La vuelta hasta la casa de la manada fue como un paseo por el cielo para Sarah; no sabía lo que se había apoderado de ella en esa cascada, pero no se arrepentía de haber hecho el amor con Adam.Puede que como CEO fuera un arrogante e implacable hombre de negocios que no pasaba por alto ni el más mínimo de los errores; pero su faceta familiar era desconcertante. Era cariñoso con su madre, se preocupaba por ella, y sobre todo, cuando estaba a su lado, se sentía segura, protegida y querida, como no se había sentido en mucho tiempo.Adam caminaba de vuelta al camino, donde Beatriz los recogería durante su vuelta, y la llevaba agarrada de la mano, y aunque Sarah no era muy dada a esa clase de muestras de cariño, lo cierto es que la mano que agarraba la suya le resultaba agradable, su presión le gustaba, y sentía que su agarre le daba calma.El trayecto en el jeep, con Beatriz conduciendo a toda velocidad por el camino de tierra, y hablando sin parar, le resultó divertido. Ya no sentía celo
Adam entró en la habitación cuando Sarah dormía, y se sentó en la cama, con la intención de despertarla para bajar a cenar, luego olió su pelo, con ese aroma tan fresco, y no pudo por menos que acariciarlo, sintiendo su suavidad entre las manos; después comenzó la pesadilla de la muchacha. Le dio pena ver como se revolvía con inquietud, al principio muy suavemente; luego tan nerviosa que comenzó a preocuparse por ella. Sarah estaba temblando, mientras murmuraba palabras ininteligibles entre dientes. Al fin optó por tomarla entre sus brazos, y cuando despertó una extraña sensación de alegría lo recorrió al ver que ella se relajaba entre sus brazos. No sabía porqué sentía aquello, no lo había sentido nunca con ninguna otra mujer, y desde luego, no quería pensar en porqué su corazón se saltaba un latido cada vez que ella estaba cerca. Sarah se aferraba a su cuerpo, y lo que comenzó como un abrazo casto, se convirtió en algo más cuando Adam notó la firmeza de sus pechos, apretándose con
El repiqueteo de los nudillos en la puerta, sacó a Sarah de la nube en la que se encontraba aislada. El hecho de que Benedict hubiera golpeado su puerta en cuanto ellos hubieron acabado su encuentro amoroso, le hizo pensar que quizá el hombre los había oido, pero se sentía avergonzado de interrumpirlos en una situación tan íntima. Y la mera opción de que aquel ayudante de su padre, que Adam le había dicho que era la persona en la que el líder de una manada confiaba más en toda la comunidad, la mortificaba. Sarah se levantó tan rápido como pudo, y al ver que Adam estaba de espaldas a ella, vistiéndose a toda prisa, se deleitó contemplando su espalda fornida, su deseable trasero, torneado por las interminables sesiones de gimnasio, y sus impresionantes muslos. Sarah se alegró de que el hombre estuviera de espaldas, porque de otra forma no podría soportar la vergüenza, y corrió en dirección al baño, donde se aseó un poco, se lavó con agua fría la cara para borrar de su piel el rubor por
- Nosotros hemos llegado a las mismas conclusiones, el problema es que el cabecilla del grupo ha pedido cincuenta millones de dólares a cambio de reunirse con nuestra gente.La cara se le quedó rígida, Adam era un empresario de éxito, pero no podía permitirse pagar ese precio sin que su empresa sufriera las consecuencias; en el momento actual estaban inmersos en importantes estructuraciones, y eso sin contar el dinero que mensualmente se veía obligado a inyectar en la casa de la manada, tan sólo para que no se les viniera abajo.Adam hizo un cálculo rápido, y calculó que si no pagaban el bonus de verano a los directivos, podrían asumir el pago del dinero que el cabecilla del grupo rebelde exigía. Aunque más valía que tuviera a su hermano y a Brooke en su poblado, porque le iba a costar una buena discusión con la gente mas importante de su consejo directivo.- Yo asumiré el pago, aunque por supuesto, quiero garantías de que nos guiarán hasta ellos.- ¡Hijo mio! -Exclamó su madre.- Es m
Una vez acabó la reunión en la que quedaron en que saldrían en búsqueda de Miles y Brooke en cuanto hubieran confirmado que los aldeanos tenían información fiable sobre su estado de salud, Sarah se sentía agotada, y terriblemente decepcionada. Puede que hubiera sido una idiota por ofrecerse a acompañar a Adam en aquel viaje, pero ella no era tan ingénua como para creer que serían unas vacaciones, y si de algo estaba segura, es de que hasta ese maldito momento, su vida no había sido un camino de rosas; muy al contrario, se había encontrado con muchas dificultades que tuvo que sortear en cada momento: desde la enfermedad de su hermano, que había truncado muchos de los planes que ambos habían hecho durante sus años de adolescencia, hasta la falta de dinero, que incluso la había llevado a aceptar aquel disparatado contrato para acompañar a Adam a casa de sus padres, y fingirse su prometida.A pesar de lo indispuesta que se sentía, cuando Kara, la madre de Adam le pidió que la acompañara,
Sarah y él no necesitaron decir nada para darse cuenta de que ambos deseaban lo mismo. Sarah despertaba en él un deseo primitivo, que lo encendía, y lo instaba a tomarla con una necesidad y una urgencia que jamás había sentido con ninguna mujer. Y aún peor, era que ya notaba como su lobo gruñía en su interior, instándolo a tomarla.Adam la agarró por la nuca, y sin contemplaciones devoró su boca. Ella gimió cuando sus labios chocaron, pero no debió de importarle, porque Adam sintió como abría sus labios para dar acceso a la lengua del hombre que se abría camino por su boca.Se besaban frenéticamente, tanto que Adam ni siquiera notó como se completaba la transformación de sus brazos, hasta que se dio cuenta de ya era imparable, y antes de que pudiera darse cuenta, todo su cuerpo había pasado a ser el de un lobo. Sarah lo miró, y él observó su reacción, puede que la deseara, pero no la tomaría contra su voluntad. Pero muy al contrario de lo que Adam esperaba, Sarah se quitó la ropa len
La confirmación de que los aldeanos, y en especial el cabecilla de ellos tenían prisioneros a su hermano y a su compañera, les llegó al amanecer. Adam estaba profundamente dormido junto a Sarah, pero se despertó en cuanto escuchó unos débiles golpes en la puerta, salió y Benedict estaba al otro lado.- Parece que se está convirtiendo en una costumbre que me visites en mi cuarto, mientras duermo.- Adam no vendría si no tuviera información importante que notificarte, te aseguro que si piensas que te estoy espiando, o algo semejante, no es así; tengo claro desde ya varios días que tu mujer y tú sois una verdadera pareja, y te aseguro que por los sonidos que salen de este cuarto, toda la casa sabe que lo vuestro no es ninguna parodia.Adam se alegró de que Sarah estuviera dormida, porque estaba seguro de que si ella hubiera llegado a escuchar ese comentario, se hubiera muerto de vergüenza al imaginar que otras personas los habían escuchado hacer el amor; incluso el propio Adam sintió un
Sarah se despertó sobresaltada, y comprobó en el reloj de la mesilla que aún era temprano, por lo que no sabía el motivo por el que se había despertado, se giró con intención de ver a Adam, y comprobó rápidamente que no estaba en la cama, de hecho, cuando tocó su lado de la cama, se dio cuenta de que ya estaba frío, por lo que debía de hacer mucho rato que se había marchado.Se levantó,miró por la ventana, donde no consiguió ver nada relevante, el paisaje parecía el mismo que el resto de días, no se veía ninguna clase de movimiento inusual; e incluso chequeó si Adam le había dejado alguna nota, pero no había ninguna, y algo le decía que se había marchado en busca de su hermano; que aquella ausencia no era algo momentáneo, sino que iba a ser larga.Se puso unos pantalones de yoga gris claro, una camiseta amplia de color gris oscuro, y unas zapatillas deportivas muy blancas, y bajó a la cocina, donde se encontró a Kara desayunando.- ¡Que madrugadora, Sarah!- Bueno, es que cuando me he