- Chicas, menos mal que estáis aquí, entrad ahora mismo en la casa, hemos tenido un imprevisto.
Aquellas palabras tuvieron el poder de transportarla al infierno en un solo segundo. No imaginaba que el ánimo pudiera cambiar tan rápido, ni tampoco que se pudiera sentir tanto dolor sin siquiera saber lo sucedido.
- ¿Es mi hermano?
El médico no pronunció palabra, parecía buscar en su mente algo que decir, pero Sarah necesitaba respuestas en ese momento.
- ¿Le ha ocurrido algo a Philip?- volvió a insistir con la voz cargada de miedo.
- Si, pero no es lo que crees, Philip ha conseguido convertirse en lobo.
Sarah sabía instintivamente que no podía tratarse solo de eso, porque si no, el doctor no habría estado esperándolas con tanta urgencia, ni les habría hablado con aquel tono que presagiaba desgracias.
- ¿Y cómo está ahora?
- No estoy seguro, por eso estoy preocupado.
- ¿QUÉ? ¿Dónde está Philip, necesito verlo ahora
Bea vio como su amiga Sarah se transformaba, y no tuvo tiempo de detenerla, ni siquiera pareció escuchar su última advertencia de que viera cuidado. Vio como los miraba desde cierta distancia, como si supiera que lo que estaba haciendo no estaba del todo bien,pero no se detuvo, se adentró en el bosque, dejando a Bea perpleja.- Beatriz.- dijo el médico.- tienes que ir tras ella, por favor.- ¿Por qué motivo? No creo que pueda detenerla, es más fuerte que yo, y además, seguamente el hermano responda mejor a su llamada que a la mia, no sé si es prudente que nos adentremos todos en medio de la noche en un lugar desconocido.- Tú no lo entiendes, pero es vital que a Sarah no le suceda nada malo.Bea observó el miedo y los nervios del médico y sintió que algo no iba bien en toda aquella situación; aunque Philip se había convertido por primera vez y era peligroso, no era normal que el doctor estuviera tan alterado.- ¿Qué sucede? ¿Por qué estás más preocupado por Sarah que por tu futuro Alf
Sarah estaba asustada, aún con el valor extra que le proporcionaba su loba, sabía que se habia metido en problemas. Sentía el frío del camino en sus patas, y giraba frenéticamente la cabeza con cada sonido que percibía. Hasta ahora no había sido nada relevante, pero sabía que Philip y Adam estaban por ahí, y quería evitar una desgracia.Volvió a detenerse, aulló con fuerza y se mantuvo quieta durante unos segundos, esperando su respuesta, pero nuevamente, nada ocurrió. Volvió a galopar un poco, cubriendo otra zona diferente de terreno, y de pronto, escuchó sonidos entre las ramas cercanas; maldijo su estúpida idea de quedarse en un claro, en el que a pesar de la oscuridad de la noche era visible, con su pelaje blanco, para cualquiera que estuviera cerca, e hizo lo único que le pareció digno de su posición: esperar a que el lobo que estaba en aquellos arbustos se diera a conocer.No era demasiado experta en el mundo de los hombres lobo, pero aquel penetrante olor, y el movimiento, era
Dos días despuésSarah se despertó hambrienta, y tardó un rato en darse cuenta de que no se encontraba en su propio cuarto. Miró en dirección a la mesita de noche, y encontró una bandeja con medicamentos, y otras cosas que no reconoció.- ¿Sarah?Buscó la voz que pronunciaba su nombre, pero no la encontró, se encontraba más adormilada de lo que había pensado inicialmente, pero finalmente la persona que la llamaba llegó hasta la cama, se sentó en el borde y le cogió la mano.- ¿Philip?Sarah no recordaba en esos instantes nada de todo lo sucedido, así que ver a Philip tan lozano, y tan alegre, le resultó raro, hacia años que no lo veía tan bien.- Si, Sarah, soy yo,por primera vez eres tú la que está en esa cama, y yo estoy sano, ¿te lo puedes creer?- ¿Qué ha ocurrido?- ¿Qué recuerdas?- Nada, bueno, no lo sé, me fui de compras con Bea, y luego ni siquiera recuerdo que llegáramos a la casa de Adam, ¿estamos en casa de Adam?- Si, tranquila, el médico ya nos dijo que ésto podría pasar
- ¿De verdad te tienes que ir?Sarah, con su pequeño niño en brazos, observaba a Philip con tristeza. Estaban en la casa de la manada de los Lobingston, donde hacía solo un mes que Sarah y Adam se habían convertido en papás.- Lo siento, pero tengo que irme, he visto a mi pequeño sobrino nacer, y aunque Eldom me tienta a quedarme, tengo que hacer varias cosas.Philip se había comprometido a llevar a Brooke a una manada lejana, donde habían admitido que la viuda se quedara a vivir como maestra de protocolo. Todos estaban contentos con la opción, pero los Lobingston querían asegurarse de que efectivamente Brooke cumplía con su palabra,y llegaba a la nueva manada.Además, Philip quería descubrir que habá sucedido con la manada en la que nacieron, piedra salvaje, que quedó arrasada después del ataque que acabó con las vidas de sus padres, era improbable que encontrara muchos datos después de tantos años, pero tras estudiar los libros de historia de los Lobingston, ahora necesitaba desplaz
Faltaban dos semanas para que el curso terminara, y Becca Stone estaba deseando que eso sucediera. Ese verano, su tío, el Beta Munchen le había dado permiso para viajar en una misión oficial de la manada, ¡sería una de las representantes de la manada ante una embajada extranjera! ¡Ella! El programa de becas de verano era muy exigente, y su tío, a pesar de ser el Beta de la manada, le habia dejado claro a sus primos y a ella, que no haría ninguna excepción, que solo obtendrían el preciado viaje si aprobaban el duro examen que los sabios de la manada les obligarían a hacer. Becca había estudiado muy duro, se habia pasado meses en la biblioteca con las pestañas pegadas a los libros, y al fin había conseguido su recompensa un verano entero lejos de casa, y aprendiendo infinidad de cosas nuevas. Y es que aunque Beta Munchen era simpático y cuidaba de ella como si fuera una hija más, pasaba muy poco tiempo en casa, ya que su puesto lo obligaba a viajar por todo el país; y en consecuencia
Los días siguientes fueron muy tensos, pero Becca esquivó bien a su tía, ya que tío Munchen estaba en casa, y ella podía limitarse a salir de su cuarto solo cuando su tío merodeaba por la casa.En realidad a Becca no le importaba demasiado que su tía no le hablara, o que si decidía quedarse en su cuarto, los criados olvidaran llevarle la cena, todo eso eran minucias para ella, porque lo que verdaderamente le importaba y le emocionaba, era el viaje escolar que podría realizar en unos días.En todas las horas que pasó encerrada en su cuarto, se imaginó como sería su vida en una manada aliada, en como podría decirles a todos los embajadores que ella deseaba un empleo como aquel, y sobre todo, soñó con vivir lejos de esa casa en la que solo sentía cariño por parte de su tío.Así pasaron dos días, hasta que una mañana, cuando Becca aún estaba recogiendo su cuarto, y preparando algunos libros que tenía que ir a devolver a la biblioteca, vio que la pantalla de su móvil se iluminaba. Era Aim
Becca volvió a casa desolada, y era tal su desasosiego, que ni siquiera se dió cuenta de que había abandonado la casa por la ventana, y que por tanto resultaría extraño que entrara por la puerta principal.Sin embargo, en cuanto atravesó el umbral de su casa, se dió cuenta de que su ausencia no había sido notada por nadie, ni siquiera por los criados, como tampoco se apreció su llegada, ya que todos estaban ocupados hablando con Alfa Taurus.Becca se sorprendió al encontrar al Alfa de la manada en su propio salón, porque por supuesto su tío era una persona de alto rango, pero habitualmente era él quien iba a casa del Alfa, no el cargo más alto quien acudía a visitarlos. Ella agachó la mirada en señal de respeto como siempre le habían enseñado, e hizo una pequeña reverencia.- Excelencia, sea bienvenido a nuestro hogar.El Alfa la miró fijamente durante unos segundos, o al menos eso le pareció a Becca, porque tenía la mirada clavada en el suelo hasta que el Alfa se dirigiera a ella, y
Becca pasó el resto de la mañana distraída, sin prestar ninguna atención a sus clases, y cuando al fin terminaron, se fue a su casa dando un paseo, mientras pensaba en alguna estrategia que le permitiera convencer a su tía de que firmara el dichoso papel que necesitaba para que le permitieran disfrutar de su viaje de estudios.Llegó a casa, y se encontró con que el salón estaba vacío, lo cual era extraño, pues normalmente siempre estaba allí su tía, sentada, viendo la televisión.- Pergamine.- dijo cuando al fin encontró a la criada.- ¿sabe donde se encuentra mi tía?- ¿Acaso tengo aspecto de portero? - ¿No?- respondió Becca desconcertada por la extraña respuesta de la doncella.- Pues entonces, no me moleste con sus preguntas. No sé donde está su tía, porque ella es la señora de la casa y no tiene porqué darnos explicaciones a ninguna de las dos.- Entiendo.- dijo Becca y observó como la criada se daba rápidamente la vuelta para seguir con sus quehaceres.- ¡Pergamine!- llamó nuevame