El día después de la extraña cena entre Adam, el doctor y ella, Bea se despertó agotada; a decir verdad, la ciudad no le gustaba nada, pero si su futuro Alfa le solicitaba ayuda, ella no tenía opción a negarse. Además, aunque no hubiera sido su futuro Alfa, no podría haber negado la ayuda a un buen amigo como Adam, que en sus peores momentos la había ayudado sin dudarlo.
Ese día, Adam le había pedido un favor que golpeaba sus principios morales, pero no había podido decirle que no, y ahora, mientras se cepillaba el cabello frente al espejo, pensaba en lo poco que le gustaba aquella tarea.
Adam le había pedido que se llevara a Sarah de compras, y en ese rato que ellas no estarían presentes en la casa, el médico se dedicaría a tratar a Philip con una terapia muy innovadora. Y aunque ella no estaba de acuerdo con mentirle a Sarah, había visitado a Philip,
Cinco horas antes- Hola Philip.La voz de Adam lo sacó del sueño que tenía en aquellos momentos, no estaba completamente dormido, pero tampoco del todo despierto, y por tanto sentía que estaba como atrapado entre dos mundos; abrió los ojos cuando escuchó el serio saludo de Adam.- Buenos días, Adam, qué raro verte por aquí.- El doctor Gangwolf y yo hemos coincido en pedirle a tu hermana que se fuera de casa durante el día de hoy, porque queremos poner en marcha una nueva terapia, que creemos que te ayudará mucho.- Me alegro de que Sarah salga al fin de estas cuatro paredes, y no te ofendas Adam, que es la mejor casa en la que he estado nunca, pero ella merece algo más que pasar sus días junto a un enfermo.- Estamos todos de acuerdo en eso, además no queríamos contarle nues
Adam jamás había presenciado algo así; Philip, el hermano de Sarah tan enfermo que apenas podía incorporarse en la cama para comer, se había convertido en un inmenso lobo blanco,y había saltado por la ventana, dejando tras de si un rastro de cristales rotos.Hacía tan solo unos minutos que estaba allí tumbado, indefenso, hablando como un niño de tres años, y explicando lo que estaba ocurriendo, y de pronto había ocurrido aquello. Lo primero que pensó es que Sarah lo iba a matar. Lo segundo, que Philip, en su estado actual, era muy peligroso.- Dotor Gangwolf, tenemos que hacer algo cuanto antes.- Si, estoy de acuerdo, el muchacho no me ha dado opción, pensaba sedarlo en cuanto el cambio fuera evidente, pero no he podido, jamás había visto una primera transformación tan rápida.- Claro que si, la de su hermana, fue igual, nos dejó
- Chicas, menos mal que estáis aquí, entrad ahora mismo en la casa, hemos tenido un imprevisto. Aquellas palabras tuvieron el poder de transportarla al infierno en un solo segundo. No imaginaba que el ánimo pudiera cambiar tan rápido, ni tampoco que se pudiera sentir tanto dolor sin siquiera saber lo sucedido. - ¿Es mi hermano? El médico no pronunció palabra, parecía buscar en su mente algo que decir, pero Sarah necesitaba respuestas en ese momento. - ¿Le ha ocurrido algo a Philip?- volvió a insistir con la voz cargada de miedo. - Si, pero no es lo que crees, Philip ha conseguido convertirse en lobo. Sarah sabía instintivamente que no podía tratarse solo de eso, porque si no, el doctor no habría estado esperándolas con tanta urgencia, ni les habría hablado con aquel tono que presagiaba desgracias. - ¿Y cómo está ahora? - No estoy seguro, por eso estoy preocupado. - ¿QUÉ? ¿Dónde está Philip, necesito verlo ahora
Bea vio como su amiga Sarah se transformaba, y no tuvo tiempo de detenerla, ni siquiera pareció escuchar su última advertencia de que viera cuidado. Vio como los miraba desde cierta distancia, como si supiera que lo que estaba haciendo no estaba del todo bien,pero no se detuvo, se adentró en el bosque, dejando a Bea perpleja.- Beatriz.- dijo el médico.- tienes que ir tras ella, por favor.- ¿Por qué motivo? No creo que pueda detenerla, es más fuerte que yo, y además, seguamente el hermano responda mejor a su llamada que a la mia, no sé si es prudente que nos adentremos todos en medio de la noche en un lugar desconocido.- Tú no lo entiendes, pero es vital que a Sarah no le suceda nada malo.Bea observó el miedo y los nervios del médico y sintió que algo no iba bien en toda aquella situación; aunque Philip se había convertido por primera vez y era peligroso, no era normal que el doctor estuviera tan alterado.- ¿Qué sucede? ¿Por qué estás más preocupado por Sarah que por tu futuro Alf
Sarah estaba asustada, aún con el valor extra que le proporcionaba su loba, sabía que se habia metido en problemas. Sentía el frío del camino en sus patas, y giraba frenéticamente la cabeza con cada sonido que percibía. Hasta ahora no había sido nada relevante, pero sabía que Philip y Adam estaban por ahí, y quería evitar una desgracia.Volvió a detenerse, aulló con fuerza y se mantuvo quieta durante unos segundos, esperando su respuesta, pero nuevamente, nada ocurrió. Volvió a galopar un poco, cubriendo otra zona diferente de terreno, y de pronto, escuchó sonidos entre las ramas cercanas; maldijo su estúpida idea de quedarse en un claro, en el que a pesar de la oscuridad de la noche era visible, con su pelaje blanco, para cualquiera que estuviera cerca, e hizo lo único que le pareció digno de su posición: esperar a que el lobo que estaba en aquellos arbustos se diera a conocer.No era demasiado experta en el mundo de los hombres lobo, pero aquel penetrante olor, y el movimiento, era
Dos días despuésSarah se despertó hambrienta, y tardó un rato en darse cuenta de que no se encontraba en su propio cuarto. Miró en dirección a la mesita de noche, y encontró una bandeja con medicamentos, y otras cosas que no reconoció.- ¿Sarah?Buscó la voz que pronunciaba su nombre, pero no la encontró, se encontraba más adormilada de lo que había pensado inicialmente, pero finalmente la persona que la llamaba llegó hasta la cama, se sentó en el borde y le cogió la mano.- ¿Philip?Sarah no recordaba en esos instantes nada de todo lo sucedido, así que ver a Philip tan lozano, y tan alegre, le resultó raro, hacia años que no lo veía tan bien.- Si, Sarah, soy yo,por primera vez eres tú la que está en esa cama, y yo estoy sano, ¿te lo puedes creer?- ¿Qué ha ocurrido?- ¿Qué recuerdas?- Nada, bueno, no lo sé, me fui de compras con Bea, y luego ni siquiera recuerdo que llegáramos a la casa de Adam, ¿estamos en casa de Adam?- Si, tranquila, el médico ya nos dijo que ésto podría pasar
- ¿De verdad te tienes que ir?Sarah, con su pequeño niño en brazos, observaba a Philip con tristeza. Estaban en la casa de la manada de los Lobingston, donde hacía solo un mes que Sarah y Adam se habían convertido en papás.- Lo siento, pero tengo que irme, he visto a mi pequeño sobrino nacer, y aunque Eldom me tienta a quedarme, tengo que hacer varias cosas.Philip se había comprometido a llevar a Brooke a una manada lejana, donde habían admitido que la viuda se quedara a vivir como maestra de protocolo. Todos estaban contentos con la opción, pero los Lobingston querían asegurarse de que efectivamente Brooke cumplía con su palabra,y llegaba a la nueva manada.Además, Philip quería descubrir que habá sucedido con la manada en la que nacieron, piedra salvaje, que quedó arrasada después del ataque que acabó con las vidas de sus padres, era improbable que encontrara muchos datos después de tantos años, pero tras estudiar los libros de historia de los Lobingston, ahora necesitaba desplaz
Faltaban dos semanas para que el curso terminara, y Becca Stone estaba deseando que eso sucediera. Ese verano, su tío, el Beta Munchen le había dado permiso para viajar en una misión oficial de la manada, ¡sería una de las representantes de la manada ante una embajada extranjera! ¡Ella! El programa de becas de verano era muy exigente, y su tío, a pesar de ser el Beta de la manada, le habia dejado claro a sus primos y a ella, que no haría ninguna excepción, que solo obtendrían el preciado viaje si aprobaban el duro examen que los sabios de la manada les obligarían a hacer. Becca había estudiado muy duro, se habia pasado meses en la biblioteca con las pestañas pegadas a los libros, y al fin había conseguido su recompensa un verano entero lejos de casa, y aprendiendo infinidad de cosas nuevas. Y es que aunque Beta Munchen era simpático y cuidaba de ella como si fuera una hija más, pasaba muy poco tiempo en casa, ya que su puesto lo obligaba a viajar por todo el país; y en consecuencia