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Capítulo Cinco.

En un bar en el centro de la ciudad. Cuatro apuestos hombres entraron a un bar de lujo pidieron un lugar para ellos

Los dirigieron a la zona vip y Agustín se sentó en un rincón mientras las otras tres personas pedían lo que querían para beber. Javier uno de sus mejores amigos, vio lo distante que estaba Agustín.

— Agustín ¿Qué tienes hermano? ¿Hay algo que te moleste? — preguntó el hombre, Agustín solo lo miro pero no dijo nada. Solo se quedó en silencio pensando en la situación en la que se encontraba.

Iván otro amigo también habló al ver la integración de la de los otros dos.

— Agustín amigo dinos ya que es lo que te pasa ¿Por qué estas tan angustiado? —

Rafael otro amigo se unió a la conversación.

— Si amigo ¿Qué es lo que pasa? Hoy estas muy distraído.

Agustín decidió contarle a sus amigos, pues ellos llevaban años de amistad y por lo regular conocían todo de cada uno,

Agustín suspiro y solto lo que quería decir.

— Bueno es algo complicado, yo me casaré en mes y medio — dijo sin emoción.

Las otras tres hombres lo vieron sorprendidos por la noticia.

—¿ Te casaras? ¿Te casaras con Lucía? — preguntó Javier y Agustín negó con la cabeza. Los tres hombre se vieron los unos a los otros.

— Si no es con Lucía ¿Entonces con quien te casaras? — preguntaron los tres al unísono.

— Ella se llama Anna, mi madre es la que planeo todo esto, me negué en un principio cuando mi padre me lo dijo, pero cuando el menciono que había sido mi madre la que planeo esto, solo lo acepte. Lo peor de todo es, que no sé aún, como tomará esto Lucía

(Lucía era la supuesta novia de Agustín) — respondió Agustín, pasando ambas manos por su cabeza.

—Hermano estas perdido, Lucía no se quedara con las manos cruzadas y te dejara ir tan fácilmente — Comentó Iván.

— ¿Por qué te vas a casar con alguien que no quieres? No entiendo, al menos que ella te guste — dijo Javier y Agustín suspiro.

— No es que yo quiera casarme, son mis padre y más mi madre, la que quiere que me case con ella, ya sabes como es mi madre así que ya no pude negarme después.

Pero lo que más me molesta es la actitud de esa mujer saben hace un rato me dejo hablando solo en el auto, ella se bajó y me dejó ahí. — dijo molesto solo de recordar.

— Pues así como eres creo que ya encontraste la orma de tu zapato. Creo que ya, me empieza a caer bien, ya me imagino tu cara cuando te dejo en el auto —  le dijo Rafael burlándose de él. Agustín lo miro con rabia.

—Esta perdida, le enseñare a respetarme, tiene que saber que aquí mando yo. — dijo seguro.

— Veremos, a ver quien puede más, si tú o ella aunque así como van las cosas, creo que será ella. — dijo Iván.

— Callate, nadie en mi vida me ha tratado como lo ha hecho ella, no me conoce aún y no sabe de lo que puedo ser capaz. — respondió mucho más molesto al ver que sus amigos sin conocerla ya la defendían.

— Vaya Agustín, creo que tu madre no se equivoco con ella, es lo que tu necesitas. Lucía es muy sumisa contigo hace lo que tú quieres, y tu nesesitas que alguien te dé una lección, para que asi aprendas, que no todos tienen que hacer lo que tu quieres. —Comentó Rafael

Esto hizo enfurecer a Agustín. Como era posible que apoyarán a una mujer que no conocían.

— Ya basta, están equivocados yo se lo que necesito en mi vida, y no es una niña caprichosa como ella. — dijo furioso.

Las otras tres personas se miraron y Javier trató de calmar las cosas.

— Amigo todavía no te casas, y ya te pones así, mejor conocela mas habla con ella y lleguen aun acuerdo, para que así puedan vivir en paz. — Agustín, sonrió con ironía

— Hablar con ella dices, no se puede hablar con esa mujer. — Contestó Agustín enojado

— ¿Qué fue lo que hablaron hace un rato? ¿Por qué te dejó ahí hablando sólo? — preguntó Iván

— Yo solo le pregunté, que es lo que se trae entre manos o que si estaba enamorada de mi y no encontró otra manera de atrapar me. — Javier, Iván y Rafael se rieron a carcajadas. 

— Y cómo querías que te respondiera, en realidad no sabes si a ella también la están obligando, así que pienso igual que Javier hablen para que lleguen a un acuerdo. — dijo Iván, sonando razonable para los otros dos, menos para Agustín.

— No, yo estoy seguro que hay otra cosa detrás de esto y ahora si me casaré con ella, para que vea que conmigo nadie juega. — Contesto Agustín

— Entonces, has lo que quieras Agustín — dijo Rafael, Agustín sólo lo vio y ya no dijo nada.

Siguieron con su noche, aunque Agustín seguía pensando en Anna, si bien en algo sus amigos tenían razón, él no la conocía todavía.

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