Sarah se despertó sobresaltada con los primeros rayos de luz de sol; era algo insólito que el sol bañara su rostro, porque en su pequeño piso apenas había luz natural, y por ese motivo el amanecer la cogió desprevenida. Se incrporó rápido, y se dio cuenta aún más rápido de donde se encontraba.Todos los eventos del día anterior pasaron como si de un flash se tratara, y se alarmó al recordar que la noche anterior, antes de dormir, Adam había cerrado las cortinas ¿cómo podía estar entrando entonces el sol en la habitación?- Buenos días, dormilona.- dijo el hombre desde atrás, ella se giró alarmada, aunque se dio cuenta de que no había motivo para asustarse, Adam y ella compartían habitación, así que era normal que él entrara allí sin pedir permiso. El problema para Sarah era que llevaba mucho tiempo viviendo sola, y que desde luego no acostumbraba a compartir su cuarto con hombres, por lo que la natural interacción de Adam le pareció rara.- Hola Adam, disculpa que me haya dormido, es
Adam llamó a la puerta de la habitación media hora más tarde, y la guió hasta el lugar en el que se encontraba la vigilante de la manada. Sarah no sabía como había esperado que fuera, pero desde luego no así.- Hola, soy Beatriz, pero puedes llamarme Bea, tú debes de ser Sarah.- Si soy yo.Sarah se subió en el asiento del copiloto, y no supo que más decir, Beatriz era una impresionante belleza de metro setenta de altura, curvas de vértigo, y una melena negra como el azabache que se descolgaba en ondas por su espalda. A su lado, Sarah se sintió poca cosa, y por algún motivo que no supo comprender, también celosa, pues desconocía la relación que unía a Adam con la chica, pero desde luego parecían muy amigos.Pocos minutos después, mientras Beatriz conducía a una velocidad poco recomendada para los caminos que estaban transitando, se dio cuenta de que esa mujer era mucho más simpática de lo que había anticipado, y se sintió mal por haberla perdido juzgado por su físico impresionante, y
Adam se había tumbado en la hierba un rato, y Sarah, que se había echado junto a él, estaba profundamente dormida, con la cabeza apoyada en su pecho. El lobo observó su pelo oscuro aún mojado cayendo por su espalda, los pechos que se apretaban contra su torso, y las pequeñas piernas que se enroscaban a su alrededor. Tuvo que contener un gemido de dolor cuando sintió como ella se movía, y su dulce cuerpo se frotaba contra el suyo; en ese momento, y a pesar de que hiciera pocos minutos que la había tomado en el agua, la hubiera hecho suya de nuevo sin dudarlo. Ella gimió en sueños, y él le acarició la cabeza, con la intención de tranquilizarla. Era una belleza, pero Adam se había acostado con muchas otras mujeres bellas, así que eso no explicaba el motivo por el que se sentía tan protector con ella. Cada vez que la veía, su lobo interior se apoderaba de su cuerpo, gruñéndole que la protegiera, que no dejara que nada le pasara, y esa era una sensación nueva para él. Movió un poco el br
La vuelta hasta la casa de la manada fue como un paseo por el cielo para Sarah; no sabía lo que se había apoderado de ella en esa cascada, pero no se arrepentía de haber hecho el amor con Adam.Puede que como CEO fuera un arrogante e implacable hombre de negocios que no pasaba por alto ni el más mínimo de los errores; pero su faceta familiar era desconcertante. Era cariñoso con su madre, se preocupaba por ella, y sobre todo, cuando estaba a su lado, se sentía segura, protegida y querida, como no se había sentido en mucho tiempo.Adam caminaba de vuelta al camino, donde Beatriz los recogería durante su vuelta, y la llevaba agarrada de la mano, y aunque Sarah no era muy dada a esa clase de muestras de cariño, lo cierto es que la mano que agarraba la suya le resultaba agradable, su presión le gustaba, y sentía que su agarre le daba calma.El trayecto en el jeep, con Beatriz conduciendo a toda velocidad por el camino de tierra, y hablando sin parar, le resultó divertido. Ya no sentía celo
Adam entró en la habitación cuando Sarah dormía, y se sentó en la cama, con la intención de despertarla para bajar a cenar, luego olió su pelo, con ese aroma tan fresco, y no pudo por menos que acariciarlo, sintiendo su suavidad entre las manos; después comenzó la pesadilla de la muchacha. Le dio pena ver como se revolvía con inquietud, al principio muy suavemente; luego tan nerviosa que comenzó a preocuparse por ella. Sarah estaba temblando, mientras murmuraba palabras ininteligibles entre dientes. Al fin optó por tomarla entre sus brazos, y cuando despertó una extraña sensación de alegría lo recorrió al ver que ella se relajaba entre sus brazos. No sabía porqué sentía aquello, no lo había sentido nunca con ninguna otra mujer, y desde luego, no quería pensar en porqué su corazón se saltaba un latido cada vez que ella estaba cerca. Sarah se aferraba a su cuerpo, y lo que comenzó como un abrazo casto, se convirtió en algo más cuando Adam notó la firmeza de sus pechos, apretándose con
El repiqueteo de los nudillos en la puerta, sacó a Sarah de la nube en la que se encontraba aislada. El hecho de que Benedict hubiera golpeado su puerta en cuanto ellos hubieron acabado su encuentro amoroso, le hizo pensar que quizá el hombre los había oido, pero se sentía avergonzado de interrumpirlos en una situación tan íntima. Y la mera opción de que aquel ayudante de su padre, que Adam le había dicho que era la persona en la que el líder de una manada confiaba más en toda la comunidad, la mortificaba. Sarah se levantó tan rápido como pudo, y al ver que Adam estaba de espaldas a ella, vistiéndose a toda prisa, se deleitó contemplando su espalda fornida, su deseable trasero, torneado por las interminables sesiones de gimnasio, y sus impresionantes muslos. Sarah se alegró de que el hombre estuviera de espaldas, porque de otra forma no podría soportar la vergüenza, y corrió en dirección al baño, donde se aseó un poco, se lavó con agua fría la cara para borrar de su piel el rubor por
- Nosotros hemos llegado a las mismas conclusiones, el problema es que el cabecilla del grupo ha pedido cincuenta millones de dólares a cambio de reunirse con nuestra gente.La cara se le quedó rígida, Adam era un empresario de éxito, pero no podía permitirse pagar ese precio sin que su empresa sufriera las consecuencias; en el momento actual estaban inmersos en importantes estructuraciones, y eso sin contar el dinero que mensualmente se veía obligado a inyectar en la casa de la manada, tan sólo para que no se les viniera abajo.Adam hizo un cálculo rápido, y calculó que si no pagaban el bonus de verano a los directivos, podrían asumir el pago del dinero que el cabecilla del grupo rebelde exigía. Aunque más valía que tuviera a su hermano y a Brooke en su poblado, porque le iba a costar una buena discusión con la gente mas importante de su consejo directivo.- Yo asumiré el pago, aunque por supuesto, quiero garantías de que nos guiarán hasta ellos.- ¡Hijo mio! -Exclamó su madre.- Es m
Una vez acabó la reunión en la que quedaron en que saldrían en búsqueda de Miles y Brooke en cuanto hubieran confirmado que los aldeanos tenían información fiable sobre su estado de salud, Sarah se sentía agotada, y terriblemente decepcionada. Puede que hubiera sido una idiota por ofrecerse a acompañar a Adam en aquel viaje, pero ella no era tan ingénua como para creer que serían unas vacaciones, y si de algo estaba segura, es de que hasta ese maldito momento, su vida no había sido un camino de rosas; muy al contrario, se había encontrado con muchas dificultades que tuvo que sortear en cada momento: desde la enfermedad de su hermano, que había truncado muchos de los planes que ambos habían hecho durante sus años de adolescencia, hasta la falta de dinero, que incluso la había llevado a aceptar aquel disparatado contrato para acompañar a Adam a casa de sus padres, y fingirse su prometida.A pesar de lo indispuesta que se sentía, cuando Kara, la madre de Adam le pidió que la acompañara,