”¿Desde cuándo nos estuviste siguiendo?”, pregunto, escuchando el sonido de sus pasos en el suelo.

Brax se detiene detrás de mí. “Lo suficiente”.

“Yo iba a matarla”.

“Y si lo hubieras hecho, podrías haber arruinado las cosas entre tú y Neah”.

Me giro para verlo. “Neah es más comprensiva de lo que te imaginas. Iba a matar a Eris por ella, por nosotros, por nuestra familia. Dejarla ir habría sido un error”.

“Todos sabemos eso”. Él se acerca a Eris, quien sigue tirada contra el árbol. Usando sus dedos, él le cierra con cuidado los ojos. “Pero Neah está embarazada y va a necesitarte. Y con esto, no tendrás que mentirle. Además, Neah ya sabe que haré lo que sea necesario para garantizar la seguridad de ella y sus bebés. Ese era el trato, ¿verdad?”.

“No iba a mentirle”.

“Está bien”, murmura él mientras sube a Eris en su hombro. “Déjame lidiar con esto. Tú regresa a la manada”.

Me tomo mi tiempo para volver con Neah. No estaba seguro de por qué Brax pensó que le mentiría a mi pareja.