Las tres personas comían en total silencio, sólo se escucha a él sonido de los cubiertos, el silencio no era totalmente incómodo, pero aun así Agustín decidió romper el silencio. — Ya casi está todo listo, en donde Anna y yo viviremos, no quiero causar molestias así que me la llevaré a mi casa, espero y eso no le moleste. — dijo Agustín a su suegro y este sonrió. Estaba apuntó de contestarle cuando Anna lo interrumpió. — No, yo no quiero dejar solo a mi padre — contesto Anna, pero José ya no la dejó hablar.— Anna silencio, él va hacer tu marido y tiene el derecho de decidir donde van a vivir... —Padre pero... — ella intentó interrumpir de nuevo, pero fue silenciada por su padre. — Anna ¿Qué te he dicho siempre? — preguntó José y Anna, bajo la cabeza— Sí padre, entiendo. — respondió y guardo silencio. Agustín se dio cuenta de cuánto Anna obedecía a su padre, pero aún así él seguía teniendo sus dudas. En cierta manera no estaba tan equivocado habían muchas cosas tras de este mat
Uno de ellos se comunicó con Agustín, para decirle que Anna se les había escapado. Al escuchar, lo que estaba pasando Agustín se enojo. —¿Cómo es posible que una débil chica se les escape? Atrapenla y traiganla de inmediato, no me importa como lo consigan la quiero aquí ya. — dijo Agustín más que molesto, pues nunca se imagino que la chica haría tal cosa. — Si jefe, cómo usted ordené. — Contesto el hombre, Agustín terminó la llamada. Aquel hombre le dijo a sus hombres las órdenes de Agustín, de encontrar a Anna a como diera lugar y llevarla con él sin importar que. Apesar de haberlos perdido, ellos no tardaron mucho en encontarla, ella se defendió hasta donde pudo, pero aun asi lograron atraparla y llevarla ante Agustín apesar de sus protestas. Cuando Anna se dio cuenta ya estaba en la oficina de Agustín, se sorprendió al ver lo enorme que esta era, pero obvio no lo admitiria. Agustín no estaba solo, había otro hombre en el lugar, igual de apuesto que Agustín un poco más bajo d
Uno de ellos se comunicó con Agustín, para decirle que Anna se les había escapado. Al escuchar, lo que estaba pasando Agustín se enojo. —¿Cómo es posible que una débil chica se les escape? Atrapenla y traiganla de inmediato, no me importa como lo consigan la quiero aquí ya. — dijo Agustín más que molesto, pues nunca se imagino que la chica haría tal cosa. — Si jefe, cómo usted ordené. — Contesto el hombre, Agustín terminó la llamada. Aquel hombre le dijo a sus hombres las órdenes de Agustín, de encontrar a Anna a como diera lugar y llevarla con él sin importar que. Apesar de haberlos perdido, ellos no tardaron mucho en encontarla, ella se defendió hasta donde pudo, pero aun asi lograron atraparla y llevarla ante Agustín apesar de sus protestas. Cuando Anna se dio cuenta ya estaba en la oficina de Agustín, se sorprendió al ver lo enorme que esta era, pero obvio no lo admitiria. Agustín no estaba solo, había otro hombre en el lugar, igual de apuesto que Agustín un poco más bajo d
Mientras tanto Anna llego a casa, saludo a su nana y se fue a su habitación.María noto el cambio de humor de Anna, ella la conocía como la palma de su mano, al fin María la había criado desde pequeña. Ella fue tras Anna para platicar con ella.—¿Mi niña puedo pasar?— preguntó María, tocando la puerta de la habitación de Anna, que se encontraba abierta.— Adelante nana. — respondió la chica y María entro en la habitación.—¿Qué tienes mi niña? Últimamente no has sido la niña de siempre, ya no ríes cómo antes, ya no sales, has cambiado mucho. — dijo María. Anna suspiro antes de contestarle.— Qué te puedo decir nana, con todo esto no me dan ganas de nada. Saber que me voy a casar con un hombre que no conozco y que no amo, no me tiene nada bien, estamos en pleno siglo 21 y a mi padre parece no importarle y hacer conmigo lo que su voluntad dice ¿De verdad crees que con todo esto tengo ganas de salir? — pregunto ella, dejando a su nana muda.— Pero niña niña, lo vas a conocer, tendrán mu
— ¿Puedo saber por qué me lo dices hasta ahorita David? — preguntó molesto agustín. — Jefe perdoneme, pero ella y yo no, nos hemos visto desde hace muchos años, no se si ella aun me recuerde, es por eso que no vi la necesidad de comentarle ese hecho. — respondió David, ante la pregunta de su jefe. Agustín, de alguna cierta forma se sintió molesto, pues la chica estaba comiendo agusto con su amiga, y ahora se enteraba que su asistente tambien era amigo de Anna.Agustin salio de donde estaba y le dijo a su asistente que no lo siguiera. David no supo como reaccionar, pero hizo lo que su jefe le pidió. Las chicas terminaron de comer, y era hora de que Eva regresará a trabajar. — Anna tu y yo tenemos que hablar, tu padre no puede obligarte hacer esto, pero creo que tu también ya te has decidido así que creo que hablaremos de eso después. Tengo que regresar a la tienda ahora mismo. — dijo Eva levantándose y Anna hizo lo mismo. — Esta bien, hablaremos de lo que tu quieras, vamos te aco
La pequeña fiesta continuó hasta la anochecer. Agustín habló con su asistente para que los recogiera. David llegó rápido abrió la puerta para su jefe y su esposa, ninguna de las dos personas se veían felices. David los dirigía al conjunto de residencias Valle del Sol, sólo personas adineradas vivían en ese lugar. — Detén el auto, yo me quedaré aquí. Lleva a la Srta Anna e instalala en su habitación por favor. David detuvo el auto, y Agustín se bajó de el, Anna por su parte no dijo nada, solo lo vio quedarse ahí, y el auto siguió su camino. Pronto llegaron a la que sería su nueva casa y Anna se sorprendió al ver lo inmensa de esta. Se bajó del auto. David por fin se decidió a hablarle. — Srta Anna — Anna lo vio a los ojos, sentía que esa voz era conocida para ella pero no recordaba de dónde. — Srta Anna soy David Hernández soy el asistente personal del sr Agustín. — se presto David, con la espera da de que la chica lo reconociera. — ¿David Hernández? — preguntó Anna. Y David as
Anna no podía dormir se paso toda la noche dando vueltas en la cama. Era la primera noche lejos de casa a la cual sabía que no iba a regresar, al menos por no un tiempo, suspiro con pesar, pues a solo una noche, extrañaba a su nana y a su padre, aunque él causante de todo eso fuera ese último.Pronto llegó la mañana, pero Anna no salió de su habitación, se quedó en su cama abrazando sus rodillas esto era realmente difícil para ella. Escucho que tocaban la puerta, pero hizo caso omiso, no quería que nadie la viera, pues casi toda la noche la había pasado llorando. El sonido en la puerta se volvió a escuchar y después escucho la voz de una mujer. - Sra Anna, el desayuno ya está servido y el Sr Agustín la está esperando. - Anna escucho a la sirvienta decirle Sra Anna sintió, una extraña sensación. - Dile al Sr que no iré a desayunar, no tengo hambre. - respondió ella. - Esta bien Sra, disculpe por molestarla. - la sirvienta bajó y le dijo a su jefe que no bajaría Anna a comer. Y de al
Ambos hombres se quedaron callados por un buen rato, hasta que José volvió a romper el silencio. — Promete que pase lo que pase, no te separarás de ella. Solo te tendrá a ti, después de que yo ya no esté ella, se sentirá sola, al fin de cuentas ella todavía es joven y le costara trabajo entender porqué actúe de esta manera. — dijo José, solo que el silencio de Agustín lo puso nervioso. — No diga esas cosas por favor, usted estará con no nosotros por mucho, mucho tiempo, y no se preocupe por Anna, siempre estaré para ella. — respondió Agustín. José al escucharlo, respiro, ni siquiera se había dado cuenta que había dejado de hacerlo. — Gracias Agustín, yo sé que no me equivoque contigo, Anna y tu serán muy felices, de eso estoy muy seguro. Bueno ya no te quito mas tu tiempo me retiro. — dijo José, levantándose y estrechando la mano de su yerno. — Está bien y no se preocupe, todo estará bien, puede estar tranquilo. — José sonrió y salió de la oficina de su yerno. Agustín se quedó s