Cuando Sarah llegó al despacho que Kara le había indicado se sorprendió con lo que se encontró allí dentro. Sarah, que no sabía que esperar, pero desde luego no aquello, silbó de forma apreciativa.- Querida Sarah, ¿no esperarías que nos dedicáramos a hacer botes de mermelada? ¿Verdad que no?Ella se avergonzó al reconocer que antes hubiera esperado lo de los botes de mermelada que la realidad que se reveló ante su cara. La mujer estaba sentada frente a un escritorio con mútiples monitores, y tecleaba rápidamente en un teclado. A su lado, varias mujeres más hacían lo mismo.- ¿Qué es lo que estáis haciendo?- Estamos consolidando los datos que los receptores vitales de nuestros hombres transmiten, con todos esos datos podemos saber en qué estado se encuentran.- ¿Qué son los receptores vitales?Sarah nunca antes había escuchado hablar de algo semejante, y le causaba curiosidad saber a lo que Kara podía estarse refiriendo.- Siéntate y te lo explico.- ella obedeció, demasiado confundid
- Señor Lobingston.- dijo Lubián.- espero que hayan pasado una buena noche.Su tono no acampañaba a sus palabras, estaba rígido, muy serio, y parecía realmente cabreado.- Lubián, hemos cumplido cuanto nos ha pedido, supongo que no tendrá queja de nosotros.- Lobingston, esta noche, uno de los grupos que viajaba en un vehículo, ha intentado escapar. Intentaron golpear a mi hija, y creo que ayer le recalqué la importancia de comportarse adecuadamente con ella, ¿acaso es que su palabra no tiene ningún valor?- Lubián, nosotros cuatro hemos permanecido diligentemente quietos, aquí en los catres que nos fueron proporcionados, y le doy mi palabra de que no hemos intentado escapar.- ¿Y qué me dice de los otros hombres? - No hay nada que pueda decir en su nombre, eso es seguro.- Creía que los hombres de su manada tendrían palabra, Lobingston.- Y así es, seguramente ese deplorable incidente haya sido un malentendido.- Su padre y los tres hombres que lo protegen son los que han intentado
Aquella tarde, después de comer, las mujeres de la manada la invitaron a acompañarlas al pueblo, era el día de compras, y todas ellas estaban bastante excitadas ante la perspectiva de una tarde diferente. Sarah las escuchó como se contaban unas a otras lo que esperaban encontrar, y se alegró de que estuvieran tan emocionadas.- Sarah, saldremos a las cuatro, que si no se nos hace muy tarde, y al final no nos da tiempo a regresar para cenar.- fue Kara la que le dijo la hora de la salida dando por hecho que ella también se uniría al plan, y aunque estaba deseosa de ir con ellas, pues le caían muy bien, sin embargo algo dentro de ella la hacía sentirse intranquila.- Kara, lamento decirte que no creo que vaya con vosotras esta tarde, a decir verdad, preferiría quedarme controlando los receptores vitales.- Pero, niña… si hace tan solo una hora que vimos los últimos datos y según los receptores vitales todo iba estupendamente…- Lo sé, de verdad, es que estoy muy intranquila, como si mi c
Las chicas de la aldea curaron a Adam, pero aún así él sentía como si el infierno se hubiera desatado en su cuerpo. La espalda le dolía, y notaba como la fiebre devoraba su cuerpo. Se tumbó en la cama de la habitación en la que lo dejaron, y se durmió. En su sueño, mientras las hierbas con la que le habían curado la espalda hacían efecto, vio a Sarah. En cierto modo su propio cuerpo sabía que estaba teniendo una alucinación, pero aún así se sintió feliz de verla. Llevaba el largo cabello cayendo en ondas por la espalda, y casi parecía que flotaba. Iba vestida con una falda vaporosa, larga, que le cubría hasta los pies, de color blanco; y en la parte de arriba llevaba un top que parecía hecho a mano, también en color blanco. La vio observarlo, y sonreír con ese rostro suyo que siempre le trasmitía paz, y él también sonrió. - Sarah, te dije que no vinieras, pero aquí estás. - Ya sabes que no soy obediente, Adam, además, te echaba de menos; han sido muchos días sin vernos. - Si,
Sarah ya estaba dando vueltas en el garaje cuando las mujeres llegaron de su interrumpida tarde de compras. Las vio alarmadas, algunas demasiado pálidas, y Sarah comprendió que aquello era justo lo que Kara había intentado evitar, lamentablemente, no le había quedado otra opción aparte de avisarlas, porque las constantes vitales de Adam seguían siendo malas, y todo indicaba que había sufrido alguna clase de ataque.El resto de miembros del grupo seguían estables, y Sarah no supo qué pensar acerca de ello, sabía que su padre no lo toleraba, pero seguramente, si estuvieran atacando a su hijo pequeño, pediría a sus hombres que lo ayudaran ¿o se atrevería a dejarlo a su suerte?Kara fue la primera en bajarse del vehículo, con éste casi en marcha, dejando la puerta abierta, y las bolsas en el suelo, y se acercó corriendo hasta donde ella se encontraba.- Muéstrame los datos que aparecen en la pantalla.- Kara, los he comprobado, te aseguro que las constantes vitales de Adam están en rojo,
Miles caminó inquieto por el cuarto que le había asignado su socio Lubián en la casa. Caminaba rodeando la cama, y volvía a repetir el proceso. Llevaba ya varios días esperando a que su manada apareciera en aquel sucio agujero, y lo rescatara. Si ellos no aparecían pronto, Miles estaba seguro de que era hombre muerto, en esos mismos instantes guardaba un secreto que de salir a la luz, lo convertiría en un fiambre. Se detuvo frente a la mesita de noche, donde encontró el diario en el que anotaba todas las transacciones, y lo ojeó sin prestarle verdadera atención. Realmente, su cabeza solo daba vueltas a como había acabado metido en aquel lío, que superaba todos los líos en los que se había enredado a lo largo de su vida. Y de pronto lo supo, se había embarcado en aquel trabajo de vender y distribuir drogas porque su propia manada lo comparaba con su hermano, y él siempre salía perdiendo. Por supuesto, no lo hacían en su presencia, o de haber sido así, su padre habría expulsado al
Cuando amaenció el día siguiente, Adam se sentía finalmente recuperado; de hecho, incluso se sentía más fuerte que antes, y pronto se dio cuenta de que era debido a que había eliminado las drogas de su organismo. Su espalda estaba más recuperada, aunque aún notaba las heridas, y su lobo interior volvía a rugir en su interior. Adam supuso que le habían admistrado las drogas con las comidas, pero al haber estado separado del resto de su grupo el día anterior, seguramente se olvidaron de echarlas en su comida.Salió al exterior, y observó la aldea con nuevos ojos, ahora todo le parecía más brillante, y tenía ganas de encontrar a Lubián, y no le costó, estaba a pocos metros de la casa en la que él había pasado el día anterior recuperándose. El hombre le tendió la mano, y Adam se la estrechó.- Lobingston, me alegro de su mejoría.- Los cuidados de las chicas que envió ayer a mi cuarto han sido de un valor inestimable.- Mandé a las mejores curanderas, bien lo merece, lo que hizo ayer, de
Miles estaba colocando sus cosas en una bolsa de viaje, y pensando que esa noche, cuando estuviera en su propio cuarto se tomaría una buena copa de whisky, cuando Bella entró como una furia en la habitación. Cerró de un portazo, y Miles no pudo salvo admirar los exhuberante se pechos que sobresalían del vestido de color fucsia que llevaba puesto.Desde que la había preñado, estaba más esbelta, con los pechos henchidos, las caderas más llenas, y eso lo ponía a tope. Iba a echar mucho de menos a la fierecilla de Bella cuando volviera a casa. Allí no podía permitirse los mismos excesos, y tenía que esconderse para tener sexo extra marital.- Bella, que grata sorpresa.- ¡CANALLA!Bella tenía las mejillas encendidas por la ira, el pelo enredado, y las manos apretadas en dos puños, a través de los que intentaba canalizar toda su ira.- ¿Pero qué te ocurre, pequeña?- He oido que te vas. Tus amigos están ya recogiéndolo todo, hablan animadamente, y mi propio padre me ha confirmado que re