Me estaba ahogando. Sentí el agua dentro de mi nariz, y yo no sabía dónde me hallaba. Justo a tiempo un par de manos me sacaron de allí. _ Que ha ocurrido? Pregunté entre toses. _Has debido de quedarte dormida y te has hundido,_ dijo Fernando. Tosí violentamente y me agarré a él, como quien lo hace a una tabla de salvamento. Estaba desnuda y la camisa de Fernando se había hecho transparente por el contacto con el agua. Sin soltarme, se agachó y quitó el tapón de la bañera para que el agua se fuera. _ Gracias a Dios que estabas aquí! _ Casi no me atreví a entrar! _ He llamado a la puerta y, al ver que no me contestabas, he abierto!. _¡Sin duda me había dormido! Dije yo _. Un minuto más y..._ me estremecí. _ Salgamos de aquí! Me sacó del baño y me envolvió en una toalla. _Sara te ha enviado su ropa, dijo él_. Te la traeré!. Un momento después apareció con una bolsa que dejó en el suelo. Nada más abrirla supe que aquella no podía hacer la ropa de Sara, sino de su criada. Habí
Era muy difícil. ¿_ puedo apagar la luz? Pregunto él. _ Si, por supuesto! Dije yo. Se volvió, y durante un rato los dos nos quedamos en la oscuridad, escuchando nuestra respiración. Pero yo tenía un problema. Estaba acostumbrada a dormir desnuda y empezaba a sentir Un calor insoportable. En cuanto a los motivos los dejó en la imaginación. Al parecer a Fernando le sucedía lo mismo, porque unos minutos más tarde se levantó de la cama y se metió a la ducha y se tomó un baño frío. En el momento que oí correr la ducha me imaginé el agua estaba fría, una sonrisa sin par se dibujó en mi rostro y me quedé plácidamente dormida. Al despertar al día siguiente, me encontré su magnífico rostro a un centímetro del mío. Me incorporé y observé gustosa la estupenda vista de su rostro desnudo. Él abrió los ojos casi de inmediato. _¡Buenos días! ¿Dijo él_ sentó haberme quitado el pijama, yo...? _ Buenos días!, gritó una voz afilada, desde afuera del camarote. _ Oh, no, es Betty!, dije con desesp
El desayuno fue enviado en cubierta, bajo un tordo azul. Tuve la sensación de que tanto los pasajeros como la tripulación al completo estaban allí solo para vernos. Los últimos trataban de mostrarse indiferentes, pero los invitados ni siquiera se esforzaba en disimular su curiosidad. Wendy me había prestado unos elegantes pantalones verdes y una maravillosa Camisa de seda que me daba la prestancia adecuada para tan elegante entorno. Fernando me presento a todo el mundo, pero no me quedé con los nombres. Ya conocía a Wendy y a petter, así que me acerqué a ellos. Aquellos me sonrió y me hizo un pequeño gesto para qué me mirará a Sara. La joven desdeñada trataba de disimular su rabia, pero no podía, Betty, por su parte, se limitaba mantener la boca sellada. Yo sabía que aquello era, exactamente, lo que Fernando quería. Me presento a un hombre llamando Amber meng que estaba sentado con Sara con el brazo apoyado en el respaldo de la silla. La mirada nerviosamente. Creo que era de los
Me gustaba que el hombre,hizo llevar todas las compra al barco, con la excepción de un vestido. _ Esto es para ir a comer al Hotel París!. _ Dudo que tengamos mesa sin haber hecho la reserva!. _ La hice antes de desembarcar!. Debería haberlo imaginado así era Fernando Campeste Droberts. Comimos ante un maravilloso ventanal desde el que se divisaba todo Monte Carlo. Podía también ver el Gruñido del dragón Y aquel otro barco que tanto me desagradaba. _ Ahí sigue atracado el THE Ferreira! _ dije yo, no sin cierto disgusto. _ Olvídate de Esteban!. No voy a permitir que te haga nada!. Tenía razón. No debía preocuparme. Además, ¿a quién le importaba lo que no fuera aquella deliciosa carne que estábamos comiendo y el vino que la acompañaba? Él me miró fijamente ¿_ Por qué estás trabajando para Esteban? No creo que pague bien y, encima, el trato era pésimo. Deberías de estar desesperada?!. Suelo trabajar autónomamente para grandes almacenes haciendo demostraciones _ dije _ Me falló
Pronto, una deliciosa sonrisa se dibujó en el rostro de Fernando. _ Qué? _ pregunte yo curiosa ¿_ Te das cuenta de que hace menos de venti-cuatro horas que nos conocemos? _ Me parece mentira, pero tienes razón. Por cierto que estabas haciendo anoche en el casino!. _ Huía, necesitaba desesperadamente estar a solas. Así que me cambie de gemelos y me escape del barco. _ ¿Te cambiaste de gemelos? _ Si, y tú lo notaste, ¿recuerdas? Dijiste que las perlas se estaban pelando!. _ La verdad es que tenían un curioso aspecto.! Eran baratas y viejas!. _ Por eso me lo pongo. Eran de mi abuelo Jack. Decía que siempre que lo usaba le sucedió algo bueno. ¡Él fue quien fundo la empresa familiar! _ Creo el imperio campeste! _ exclamé. ¡_ No! No le iba nada de fundar un imperio. Le gustaba demasiado disfrutar de la vida y reírse!. Dijo con claro apego al hombre que describía. El gesto de cariño a su abuelo me una cierta empatía. Aquello no hizo sino despertar la sensación que había tenido casi
_ Jack siempre estaba de broma y era muy supersticiosos,- continuo diciendo Fernando _. Creía en los amuletos, tenía docena de ellos. Los más importantes eran los gemelos. Los llevaba puesto cuando se le declaraba la mujer más bella y hermosa, maravillosa del mundo.Aún estando convencido de que no tenía ninguna posibilidad. Como le dijo que sí pensó que le traía suerte. Sé que el acto de dármelo a mí fue muy significativo. Los dos sabíamos que mi padre jamás lo habría comprendido. ¿_ Y funcionan? _ Tanto a menudo que a veces me dan incluso miedo. Anoche fui al casino dos veces. La primera la llevaba puesto unos gemelos. _ ¿Oro macizo? _ ¡Por favor! _ dijo con sorna, fingiéndose ofendido. Fernando el ''' temible''''' no pierde el tiempo con baratijas. Eran de platino. Yo asentí, conocedora de la diferencia. _ Dos veces más caros!. Él asintió. _ Perdí todo mi dinero, que es lo que se espera que suceda en un casino. Luego regresé por segunda vez con los gemelos de mi abuelo Jack y
En ese instante apareció el camarero Y ambos nos quedamos en silencio. En cuanto el hombre dejó el suflé y el vino sobre la mesa, volvimos al tema. _Sí, asumo que la mayoría de las mujeres son cazas fortunas, es porque ese es el tipo con el que suelo relacionarme. Quizás alguna de ella lo sea, pero resulta difícil diferenciar las_ dio un sorbo de su copa de vino _. Así que es cierto que el misterio en que envuelve tu vida y tu pasado podrían darme motivos de sospecha. Si me dieras algunos detalles personales quizás no sospecharía de ti. _ Lo siento, pero no hablo de mi vida privada! Sus ojos se enternecieron y la expresión de ruego se hizo casi imposible de vencer. _ ¡No vas a sacarme información poniendo esa cara patética! ¿Oye?, se ve ridículo _ exclamé yo. _ Bueno, al menos lo he intentado. Pero está claro que puedes ver a través de mí. Eso es lo que más me gusta de ti. ¡Bueno, casi lo que más...! Dejó caer la frase final en espera de una respuesta que no le di y absolutamente
_ Creo que es fácil adivinarlo! Tú sabes en qué piensa cada mujer que te ves?! _ dije yo con doble sentido. _ Y tú no crees que es fácil adivinar. Acaso no sabe lo que piensa cada hombre que te ve?! _ dijo él también con doble sentido mirándome con una mirada traviesa. Por los miles y única casualidad del mundo. La imagen de su cuerpo desnudo cubierto por un leve sábado me vino en la mente. No sabía en lo que pensaba los hombres de mí, pero sabía demasiado en lo que yo estaba pensando justo en el momento. Él mirándome, yo que estoy perdida en el viento, o en el mundo donde sea que me encontré con mis imágenes en la mente. Soltó una carcajada. _ ¿Te das cuenta de que todo el mundo nos están mirando? Fernando. Deberías hablar un poco más bajo ¿te imaginan Lo que piensan? _ Que estoy loco por ti! ¡Su carcajada se hizo mucho más fuerte! _ No mejor yo digo que piensan, que yo soy tu querida y que me mantienes a tu lado a base de dinero! Soltó unas carcajadas mucho más fuerte _