- ¿Lobos? ¡Venga ya! Podrías haberte inventado algo más ocurrente.Sarah se echó a reír porque la afirmación de su jefe carecía de sentido. Suponía que iba a contarle que alguno de ellos había pasado por prisión, o algo que verdaderamente diera miedo, ¿pero decir que eran lobos? Lo miró aún riéndose, con lágrimas brotando de sus ojos por el esfuerzo realizado, y fue entonces cuando vio que él no se reía. Lo miró fijamente, y se dio cuenta de que parecía incluso enfadado por su respuesta, ¿acaso podía creerse verdaderamente lo que le había contado?- Cuando acabes de burlarte de mi, podemos seguir hablando.- Adam, siento haberte ofendido,pero es que tu afirmación… no sé como describirlo, es difícil de creer. - ¿Acaso te piensas que no sé lo que parece? Solo te pido que me escuches, porque necesitas estar preparada para cuando lleguemos. - Está bien, cuéntame tu historia.- Mi familia pertenece a una antigua dinastía de hombres lobo, que con el tiempo, fueron transmitiendo el secret
Desde que Adam le mostró su verdadera naturaleza a Sarah, ella se mostraba esquiva, y a pesar de que siguieron hablando sobre detalles de sus vidas que les permitieran fingir una relación delante de los padres de él, lo cierto es que Adam se dio cuenta de como intentaba alejarse de su lado; no fue nada grave, pero notó como se echaba hacia atrás en su butaca, como escondía las manos bajo sus piernas, e incluso como lo observaba como si de un animal peligroso se tratara. Él no le dijo nada, y trató de darle tiempo y espacio para que se habituara a su presencia, porque a fin de cuentas, entendía perfectamente que no debía de ser fácil descubrir que ahí fuera existe todo un mundo del que ella no tenía ni idea. Una vez aterrizaron en el pequeño aeródromo que la manada Lobingston utilizaba fundamentalmente para recibir cargamentos de bienes y para enviar sus exportaciones, subieron al coche que él había solicitado especialmente para la ocasión. Sarah seguía esquiva, lanzando miradas furti
Cuando Adam aparacó el coche en la puerta de la inmensa casa, Sarah se bajó como si estuviera hipnotizada. Aquella casa era una maravilla, no podía comprender como su acompañante de viaje no le había contado que había nacido, y se había criado en un lugar como aquel.Adam la agarró de la mano, y aunque la casa ejercía una influencia magnética sobre ella, se dio cuenta de que la calidez y suavidad de aquella mano masculina eran aún más atrayentes. Se dejó atrapar por su mano, que la cogía con la cantidad justa de presión y la obligaba a seguirlo en dirección al interior de la magnífica mansión.Ella se colocó a su lado, y aunque tenía claro en su cabeza que aquella situación era solo una interpretación, su cuerpo vibró de emoción al sentir la calidez que emanaba el cuerpo de Adam. Se sintió extraña, y deseó poder controlar su propio cuerpo traicionero, que nunca antes, en toda su vida, se había sentido de semejante modo en presencia de nadie. Observó el perfil tenso del hombre, y sinti
Adam se acomodó en el sofá, tras ponerse el pijama tan rápido como pudo; Sarah aún seguía en el baño, cambiándose para dormir, y él sintió la tensión en sus pantalones con solo pensar en ella.Nunca hubiera pensado que aquella ayudante de su empresa, que había accedido a embarcarse en aquel viaje con él por pura necesidad económica, podía albergar semejante fuego en su interior. Adam revivió de nuevo el beso que había unido sus bocas y sus almas en el salón, y sintió como la erección incrementaba su tamaño.Él sabía que aquello había comenzado como un simple modo de distraer a su padre, que los estaba acosando, e incluso había insultado a la pobre Sarah; pero después de aquello, cielos… Adam había querido hacerle el amor allí mismo, sin ser consciente de que se encontraban delante de su madre.Había perdido la noción de la realidad, y la había agarrado hasta presionarla contra su cuerpo duro, y ansioso; y lo que era más sorprendente, es que ella, lejos de asustarse, había respondido an
- Ni si quiero yo sé todos los detalles, Adam, en los últimos meses, tu hermano se mostraba esquivo con sus asuntos, no nos daba muchas explicaciones, y solo se dedicaba a viajar por ahí, con Brooke.- ¿De veras? Pero yo pensaba que estaba trabajando en la sucesión con mi padre, ya sabes, todo aquello que debería aprender antes de hacerse cargo de la manada.- Y así fue durante algunos años, él parecía contento, pero luego tu padre y él comenzaron a discutir, y siempre que intenté mediar entre ellos, me decían que me metiera en mis propios asuntos; Brooke también lo intentó, los vi discutir muchas veces, pero eso solo sirvió para enfriar su relación de pareja.- ¿Miles y Brooke tenían problemas de pareja?- Bueno, sigo siendo vuestra madre, y aunque creáis que sois mayores, y no me necesitáis, soy perfectamente capaz de ver cuando no estáis bien; y Miles casi nunca estaba bien, a veces los escuché discutir, pero nunca quise meterme en sus asuntos, no me pareció adecuado, teniendo en c
Sarah se despertó sobresaltada con los primeros rayos de luz de sol; era algo insólito que el sol bañara su rostro, porque en su pequeño piso apenas había luz natural, y por ese motivo el amanecer la cogió desprevenida. Se incrporó rápido, y se dio cuenta aún más rápido de donde se encontraba.Todos los eventos del día anterior pasaron como si de un flash se tratara, y se alarmó al recordar que la noche anterior, antes de dormir, Adam había cerrado las cortinas ¿cómo podía estar entrando entonces el sol en la habitación?- Buenos días, dormilona.- dijo el hombre desde atrás, ella se giró alarmada, aunque se dio cuenta de que no había motivo para asustarse, Adam y ella compartían habitación, así que era normal que él entrara allí sin pedir permiso. El problema para Sarah era que llevaba mucho tiempo viviendo sola, y que desde luego no acostumbraba a compartir su cuarto con hombres, por lo que la natural interacción de Adam le pareció rara.- Hola Adam, disculpa que me haya dormido, es
Adam llamó a la puerta de la habitación media hora más tarde, y la guió hasta el lugar en el que se encontraba la vigilante de la manada. Sarah no sabía como había esperado que fuera, pero desde luego no así.- Hola, soy Beatriz, pero puedes llamarme Bea, tú debes de ser Sarah.- Si soy yo.Sarah se subió en el asiento del copiloto, y no supo que más decir, Beatriz era una impresionante belleza de metro setenta de altura, curvas de vértigo, y una melena negra como el azabache que se descolgaba en ondas por su espalda. A su lado, Sarah se sintió poca cosa, y por algún motivo que no supo comprender, también celosa, pues desconocía la relación que unía a Adam con la chica, pero desde luego parecían muy amigos.Pocos minutos después, mientras Beatriz conducía a una velocidad poco recomendada para los caminos que estaban transitando, se dio cuenta de que esa mujer era mucho más simpática de lo que había anticipado, y se sintió mal por haberla perdido juzgado por su físico impresionante, y
Adam se había tumbado en la hierba un rato, y Sarah, que se había echado junto a él, estaba profundamente dormida, con la cabeza apoyada en su pecho. El lobo observó su pelo oscuro aún mojado cayendo por su espalda, los pechos que se apretaban contra su torso, y las pequeñas piernas que se enroscaban a su alrededor. Tuvo que contener un gemido de dolor cuando sintió como ella se movía, y su dulce cuerpo se frotaba contra el suyo; en ese momento, y a pesar de que hiciera pocos minutos que la había tomado en el agua, la hubiera hecho suya de nuevo sin dudarlo. Ella gimió en sueños, y él le acarició la cabeza, con la intención de tranquilizarla. Era una belleza, pero Adam se había acostado con muchas otras mujeres bellas, así que eso no explicaba el motivo por el que se sentía tan protector con ella. Cada vez que la veía, su lobo interior se apoderaba de su cuerpo, gruñéndole que la protegiera, que no dejara que nada le pasara, y esa era una sensación nueva para él. Movió un poco el br