Su papá se enchila y todos ríen. Olivia les regaña por no avisarle. Sonrío ante la dinámica familiar y siento que el queso o los chicos contando historias sin importancia sobre el colegio, la gente haciendo cartas para cambiarse de color el cabello. De verdad, que me sacan del montón de estrés. Para Milo simplemente hay colores que nunca deben estar en la cabeza y para Sebastian si eres pelinegro y te tiñes rubio, las cejas también tienen que ser teñidas, sus papás no aguantan la risa porque nadie pensaría que tres adolescentes puedan estar incómodos porque la gente se tiña de azul. Sergio no dice nada y Bastian y Milo le obligan a hablar. —Bueno, estoy a favor, cuando veo a alguien con el pelo verde o rosado pienso... “Esos no son los colores de dios” —sus papás ríen. —y al rato me ubico en que todos tenemos derecho a ser diferentes. —Tenemos hijos Snobs y eso es tu culpa—se queja Olivia, los veo sonreír y él le da un beso y ella sonríe. Poco después los chicos proponen una pelí
Sergio Mis papás están tan contentos con la sorpresa que Isabela y yo no podemos hacer más que contagiarnos, mi papá toma un carrito de golf y conduce por la propiedad. A casi dos kilómetros de neutras casa al sur hay una pequeña casa, mi papá explica que es la casa que construyeron para los de servicio, al final no contrataron a tanta gente o les pareció incorrecto tener a personas viviendo con ellos para trabajar 24/7Es una casa de dos cuartos y medio, dos baños, una sala pequeña y una cocina que mis papás está usando como bodega, hay juguetes de mis hermanos, ropa que mi hermana no quiere desechar y cosas que mis papás en algún punto sintieron que querían como una caminadora. —Sergio, si haces un solo comentario sobre esa caminadora. —No, mamá, tú lo has hecho. —Bueno, vamos a conseguir una bodega para estas cosa y los juguetes vamos a regresarlos a la sala de juegos, los que están buenos, para los nietos. —Love va a adorar ese caballo. —Sí—reconoce Isa. —En fin, la idea es
Isabela Cuando hablamos con Hilda pensé que quien se iba a retirar era Gordon, tiene la menor porción de seguidores y el apoyo del pueblo es muy bajo para él y su candidatura, incluso han rumorado que esta vez no se le dará siquiera un puesto como diputado, lo cual representa un riesgo económico importante para él y quienes le financian. Tras la conversación con Castro nos ha quedado claro que quien planeaba irse era él y la verdad no le juzgo. Las amenazas son hacia sus hijos y ellos están pagando por algo desconocido. Nosotros entramos en a propiedad de Castro y Sergio observa los árboles y en el jardín de esta casa. —Todo es caro. —Sergio... —Mi amor, estos son árboles caros. —Mei es muy rica, viene de una especie de dinastía China y es la hija favorita, a pesar de no ser varón, su papá le ha heredado demasiado dinero y la adora, así que intentará pagarles a los delincuentes. Cinco minutos de la entrada a la casa que no es nada comparada con la de los papás de Sergio. La c
Sergio Isabela cree que todo está pinchado y llama a los otros jefes de campaña, solicita que todos nos quedemos en nuestras casas y que aumenten la seguridad policial. Alerta a la policía y pide acceso a las cámaras de vigilancia de la ciudad de inmediato. Bash y nuestro equipo de trabajo vienen directo a hacer un barrido de la casa, teléfonos y toda clase de dispositivos. Isabela está sentada haciendo preguntas a los papás de estos niños y ninguno parece dirigirla hacia algún tipo de grupo criminal. —La primera vez que secuestraron a su hija —intervengo. —¿cómo fue?—No hablamos de eso —responden Castro y su exesposa al unísono. —Es necesario—les indica Isabela. —Podría ser el mismo grupo criminal, ustedes pagaron, verdad. —Insiste Mei y la ex pareja comparte una mirada. Isabela y yo captamos que hay más de esa historia que no han compartido con nadie y ambos están de acuerdo en no compartirla con la señora Castro actual. Isabela se pone en pie y propone: —Mei porque no vas
Isabela Desde que entré a esta casa sentí que algo no iba bien y al inicio sospecha que era una trampa para nosotros, es casi imposible que una mañana solo pelee cuando sus hijos están desaparecidos y no cuestione o llore, lo peor es cuando tranquilamente responde que no se hace cargo de ellos. Por el otro lado, Elena es una mamá demasiada cuidadosa con su hija y Castro parece tener sentimientos por primera vez desde que le conocemos y todos y cada uno de ellos están dirigidos hacia sus tres hijos por igual. Sergio me ofrece un chaleco antibalas y le veo incómoda. —Yo soy más de ver y dirigir cosas desde un sitio apropiado. —El campo es muy divertido cuando no son tus hijos, aprenderás más cosas. —Definitivo, yo estuve en la milicia los primeros dos años de Mony y la experiencia fue fantástica. —Sí, porque no le tuviste que dar de mamar —Elena se pasa una mano por el rostro. —Me dolía y se me secó la leche muy pronto, esas mujeres estaban agradecidas y Mony era un bebé muy buen
Isabela Todos escuchamos a Castro mientras explica que él y su esposa habían estado en busca de propiedades en los extremos del país para cuando necesitaran un retiro y había un punto que le llamó mucho la atención a su esposa porque era exactamente el lugar por el cual los fundadores llegaron a Mainvillage y en lugar de tratarlo como un lugar histórico o lo tenían en el olvido, la compra se fue a la basura por la misma razón, no puedes comprar el punto más importante en la historia de un país. Lo habían visitado unos cinco años atrás mientras él estaba realizando los preparativos de su primera campaña política y de la calle Merced, te diriges hacia el norte y encuentras un aeródromo, punto desde el cual tardas aproximadamente 3 horas en llegar, lo cual es una buena dosis incluso de medicamentos para darles a los niños y para salir del país te queda también espectacular porque no hay vigilancia aérea en la isla. Castro de inmediato solicita que le den permiso aéreo para salir desde
Isabela en este tipo de situaciones hay dos opciones mantener la cabeza abajo y rezar porque no te maten o confrontar la situación. Ellos vuelven a cargar y los hombres de Sergio piden permiso para disparar. Yo me rehúso a ello porque matarles puede dejar a los niños con una mujer inestable que podría solucionar quemando la casa. —Me estás ahogando—le miento a Sergio y él se mueve un poco. —¿Cuál es el plan?Me pongo en pie y corro un par de pasos, los tres hombres me apuntan mientras siguen cargando. —Mi nombre es Isabela Burwish y quiero negociar, así que bajen las armas y vamos al interior. —Queremos a Castro —anuncia el del medio. —Y yo solo quiero a los niños, pero, tengo que comprobar que están vivos, que están sanos y le entrego a castro, por eso lo traje—miento con una sonrisa en el rostro mientras Sergio y Elena me preguntan si me he vuelto loca. Saco las dos armas que llevo los portadores y se las muestro. —¿Qué diablos estás haciendo —pregunta el presidente. Me ha
Sergio Isabela es inconsciente, irresponsable y mentirosa y planeo entrar en esa casa, sacarla y matarla con mis propias manos por ser tan irresponsable. Si ella sabe que hay bombas por balanza para qué putas se mete. En cuanto la puerta principal se cierra me pongo en pie y voy corriendo hacia uno de los grupos de mis hombres, me coloco bien el micrófono y les explico que tenemos que preparar una estructura aérea, para poder ingresar desde el techo, con una cierra eléctrica. —Sergio, tienen una balanza de peso, esta gente prefiere explotar. —A la mínima oportunidad disparamos—anuncio. —Tiene que ser a uno de los delincuentes, esto los va a obligar a abrirnos. —¿Cómo diferenciamos a los niños?—Bash, puedes usar cualquier cosa para tener visibilidad en la casa o con las armas ampliarlo. —Tengo una forma de escuchar, pero nadie le puede decir a mi hermana. —Pinchaste a Isabela?—le pregunto. —Siempre está haciendo mamadas como está, pensé, en un artículo que nunca se quita y es