosotros entramos en a propiedad de Castro y Sergio observa los árboles y en el jardín de esta casa. —Todo es caro. —Sergio... —Mi amor, estos son árboles caros. —Mei es muy rica, viene de una especie de dinastía China y es la hija favorita, a pesar de no ser varón, su papá le ha heredado demasiado dinero y la adora, así que intentará pagarles a los delincuentes. Cinco minutos de la entrada a la casa que no es nada comparada con la de los papás de Sergio. La c
Sergio Isabela cree que todo está pinchado y llama a los otros jefes de campaña, solicita que todos nos quedemos en nuestras casas y que aumenten la seguridad policial. Alerta a la policía y pide acceso a las cámaras de vigilancia de la ciudad de inmediato. Bash y nuestro equipo de trabajo vienen directo a hacer un barrido de la casa, teléfonos y toda clase de dispositivos. Isabela está sentada haciendo preguntas a los papás de estos niños y ninguno parece dirigirla hacia algún tipo de grupo criminal. —La primera vez que secuestraron a su hija —intervengo. —¿cómo fue?—No hablamos de eso —responden Castro y su exesposa al unísono. —Es necesario—les indica Isabela. —Podría ser el mismo grupo criminal, ustedes pagaron, verdad. —Insiste Mei y la ex pareja comparte una mirada. Isabela y yo captamos que hay más de esa historia que no han compartido con nadie y ambos están de acuerdo en no compartirla con la señora Castro actual. Isabela se pone en pie y propone: —Mei porque no vas