Mini maratón, les parece un capítulo más a cambio de más comentarios, ¡las leo! Recuerden que en redes hay videos, imágenes y todo sobre los personajes, así como información sobre la novela
Isabela Caminamos en silencio hacia el edificio. Sergio y yo esperamos el elevador, mi prometido espera a que estemos en el interior y afortunadamente estamos solos, él se gira y me mira a los ojos para luego decir: —A mí me gustan estos casi cuarenta minutos comprando café y tonteando contigo.—A mí me gustas tú. Después del chisme me doy de baja. Necesito descansar, es viernes y creo que es mejor que vayas al debate con Amarilis —Respondo y le doy un beso antes de subir el elevador. —¿No vas a estar entre la audiencia?—pregunta.Las puertas del elevador vuelven a abrirse y le respondo que estoy demasiado cansada, pero, puedo estar pendiente al celular, así como al televisor y cada una de sus respuestas. Anunciamos que hay café para todos y que es momento de chisme, todos nos ven como si estuviéramos locos y les da vergüenza tomar café. Sergio comienza a llamar nombres y a saludar a las personas que trabajan para nosotros. Le pregunta al conserje sobre su hija y él responde q
Sergio No me hace falta ser genio o más intuitivo para entender que algo no va bien con Isabela, Yo siempre quiero morirme en estos eventos y ella siempre sabe qué cara poner la de: “soy una dama” y no me interesa” o “soy una perra y voy a comerte vivo”, independientemente de cuál, me da siempre la seguridad y la tranquilidad que me hace lograr ir a entrevistas y hablar apropiadamente a veces insultar al presidente del país. Es el primer debate público y ella no está aquí, algo tiene que estar tremendamente mal. Amarilis, me hace una seña para que ingrese. Veo la pequeña habitación muy bien iluminada. Ella me pasa un rol para quitarme pelos y suciedades, va a su bolsa y saca unos aceites, la dejo que me los eche hasta en las palmas de las manos y termina dándome una cacheta que me saca por completo de mis pensamientos. —Sergio, no pienses —me pide Amarilis. —Creo que tendremos que mudarnos después de las elecciones, si pierdo. —A mí me gusta aquí, me gusta Pablo, me gusta el c
Desde la televisión Mainviliana se escucha lo siguiente: Reportero: El debate ha empezado tan puntual como siempre, en la cabecera derecha tenemos al presidente y actual candidato. Gabriel Westborn II, el primer hijo del expresidente Gabriel Westborn, este hombre ha sido cuatro veces presidente de Mainvillage, así como el hijo de una dinastía de presidentes, es tradición Mainviliana que los Westborn estén a la cabeza del país. Reportera: Claro, es la tradición, pero con la modernización obviamente vienen los cambios. Por eso a la izquierda tenemos el contrincante fundador Sergio Smith, el hijo mayor del dueño de los bancos Caine. Pertenece a una dinastía de familias fundadoras y si revisamos su apellido legal: Sergio Sebastian Caine Smith Burwish Pieth, no pertenece a una, sino a tres de las familias más ricas de este país, pronto se casará con Isabela Burwish, es que la realeza Mainviliana se casa entre realeza —bromea la mujer. Reportero: No juzgo a Sergio, Isabela es guapísima
Reportera: La gente en sus asientos comenta y es necesario que nosotros digamos algo al respecto. Los candidatos lo llevaron a un plano sentimental porque eso ayuda a empatizar con el pueblo. Unos van a entender a Westborn, los padres que lo han dado todo para que sus hijos tengan excelentes oportunidades. Otros a Fabián, los hijos que han sido padres de sus hermanos y el pueblo está votando como locos por Gordon porque creen en que este país tiene la capacidad de cambiar de afuera hacia dentro de casa presidencial. Reportero: Sergio Smith me gusta la campaña de sinceridad. En serio viste su entrevista pública o el día de hoy les voy a caer bien otras veces no, pero, parece un tipo que es capaz de pelear con garra y seamos honestos. El país necesita cambios drásticos, estamos cuarenta años rezagados en educación, en tecnología, en seguridad, estamos nulos. Así que por qué no el tipo que tiene los pantalones bien puestos y no tiene miedo a decir lo que es, aunque duela. Sergio se ha
Isabela Llegar al hospital fue una locura. Yo... no sé cómo hicieron los de seguridad, pero, después de casi una hora aguantándome la orina que no podía sacar de mi vejiga, llorar un poco, sentir calambres porque no podía orinar y de rogar al universo por un médico, un hospital, algún medicamento. Simplemente, lo lograron, llegamos al subterráneo del hospital sin ningún auto por detrás o cámara. Sergio está llamando y no sé qué decirle. Me consiguen una silla de ruegas y la enfermera me pregunta si vengo acompañada. —Soy solo yo. —Tranquila, en unos minutos te sentirás como nueva. El médico a cargo de mi caso se ve muy joven, lo veo de pies a cabeza y niego con la cabeza. Llamo a Emma. —Hola. —Hola, abuela, tuve que venir al hospital. No puedo orinar y hay un doctor que parece que se acaba de graduar y copió porque tiene abdominales y cara de juventud. —¿Isabela, estás bromeando? —Es verdad, no estoy en el debate. Estoy en el hospital. —Yo estoy aquí sentada. —No le digas
IsabelaYo nunca había tenido ganas locas de ser mamá. Esas ganas que te paralizan o te llevan a otro nivel y a una vida de fantasía, primero porque tenía a tres hijos llamados Bash, Santi y Cash, luego tenía un hijo y un esposo de tiempo completo llamado Xander y ahora mis amigas quiere bebés o tienen hijos que quieren estar solo con mami y yo yendo los brazos vacíos porque Sergio es mucha locura y amor, pero no es una responsabilidad paternal para mí. Sergio es la persona cuyos hijos quiero tener. Estoy llorando tan fuerte que han entrado a la habitación Emma, Sebastian y Alice, Arturo intenta hacer que deje de llorar ahogándome contra su camisa y golpeándome el cráneo. —¿Qué le dijiste?—Buenas, me llamaron para consulta —Dice Logan y todos le miran. —Mierda, perdón. ¿Isa? ¿Qué le pasó a Isabela? Alice se acerca a intentar calmarme y Emma les pide a todos que salgan de la habitación y se queda conmigo, me deja llorar hasta que me cuesta respirar. Emma se sienta en a cama y me a
Sergio El debate termina unos quince minutos más tarde. Me quito el equipo de audio de inmediato y bajo del estrado. Westborn viene detrás de mí y me recuerda que nunca se lo pone fácil a ningún contrincante. —Es una violación a la privacidad—respondo y sigo caminando, Amarilis me mira y yo a ella. —Sergio, me llamó unos minutos después de que subiste. —Tú no trabajas para Isabela. Trabajas para mí. Pides un jueputa anuncio, enciendes la alarma de incendios y pago la multa, no se te ocurra meterte entre mi familia y yo. Salgo del lugar y no me importa no estar sonriendo para ninguna cámara, La prensa me rodea y alzo la mano para que mi equipo de seguridad nos cierre. —El candidato que ha abandonado a Isabela enferma, por un problema quirúrgico. —No la abandoné. Mi papá ha estado con ella todo el tiempo., no me notificó mi novia que fuese quirúrgico, el hospital, mi equipo, ni mi familia, me notificó en público el presidente. Estoy seriamente preocupado por lo grande que es la
Isabela A la mañana siguiente no sé si se robaron una floristería o qué, pero la habitación está llena de flores, tarjetas y canastas. Veo a Sergio, está a mi lado, sosteniéndome la mano y mi papá está sentado leyendo el periódico. Le saludo a lo lejos y él sonríe antes de acercarse y darme un beso en la frente. —¿Por qué eres tan testaruda? —No sé... así me hiciste —Bromeo y él me pregunta si tengo hambre o dolor. —No tengo nada papá, lo que sea que dan está buenísimo. —Son drogas de buena calidad.—Le da un golpe en la cabeza a Sergio. —Estás estorbando. —¿Te duele algo, estás bien? —pregunta y sonrío. —No me duele demasiado y estoy bien. —Sergio tienes que ir a trabajar. —No. —Claro que sí, Sergio —respondo. —A ver yo tengo una familia. Estoy grandecita y tengo dinero. Me contrato una niñera y se van o me quedo aquí en paz internada. Mi papá y Sergio se rehúsan ante la idea y les digo que estoy bien, le pido a Sergio que deje de darse con un mazo porque me enfermara y a m