Dane

Miro a mi pareja con una ceja levantada. No es la respuesta que esperaba. Desvío la mirada hacia Eris y suspiro al verla acurrucada, sollozando. Me recordaba a Raven y a cómo se había puesto tras el rechazo. La diferencia es que yo había sentido pena por mi hermana, mientras que no sentía nada por esta mujer.

Llevaba poco tiempo aquí y ya era una astilla en nuestro zapato.

Pego mis labios a la frente de Neah y le digo que regresaré dentro de un rato.

“Levántate”, le murmuro a Eris.

Ella no se mueve y sigue gimiendo de dolor, pero se había buscado esto. Damien nunca sería feliz con ella.

“¡Levántate!”, le digo con molestia y la levanto agarrándola del codo.

“¿A dónde me llevas?”.

“No hay lugar aquí para ti. Puedes irte, justo como querías”, le digo.

“¿En serio?”.

Asiento y la guío por el hospital. Nos cruzamos con Klaus, pero él no dice nada. Había hecho lo que había podido, pero no iba a funcionar. Sería demasiado arriesgado dejarla quedarse aquí, y ella tampoco lo reco